LA INCÓGNITA DEL FUTURO DEL VALIOSO FONDO DEL ORFEÓ

Las joyas ocultas del Palau

LA BIBLIOTECA 3 Arriba, la sala circular de la Biblioteca del Palau de la Música Catalana. Abajo, a la izquierda, Montserrat Bergadà y Lluís Millet. A la derecha, el ejemplar del 'Manuscrito 1', un códice medieval del siglo XIII.

LA BIBLIOTECA 3 Arriba, la sala circular de la Biblioteca del Palau de la Música Catalana. Abajo, a la izquierda, Montserrat Bergadà y Lluís Millet. A la derecha, el ejemplar del 'Manuscrito 1', un códice medieval del siglo XIII.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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La luminosa aula circular de la Biblioteca del Palau de la Música Catalana, situada en la quinta planta del edificio anexo, se ha quedado pequeña para albergar los códices, las partituras originales de Albéniz, Déodat de Séverac y de Granados, los manuscritos polifónicos medievales y renacentistas, la carta de Erik Satie a Antoni Nicolau escrita en 1986, las melodías gregorianas procedentes del monasterio de Sant Joan de les Abadesses y un fondo de más de 60.000 libros y pergaminos de valor incalculable.

La biblioteca necesita más aire y espacio, pero su situación aún no es dramática si se compara con la del archivo del Orfeó Català. Las cajas malviven apiladas en dos almacenes cercanos al Palau sin las mínimas medidas para su conservación.«Hay papeles llenos de hongos por la humedad, que se deben digitalizar urgentemente porque están en estado tan deplorable que ni se pueden restaurar. ¡Hasta han sufrido inundaciones!», asegura Joaquim Borràs, archivero jefe del Ayuntamiento de Barcelona que forma parte de la junta directiva de la candidatura de Mariona Carulla a la presidencia del Palau.

Sus propuestas son catalogar todo el fondo y digitalizarlo, y que la biblioteca y el archivo ocupen en parte de los terrenos del controvertido hotel impulsado por Fèlix Millet. Ambos objetivos son claves en el programa de Carulla.

Enric Enrech, su único contrincante en las primeras elecciones democráticas, considera que no es el momento oportuno para hablar del hotel.«Hemos de saber qué dicen los jueces y los técnicos, aunque no es mala idea mantener el hotel con salas dedicadas a la escuela coral». Pero no es partidario de que la biblioteca salga del Palau.«Se perdería su encanto», señala.

Joaquim Borràs, en sus inicios profesionales, trabajó en el archivo del Orfeó.«Fèlix Millet nunca cuidó de la biblioteca, que solo utilizaba para enseñarla a las visitas». Entre los tesoros que dormitan en los estantes, Borràs detaca el manuscrito 7, que anuncia el fin del mundo.«Es El cant de la Sibil·la, datada en 1583. Hay tres, pero es el único polifónico y en latín».

Las partituras más solicitadas son El cant de la senyera y Els segadors.«Guardamos 120 años de repertorio», informan la bibliotecaria Laura Espert y Montserrat Bergadà, responsable de la biblioteca, que custodian junto al musicólogo Lluís Millet. Ellas atienden las solicitudes de universidades, como la Sorbona y Oxford, que suman una media de 50 usuarios que, previa cita, acceden cada mes al fondo bibliográfico. Bergadà protege los pergaminos cogiéndolos con guantes blancos para incorporar sus datos en el catálogo del patrimonio bibliográfico de Catalunya. Entre esas joyas, ella adora los cuadernos de Las ensaladas de Mateu Fletxa, editadas en Praga en 1583, y los raros ejemplares del repertorio para guitarra del siglo XIX, con piezas de Ferran Sor, de Josep Ferrer y de Jaume Bosch.