IMPACTO DE UNA INFRAESTRUCTURA

Sant Andreu y Bon Pastor ponen fin a 8 años de incomunicación

Vecinos de Sant Andreu y el Bon Pastor en la pasarela sobre las obras paradas de cobertura de las vías, ayer.

Vecinos de Sant Andreu y el Bon Pastor en la pasarela sobre las obras paradas de cobertura de las vías, ayer.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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Es una obra pequeña y provisional, cabría decir que un paño caliente en el gigantesco proyecto del corredor ferroviario La Sagrera-Sant Andreu convertido con el tiempo en una herida abierta y una trinchera de 3,8 kilómetros. Pero su utilidad e importancia estratégica es enorme para miles de vecinos que desde hace ocho años deben dar rodeos de hasta un kilómetro a causa de los trabajos, ahora paralizados, del cubrimiento de las vías del AVE y de Rodalies.

Se trata de la pasarela peatonal de 150 metros que con dos atrevidos tramos aéreos, más un tercero sobre el hormigón de la parte terminada del cajón, salva el ancho paso ferroviario. Ayer entró oficialmente en servicio para unir la calle de Joan Comorera, en el barrio de Sant Andreu, y la de Sao Paulo, en el Bon Pastor, donde está la escuela de La Maquinista y el centro comercial de este nombre.

La ventaja de tener este paso de tres metros de ancho es tal que en pleno estreno y con un flujo sostenido de viandantes, no faltó el vecino que inquirió a las autoridades: "¿Por què no lo han hecho más ancho? Pronto se va a quedar pequeño". Niños, numerosos ancianos, alguno en silla de ruedas, mujeres con cochecitos de bebé o parejas con bolsas de la compra optaban ayer a mediodía por este recorrido de solo dos minutos. Ahorraban así los 12 que suponía hasta ahora pasar o por el puente de la calle del Palomar, al norte, o por el de la calle de Sant Adrià, al sur. Entre uno y otro, 900 metros infranqueables. La pasarela equidista de ambos y baja la distancia a la mitad.

"Esto será un río de vida, ya se ve. No se entiende porqué no se ha hecho antes", comentaba otro de esos primeros usuarios. La teniente de alcalde de Urbanismo, la ecosocialista Janet Sanz, afirmaba a poca distancia que "por fin se garantiza el derecho básico a la movilidad" en un sector castigado durante años. A su lado, la concejala de Sant Andreu y también teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, declaraba que este era un "ejemplo de los costes sociales, en la gente y su vida cotidiana, y económicos que tienen los retrasos en las obras".

Exigencia a Fomento

Sanz añadió que el ayuntamiento trabajará, mientras se ejecute en los próximos años todo el proyecto de La Sagrera, para que se puedan ir realizando obras parciales, incluso a cargo del ayuntamiento, que "cosan el territorio y recuperen muchos espacios" largo tiempo ocupados.

La responsable de Urbanismo aseguró que el ayuntamiento será "absolutamente exigente" en el cumplimiento de los compromisos manifestados por la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la entrevista de hace unos días con la alcaldesa Ada Colau y ella misma. "Sabemos que antes ya se habían dado plazos. Ahora vamos a esperar a final de este mes y a octubre para ver si se cumplen los primeros anuncios de reactivación de los trabajos".

El proyecto

La reivindicación de los vecinos para construir esta pasarela provisional la asumió el anterior gobierno de Xavier Trias, que encargó el proyecto, y su ejecución por algo más de medio millón de euros, al consorcio Barcelona Sagrera Alta Velocidad. Pero han sido los nuevos gestores de Barcelona en Comú que descabalgaron a CDC del ayuntamiento quienes han estrenado la obra, en uno de los primeros actos de este tipo que protagoniza el equipo de Colau. Representantes de hasta siete asociaciones de vecinos y otras entidades participaron en el estreno de la pasarela.

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