FESTIVOS CON APERTURA AUTORIZADA

Otro pinchazo en domingo abierto

Portal de l'Àngel, una de las pocas calles que tuvo afluencia de visitantes.

Portal de l'Àngel, una de las pocas calles que tuvo afluencia de visitantes. / periodico

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Este domingo era uno de esos días en los que un/a comprador/a compulsivo/a podía cumplir el sueño de tener una tienda entera para sí con la moda de la temporada de otoño-invierno recién salida de las bolsas, pero era difícil pensar que a los propietarios el volumen de negocio facturado les compensara. Y es que el primer festivo que los comercios de zonas turísticas podían abrir tras el verano ha pasado tan desapercibido que en locales donde el sábado anterior no daban abasto, a la misma hora del domingo no había nadie.

“Si lo llego a saber, vengo hoy”, afirmaba Consuelo, vecina de Barcelona, en El Corte Inglés Catalunya, adonde acudía por segundo día consecutivo y donde, a las 4 de la tarde en la planta baja, había casi más dependientes que clientes. “A los comerciantes no les compensa abrir, porque los barceloneses no tienen interiorizado que las tiendas abren en domingo, más allá de Navidad y el inicio de las rebajas. Y claro, no van”, afirman en Barcelona Comerç, que agrupa a los principales ejes comerciales de la ciudad y que consideró la jornada de “nula incidencia” porque a los comerciantes “no les sale a cuenta”.

Apenas Portal de l’Àngel y Pelai se salvaron de la quema. Ni siquiera paseo de Gràcia, Born o Rambla Catalunya cubrieron el expediente y el pequeño comercio, o las tiendas más tradicionales, como Furest, Bel, La Casa del Libro o Rabat, ni abrieron. Las grandes enseñas -Zara, Mango, H&M, Benetton o El Corte Inglés- trabajaron pero con bastante menos afluencia de visitantes que un día laborable por la mañana.

TIENDAS DE LUJO ABIERTAS

Y se dio la paradoja que en cadenas de moda de tamaño medio como Bimba&Lola o Promod tenían abierto en la zona más céntrica y en otra igualmente autorizada, como Rambla Catalunya o paseo de Gràcia, no. “No sale a cuenta, no hay nadie”, aseguraban varias dependientas. La meteorología tampoco acompañó. Las nubes y un intenso bochorno no invitaban a pensar en abrigos y jerseys de lana, aunque no apareció la lluvia que arruinó los festivos abiertos el pasado mayo. 

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Aunque siempre queda el típico visitante que se encuenta la persiana abierta y aprovecha el día. “No hemos venido para ir de compras, pero, bueno, hemos entrado para ver la moda”, explicaban Aurora y Teresa, en paseo de Gràcia, donde hasta el Bulevard Rosa estaba cerrado. Tan solo las tiendas de lujo, y no todas, habían abierto la persiana, buscando atraer al turista de cruceros. Pero tampoco se veían muchas bolsas, excepto entre las turistas jóvenes chinas, que se lanzaban ante los escaparates de Gucci, Prada o Chanel con los móviles en la mano. Aghajan y sus amigas, de mediana edad y procedentes de Alemania, comentaban ante la Casa Batlló que ellas preferían ver Gaudí.

PASARELA EN EL ZARA

La poca afluencia permitía ver escenas tan curiosas como que unas turistas holandesas convirtiesen el Zara de Pelai en una pasarela con ‘shooting’ fotográfico incluido gracias al espacio vacío. “En Holanda están las tiendas abiertas el domingo. No sabíamos que aquí no”, explicaba Sharmaine junto a sus compañeras.

“Comparado con un sábado, no hay nadie. A mí me gusta porque así puedo atender bien a los clientes, pero hay muy poca actividad”, señalaba Juan, dependiente en una cadena de Portal de l’Àngel. “Claro que hoy todavía ha ido mejor que el último festivo abierto en mayo. Ese sí que fue triste”. El próximo domingo, nueva oportunidad.