El análisis táctico del Juventus-Barça: una operación de columna vertebral

La nueva remodelación en el eje central del equipo deja al Barça inerme e incapacitado

Buffon e Higuain se abrazan por el triunfo mientras Iniesta abandona el campo cabizbajo

Buffon e Higuain se abrazan por el triunfo mientras Iniesta abandona el campo cabizbajo / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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LUIS ENRIQUE DIBUJA (Y BORRA) EL ROMBO

El valor de Busquets quedó de relieve otra vez. Jugaron dos futbolistas en su posición. Uno detrás de otro, sin que ninguno le hiciera olvidar. Mascherano fue el primer elegido por Luis Enrique, que había usado más a André Gomes en esa posición (cinco veces). Pero el técnico prefirió al 'Jefecito', que ocupó el puesto en dos ocasiones señaladas (y positivas): ante la Real Sociedad (5-2) y en el Calderón ante el Atlético (1-2).

El entrenador intervino más allá de reemplazar una pieza por otra. Puso a Rakitic por delante, de mediapunta, recuperando el rombo del dibujo original en el viejo 3-4-3 de Cruyff, lo que supuso el desplazamiento de Messi hacia el costado derecho. A ejercer de extremo, como antes, con Sergi Roberto por detrás. Encerrado entre Sandro y la línea de banda.

El equipo no supo adaptarse a tanto cambio y el 2 -0 del descanso obligó a un nuevo cambio a Luis Enrique. De piezas y de dibujo. Volvió al 4-3-3. Mascherano se retrasó a la defensa, igual que Sergi Roberto (al lateral) y Rakitic (de nuevo interior). Messi se fue hacia al centro, pero allí le esperaban los 10 jugadores de campo juventinos.

LA JUVENTUS MIRA LOS PASES DEL BARÇA

Los 14 remates concedidos a la Juventus parecen muchos. Y deberían ser considerados como muchos. Pero no es la primera vez que al Barça le someten a semejante bombardeo. Viene de lejos. Celta, Sevilla, Real Sociedad, Real Madrid, Eibar, PSG y Deportivo igualaron, cuando no superaron, los registros del campeón de Italia.

El funcionamiento defensivo azulgrana, uno de los pilares de las anteriores temporadas pese a la relevancia del tridente, deja mucho que desear. Luis Enrique no ha encontrado soluciones con todos los retoques de dibujo y de futbolistas que realiza partido tras partido.

Al equipo le cuesta ir acompasado en todas las líneas. Desafinado, va a golpe de inspiraciones individuales, normalmente Messi. Sabe tener el balón y no sabe cómo manejarlo, en unas posesiones inútiles. La Juventus se lo cedió gustoso  porque lo que quería de verdad era dominar el marcador. Lo logró muy pronto. Con el 2-0 se recostó, disfrutando de un premio mayor del que soñaba, evitando riesgos –solo un despiste de Alves– se aposentó atrás para mirar, también, los pases del Barça.

UN SONROJANTE 7-0 EN DOS SALIDAS

El tridente se quedó a cero otra vez. En la segunda salida consecutiva por Europa, lo que erosiona su imagen más allá de lo que digan los números. El Barça encajó un 4-0 en París y un 3-0 en Turín. El 7-0 señala a la defensa con su vulnerabilidad, pero también señala a la delantera y su inoperancia, donde solo Messi mostró algún detalle.

El equipo había recibido otro aviso más reciente, en Málaga, de que había algo que no chutaba. También fue desoído. Dos tiros de Iniesta, dos de Suárez y las faltas de Messi fueron todo el arsenal en el que se refugió el Barça, que rezaba por un gol que alimentara sus esperanzas. Lo que no consiguió en París. Neymar, que solo jugará la vuelta en dos semanas, por su sanción en la Liga, solo remató una vez y fuera. El otro intento fue de Mascherano. Demasiado poco para ir por Europa.

Ni una noticia de los demás. Ni los que estuvieron en el campo ni del banquillo. Luis Enrique tampoco pensó en Alcácer para explorar la  mejoría del valenciano, con tres goles en las últimas cinco apariciones. Inmóvil, inerme se quedó Luis Enrique ante lo que vio.