EL DEBUT MÁS ESPERADO EN MOTOGP
Àlex Márquez: "No pienso mirar quien hay al lado mio"
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Emilio Pérez de Rozas
“Cuando lo he visto salir a las 11 de la mañana, con la pista fría, con solo dos pilotos rodando, he pensado ¡míralo, ahí está, puro coraje, valiente, un Márquez! Y, sí, claro, a las siete vueltas se ha caído. Pero me ha gustado verle tan valiente el primer día”.
Marc Márquez no cesa de elogiar a su hermano y reconocer que muchos otros pilotos no han querido, en los últimos dos años, pese a recibir la misma oferta que Àlex, fichar por el equipo Repsol Honda y aceptar el reto de ser su compañero de boxe. “Y eso es lo que más me gusta de Àlex, que, en cuanto ha tenido la oportunidad, la ha cogido con fuerza, ilusión, coraje y determinación. Yo no he intervenido en nada. Ni apretando a Honda ni calentado a Àlex. Es su carrera. Yo, si puedo, le ayudaré, pero es su camino y él sabe bien que su primer adversario soy yo. Yo solo sé que, desde ahora, mi compañero de boxe es el campeón de Moto2 y, mira, resulta que es mi hermano Àlex”.
Lo mucho que frena la Honda
Àlex, en efecto, estaba impactado por el recibimiento que le ha dado MotoGP, la pista, la poderosa Honda RC213V y, sobre todo, el tortazo que se ha dado a los 11 minutos de estrenarse como ‘magnífico’ o aspirante a ello. “Ha sido la típica caía de novato en Valencia. Iba a ser, seguro, en la curva 4 o en la 10, y ha sido en la 10. Suerte que la he visto llegar. Pero, a continuación, he ido ganando confianza, he ido sintiéndome cómodo, notando la tremenda potencia del motor, el gran agarre de los neumáticos y, sobre todo, lo mucho y bien que frenan los discos de carbono. Y, sí, he ido mejorando, aunque me queda un mundo por delante”.
Marc y Àlex han coincidido en muchas cosas. Bueno, en todo. Primero, son tremendamente felices de compartir equipo, hacer el camino juntos (pero separados), confeccionar un equipo histórico, único y, sobre todo, separar lo familiar de lo profesional, la vida en casa y la vida en el circuito y, por supuesto, sus objetivos inmediatos: seguir ganando en el caso de Marc, aprender, crecer, mejorar, avanzar, rebajar el crono en el caso de Àlex.
"Ya ha cometido su error de novato. Se ha caído, ahora sabrá lo mucho que tendrá que caerse para llevar la Honda al límite"
“Se lo dije cuando el lunes me dijo que iba a aceptar el reto de venir a Honda. Le dije que debería soportar mucha presión, pero está acostumbrado. Aquí nadie regala nada. Y también le dije, de ahí que no se haya llevado ninguna sorpresa al caerse, que viviría la experiencia de caerse muchas veces hasta conocer los límites de la Honda”, relata Marc. “Es por eso que no pienso volverle loco dándole información y consejos, no. Debe vivir esa experiencia solo. Y tiene a Emilio (Alzamora, su manager) y al estupendo Alberto (Puig, director deportivo de Honda) para ayudarle. Yo, a lo sumo, le diré cuatro cosas en casa, no más”.
Aprender de todos
Àlex, que no dudó ni dos segundos, ni uno, en decirle que sí a Puig (“nunca sabes cuándo volverá a aparecer una posibilidad así y no me importa que sea con solo un año de contrato”), también coincide con Marc en que “para mí no es mi hermano quien está al otro lado del boxe, no pienso ni siquiera fijarme en quien tengo en el otro lado del boxe, pues no solo he de aprender de Marc, también he de aprender de Crutchlow y Nakagami, los otros dos pilotos oficiales de Honda”.
Àlex, ayer, acabó el último, pero es verdad que, a lo largo de las 53 vueltas que dio, fue mejorando, y mucho. “MotoGP lleva su tiempo, hay que conocer los trucos y, sobre todo, no solo se trata de pilotar sino de dar buena información a tu equipo y, en ese sentido, tengo el mejor conjunto humano y técnico. No puedo estar en mejor sitio. Insisto soy muy optimista, soy muy positivo y si he aceptado el reto es porque creo que sabré afrontar todas las dificultades que tiene con la ayuda del equipo, de Emilio, de Alberto y, sí, claro, de Marc, pero hasta poder hablar con mi hermano de cosas técnicas, pilotaje y demás tengo que hacer muchos, muchos, kilómetros”.
Marc lo contó muy claro: “Seguiremos entrenándonos juntos, en moto, en la pista de tierra, en cross, en el gimnasio, viviendo en Cervera, viajando juntos pero, al llegar al circuito, él en su boxe, con su equipo, en su camión y yo, en el mío, con Santi (Hernández, su ingeniero) y mis chicos. Mira, son las 19.30 horas de su primer día de trabajo juntos, y aún no hemos cruzado palabra. Así será nuestra vida”.
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