España se instala en el drama

Después de solo dos partidos en Río, la selección ha pasado de una situación de optimismo, decidida a pelear por una medalla, a situarse a las puertas de la depresión. La derrota frente a Croacia en el debut fue una señal de alarma. La encajada este martes frente a Brasil en (65-66) deja al equipo de Scariolo en una situación dramática, sin margen de error, obligado a ganar los tres partidos que le restan (Nigeria, Lituania y Argentina) para no verse fuera.

“Tenemos menos margen de error, pero no hay ninguna razón para ser derrotistas, porque dependemos de nosotros para estar en cuartos y para no ser cuartos de grupo”, aseguró Scariolo, intentando lanzar un mensaje optimista. “Es verdad que estamos sin red, pero ya hemos vivido esto antes. Sin ir más lejos, en el 2012”, afirmó Rudy Fernández.

Nada le funcionó a España, que apareció como un equipo del montón, nada que ver con el campeón de Europa de hace unos meses en Francia, un equipo sin chispa y muy espeso en ataque (5 de 19 en triples, un 37% de dos). Peleó por agarrarse al partido en acciones individuales, pero la apuesta no le acabó de funcionar. Ni Gasol (13 puntos, 10 rebote, pero 5 de 12 en tiros libres) pudo ponerle remedio a una derrota más que merecida ante un Brasil, que sin cuajar un gran partido, si le puso físico y ganas, especialmente por parte del exazulgrana Marcelinho Huertas,

Lejos de recuperar sensaciones, la selección transitó por el primer tiempo por un particular vía crucis. Falta chispa y sobra espesura, especialmente cara a canasta. Hay jugadores que parecen lejos de su mejor forma y eso se acusa. El balón circuló lento y llegó con poca regularidad a Gasol, por lo que se ha visto en los dos partidos, la única alternativa de garantías y el porcentaje de tiro pesó como grilletes que en los pies de los jugadores.

PARCIALES EN CONTRA

Frente a una selección de Brasil que tampoco presentó argumentos convincentes, las selección deambuló y eso explica, mejor que nada, que el equipo de Ruben Magnano mantuviera el control de los primeros 20 minutos (31-34). Y el panorama no hizo más que empeorar en la reanudación con un parcial, en un visto y no visto, de 2-9 para los brasileños, que situó un alarmante 33-42 y obligó a Scariolo a parar el juego.

 Llevado a una situación de máxima presión, el equipo español no tuvo más remedio que ponerse el mono y pelear por cada balón como si fuera el último. Pero ese trabajo defensivo obligado, que devolvió el equilibrio (empate a 45), no sirvió para cambiar las malas sensaciones en ataque. Tampoco redujo los errores que permitieron a Brasil recuperar en un momento el control con un parcial de 0-8, y llevó  a la selección en una posición muy delicada, que aún se hizo más exigente con tres puntos de inicio de Lima, en una jugada de canasta y tiro libre adicional (45.56).

A partir de ese instante, el encuentro se convirtió en un carrera desesperada para evitar lo inevitable, que la selección no pudo cambiar, a pesar de sumar los triples que no le entraron antes, cuatro casi de forma consecutiva (dos de Llull, Rudy y Chacho Rodríguez) que colocaron de nuevo a España por delante (65-63). En esos instantes, todas las acciones penalizaron al equipo de Scariolo. Falló tiros libres: dos de Pau Gasol, con 65-64 a favor y solo 23 segundos, que fueron claves. Cedió un rebote vital bajo su aro: Marquinhos lo cogió y palmeó a falta de 5.5 segundos. Y ni siquiera aprovechó la última posesión para forzar el tiro final. Demasiados errores para no merecer la derrota.

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