El Atlético se mete en cuartos tras una tensa tanda de penaltis

Torres marcó el lanzamiento decisivo en una serie iniciada con un fallo de Raúl García

Los jugadores del Atlético celebran la clasificación, tras la tanda de penaltis, anoche, en el estadio Vicente Calderón.

Los jugadores del Atlético celebran la clasificación, tras la tanda de penaltis, anoche, en el estadio Vicente Calderón.

CARLOS F. MARCOTE / MADRID

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El alto voltaje anunciado para la ocasión en el Vicente Calderón alcanzó intensidad máxima en la lotería de una tanda de penaltis (3-2) a la que el Atlético tuvo que agarrarse para meterse en cuartos. Comenzó fallando Raúl García, paró Oblak el primero del Leverkusen y Torres, en su primera aparición en la Champions como rojiblanco en su casa, convirtió el definitivo después de que Mario marcara y Koke se topara con Leno y antes de que Kiessling mandara a la grada el que podía haber ampliado la tanda decisiva.

Así se resolvió una tensa eliminatoria tras un partido en el que Simeone tenía motivos para temer la presión del equipo alemán después de cómo se desarrolló el de ida. Optó por sacrificar a un  alicaído Gabi para dar entrada a Cani, que estrenaba titularidad después de su llegada en el mercado de invierno. El reajuste llevó a Koke al centro con Mario, lo que significaba una apuesta por el balón y por jugarlo preferentemente a ras de césped, lo que obviamente no estaba dispuesto a facilitar el Bayer, que tampoco salió a blindarse atrás, lo que hubiera supuesto traicionar la naturaleza de su juego.

RIESGOS / Embelesó el Atlético con el toque, pero le costó horrores bajar el balón al suelo para desplegarse y asistir con opciones a Mandzukic y Griezmann, los elegidos por el Cholo en el ataque colchonero. Y no solo eso, sino que el cuadro madrileño se complicó la vida con alguna que otra pérdida en situación de riesgo que abrieron las puertas al Bayer. En una de Koke Bellarabi anduvo cerca de sorprender a Moyà y en otra posterior, con error añadido de Miranda, a Son se le fue el control final.

El asunto se complicó aún más con la lesión de Moyà, que tuvo que dejar su sitio a Oblak. Sin que el portero esloveno hubiese entrado en acción, el Atlético encontró al fin la ocasión que no había sido capaz de fabricar con su idea inicial, que obviamente también pasaba por el aprovechamiento de las acciones a balón parado. Por ahí llegó y no la desaprovechó. Koke sacó una falta, el balón rechazado fue hacia Mario, que lo pegó con el alma y con la zurda, tocó en Toprak y superó a Leno (m. 27). Mandzukic se durmió poco después y se dejó arrebatar la pelota por Spahic cuando se plantaba solo ante el portero alemán.

GUARDIOLA, EN EL PALCO / Unas cuantas asociaciones entre el turco y Griezmann estuvieron cerca de ampliar la ventaja del Atlético, que salió mejor en el segundo tiempo que su rival, bastante más precavido y a la espera de una contra letal que no se le presentó ni en la prórroga, en la que los rojiblancos también pusieron algo más de empeño para evitar los penaltis, aunque sin convicción. Pep Guardiola tomó nota en el palco.