MUNDIAL DE QATAR

Los marroquís de Barcelona lloran la eliminación de su selección

Unos pocos aficionados se juntan en las Ramblas tras el partido ante Francia para compartir la decepción del sueño arrebatado

Seguidores marroquís decepcionados en un restaurante del Raval de Barcelona al finalizar el partido

Seguidores marroquís decepcionados en un restaurante del Raval de Barcelona al finalizar el partido / FERRAN NADEU

Irati Vidal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“No llores, lo que han hecho es historia”. En el Mundial en el que Marruecos ha convertido a las madres de los futbolistas en iconos de fuerza, heroicidad y bondad, es una progenitora la que intenta consolar a sus hijos ante el televisor. Han vivido las semifinales de la cita mundialista en un bar del Raval envueltos con la bandera de Marruecos. Y lo terminan igual, agarrados a ella e intentando olvidar que Theo Hernández, Mbappé y Muani les acaban de arrebatar el sueño. Ellos no lo entienden, porque se vieron con opciones durante el partido. Su madre, sí. Y es ella, la que intenta hacerles ver que lo rutinario no suele ser el éxito. Al menos no para ellos. Al menos no hasta ahora.

Porque jamás una selección africana había alcanzado las semifinales de una Copa del Mundo. De ahí a la euforia que había desatada entre la parroquia marroquí. Y, quizás, de ahí a la reacción agridulce de una derrota que podrían haber esperado, pero no lo hicieron. "¿Cómo íbamos a creer que perderíamos ante Francia si logramos frenar a Croacia, Bélgica y España?”, se pregunta Haidar, al que la confianza ciega en Los Leones del Atlas le trajo de Reus a Barcelona para disfrutar del partido y poder vivir la alegría de una victoria en Canaletas. No pudo ser. Aunque el episodio dejó otra imagen para la historia.

Resumen, goles y highlights del Francia 2 - 0 Marruecos de la semifinal del Mundial de Qatar

MEDIAPRO

La imagen de toda una comunidad unida. La de toda una familia que se había acostumbrado a despertarse con nervios para acabar celebrando en el anochecer. “Contento he estado muchas veces, pero lo de este mes es inexplicable”, se escucha en uno de los varios grupos de amigos que se han formado en la calle tras el partido. Siguen con las banderas al cuello, la marroquí y la palestina. Y parecen consolarse recordando todo lo sucedido. 

Sentirse invencibles

La victoria ante Bélgica que les enseñó el camino. Los penaltis ante España. El gol de Youssef En-Nesyri ante Portugal. En definitiva, la ilusión que les ha hecho sentir invencibles. Y así es como a medida que pasan los minutos se van dando cuenta de que las lágrimas carecen de sentido. Que semejante tormenta emocional no debería enmarañar lo que han vivido. “Es difícil asimilarlo ahora pero lo que ha sucedido en este Mundial no lo olvidaremos nunca. La selección ha sido capaz de unir a todos los marroquís. A los que viven en Marruecos y a los que vivimos aquí en Europa. Y eso no tiene precio”, nos explica Tounarouze, que ha ido aprendido los nombres de los futbolistas de su selección a lo largo del torneo.

Porque al final de eso se trata del fútbol, de unir con el balón lo que separan muchas otras cosas. Incluso de reconstruir ilusiones perdidas. Por eso, hasta los que renegaban del fútbol han acabado disfrutando de las hazañas del combinado dirigido por Regragui, pues verlos a ellos les ha enseñado que todo es posible. Y por eso, aunque la fiesta haya terminado entre lágrimas, todavía hay quien se escapa hasta Las Ramblas para celebrar que llegaron hasta aquí, que el relato estaba escrito antes de la derrota. Gritan “Viva Marruecos”. Y tienen tiempo para otro: “Eoooo, mabrouk 3lina, hadi al bidaya, mazal mazal’ (eooo, felicidades, esto es el principio, aun queda más)”, que deja entender que tras este Mundial ya no hay marcha atrás. Volverán. 

Suscríbete para seguir leyendo