Grandes clásicos

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DAVID TORRAS
BARCELONA

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La Champions ha elegido a sus cuatro pretendientes y, como si quisiera hacerse valer y honrarse a sí misma, ha puesto en fila a cuatro de sus mejores conquistadores. Cuatro grandes, cuatro de los nombres que más la han perseguido y más la han conseguido. Cuatro clásicos; Barça, Madrid, Bayern de Múnich y Juventus. Nada menos que 21 títulos reunidos en lo más que unas semifinales podría ser una final a cuatro. Mañana, en Nyón, la suerte les emparejará, pero hasta entonces es tiempo de hacer cuentas e imaginar un rival para el Barça. No parece muy difícil elegir. Solo la Vechia Signora aparece despojada del ruido y los temores que acompañaría un clásico o el reencuentro con Guardiola.

Esta vez, no hubo prórroga. Por los pelos porque el Bernabéu vivió con el corazón encogido hasta el minuto 88. Esta vez, el héroe no fue una pieza mayor. La gloria se la llevó un invitado inesperado, una aparición obligada por las bajas de un futbolista invisible: Chicharito. El nombre que acabó coreando el estadio para desesperación de Cristiano. Suya fue la asistencia pero la gloria no le correspondió, aunque mientras el equipo felicitaba al mexicano, que acabó llorando, él pasó de largo y se felicitó a sí mismo.

El partido dejó malparado a Simeone, fiel a una doctrina, el cholismo, que ayer quedó en mal lugar. Cobarde y poco ambicioso, jugó a pasar el rato, como si ya tuviera la mirada puesta en la prórroga y los penaltis. Pero vivir al límite tiene riesgos, y Arda, uno de sus soldados, él mismo que lanzó la bota ante el Barça, acabó en la caseta antes de tiempo. Ahí, acabó de morir.

CONTRA 10

El Madrid y Ancelotti ganan aire y tiempo, pendientes de ir recuperando efectivos para seguirle peleando la Liga al Barça y plantarse en Berlín. Pero de fútbol va justo, lejos, muy lejos del que ofreció en diciembre y de la actuación azulgrana ante el PSG. Y de fuerzas, peor, condenado por el peaje de jugar siempre con los mismos, y que ayer le llevó incluso a colocar a Sergio Ramos en el centro del campo por delante de IllarraLucas Silva Khedira. Pero ahí no habrá debates sobre el estilo después de haberle marcado un gol en el minuto 178 de la eliminatoria al Atlético y contra 10.

La Juventus ha recuperado su buen nombre y, después de 12 años de ausencia en unas semifinales, reaparece en un competición que no gana desde 1996. Su vuelta, por más que pase por jugar el mejor fútbol del calcio, siguió el guión italiano de toda la vida. El Mónaco puso voluntad y ganas, pero con eso no basta para tumbar un oficio forjado en cientos de partidos como este.

EXPEDIENTE A GUARDIOLA

Así que hubo dos Champions. La que se jugó el martes en el Camp Nou y en el Allianz, y la de ayer. Solo tenían en común el nombre. Barça y Bayern marchan por delante, reforzados en el marcador y en el campo, con un fútbol muy por encima del resto. Los dos preferirían evitarse y encontrarse en la final. El sorteo dirá.

En Múnich, seguía la resaca, pero mientras toda Europa seguía impactada por esos tremendos 45 minutos, aquí al lado a unos cuantos no les sentó bien el resurgimiento de Guardiola. En Madrid, que llevaban días proclamando el fracaso de quien asaltó el Bernabéu unas cuantas veces, se escucharon voces doloridas, y duros reproches a Lopetegi después de haberle convertido en un héroe y futuro candidato a entrenar a un grande. Al Madrid, incluso. Ya no. Está condenado.

En medio de una doble gran jornada de fútbol, la UEFA dejó de lado el balón e hizo una de las suyas. Siempre tan sensible, capaz de prohibir minutos de silencio y homenajes por más grande que sea la tragedia, esta vez le echó el ojo a la camiseta que lució Guardiola para recordar y reivindicar al periodista Jorge López (#JusticiaparaTopo). El organismo europeo le ha abierto un expediente que probablemente acabará en una multa económica.

Berlín queda a dos pasos. Pero ahora al final en ese camino hay tres grandes amenazas.