Ona Carbonell, una mujer sincronizada con el éxito

No se sabe a ciencia cierta si el 2015 ha sido el mejor año de Ona Carbonell en las piscinas, pero sí que ha sido uno de los más brillantes y la culminación, en cierta manera, de una trayectoria siempre al alza y brillante que ha llevado a esta barcelonesa de solo 25 años a ser un referente en el deporte español y mundial. En plena contienda para ganarse plaza para el principal objetivo de este 2016, los Juegos Olímpicos de Río, la sirena más rutilante de la natación sincronizada tampoco sabe contestar a esa cuestión de un 2015 más brillante que los demás, aunque sí valora como se merecen las dos medallas conquistadas en los Mundiales de Kazán (Rusia): plata en el ejercicio de solo técnico y bronce en solo libre.

"Sentimentalmente, el año 2013 fue muy importante para mí, ya que gané 7 medallas en los Mundiales de Barcelona, los de casa, y era la primera vez en que se ganaban 7 medallas en 7 pruebas distintas en unos campeonatos del mundo", explica esta excelente nadadora, embutida su fortaleza descomunal en un cuerpo aparentemente frágil de 1,74 metros de estatura por apenas 63 kilos de peso. "El año 2012 -prosigue- también fue muy especial por las dos medallas olímpicas que logramos en los Juegos de Londres... Pero sin duda el 2015 ha sido un gran año, en el que he ganado confianza. La capitanía de la selección me ha dado mucho y ha supuesto una presión agradable. Las cosas han salido bien, he trabajado mucho para lograr los resultados de Kazán y ha sido sin duda un gran año, aunque yo soy de las personas que piensan que lo mejor aún estar por llegar".

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Ona Carbonell, nacida en Barcelona (1990), hija de dos médicos, empezó a nadar a los 10 años en el Club Natació Kallipolis y un par de años después ya se integraba en el grupo de trabajo del Centre d'Alte Rendiment (CAR) de Sant Cugat. Ahí fue creciendo, en todos los sentidos, a la apacible sombra de Gemma Mengual (ahora de nuevo su compañera en dúo) y al lado de Andrea Fuentes, con quien compartió el éxito olímpico en Londres 2012. Poco a poco se ha convertido en la líder indiscutible del nuevo equipo surgido tras el terremoto originado por el despido de Anna Tarrés como seleccionadora a finales del 2012.

Pero, con Tarrés o con Esther Jaumà (la sucesora en la dirección técnica), Ona ha sido siempre la nadadora perseverante, trabajadora incansable y enamorada del agua, su elemento indisociable, que lo ha dado todo para encaramarse a la cima del mundo, entre la élite. Lo mismo que intentará en Río, Juegos que afronta con la ambición intacta pese a las 32 medallas en grandes campeonatos que ya atesora. "No vamos a ir a los Juegos a participar, sino a dejarnos la piel. Iremos a por todas, con la máxima ilusión, aspirando a lo más alto del podio, aunque debemos centrarnos en nosotras mismas y en las cosas que podemos controlar".

Sorprendida de verse entre los finalistas al Català de l'Any, Ona no puede obviar sin embargo los sentimientos que le despierta este hecho. "Es un honor, y ya no solo por las personas que figuran en esta lista, sino por el nombre del galardón y por las personalidades tan importantes que lo han ganado en los últimos años". Casi se emociona: "Siempre es bonito ver recompensado tu trabajo. El solo hecho de estar en esta lista y que se me reconozca el trabajo realizado ya es un paso enorme. No hay mejor motivación para continuar al 100% cara al futuro".

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