La nutria regresa al río Segura, pero ahora el peligro son los atropellos

La notable mejora de la calidad de las aguas en los ríos españoles durante los últimos tres decenios como consecuencia de la generalización de las depuradoras ha permitido un rápido crecimiento de las poblaciones de la nutria europea (Lutra lutra), el único mamífero semiacuático del continente, que llegó a estar al borde de la extinción en la Península Ibérica en los años 70, del pasado siglo, por culpa de la contaminación de los cursos fluviales y la proliferación de canalizaciones, embalses y obras hidráulicas.

Como suele suceder, no hay mal que por bien no venga, y otra de las razones que han contribuido a la resurrección de la nutria, que ya está presente en el 60% de las cuencas fluviales españolas, ha sido la abundancia de especies invasoras como algunos peces introducidos para la pesca deportiva –como la carpa o la trucha arcoiris– o el cangrejo rojo americano, que le sirven de alimento, en sustitución de las escasas especies similares autóctonas, con lo que el mustélido contribuye al control de sus poblaciones.

En el cantábrico es donde más rápidamente se está recuperando esta especie, pero también lo está haciendo en la vertiente mediterránea. En el río Segura, por ejemplo, se están volviendo a ver nutrias, lo que certifica la progresiva recuperación de sus aguas. Sin embargo, ahora la amenaza se sitúa fuera del agua: en las carreteras y autopistas vecinas.

Ecologistas en Acción ha solicitado la creación de un corredor ecológico entre el río Segura y el paraje natural de Coto Cuadros (Región de Murcia) para evitar atropellos a ejemplares de nutria en esta zona, según informaron fuentes de la organización en un comunicado.

Y es que hace pocos días fue atropellada una nutria adulta en la vía de incorporación a la A-30 en sentido Madrid desde el polígono de La Estrella a su paso por la rambla de Cañada de Morcillo, que conecta con el Salar Gordo. No es el primer caso, porque en 2017 se encontró otro ejemplar atropellado en la carretera nacional en el cruce de la Cañada Morcillo.

Las nutrias vuelven al Segura

Para Ecologistas en Acción, desde 2010 se viene constatando el regreso de un animal que había desaparecido del río Segura en los años 60 y 70 del pasado siglo, debido a la degradación de sus aguas por vertidos contaminantes y residuos sólidos plásticos, que provocó una mortandad masiva de los peces de los que se alimenta la especie.

Poco a poco ha mejorado su hábitat y la calidad de las aguas, lo que ha permitido la recuperación de las poblaciones de peces que le proporcionan alimento --siendo la nutria el único mamífero que come peces en el río-- y su presencia es indicador de biodiversidad.

Hoy la nutria se encuentra desde la cabecera hasta la desembocadura del río Segura. Sin embargo, la falta de espacios que conecten las distintas zonas en las que puede sobrevivir, provoca que tengamos noticias de atropellos más a menudo, según ha señalado Ecologistas en Acción.

Medidas para su conservación

La organización ha indicado que las medidas que ayudan a su conservación pasan por evitar la contaminación de los ríos y proteger las riberas, la eliminación de barreras artificiales o la correcta gestión del uso del agua --control de regadíos, canalizaciones, calidad de las aguas y el caudal ecológico necesario--, así como por aplicar la legislación de impacto ambiental en cualquier obra realizada en cauces.

No obstante, "es evidente que, si no se ofrece posibilidad de migrar a las especies, como la nutria, resultará imposible protegerlas". Esto se consigue, según Ecologistas en Acción, estableciendo espacios protegidos que engloben los hábitats favorables y corredores ecológicos que los conecten.

Las mismas fuentes añaden que estas actuaciones requieren de "un ejercicio serio de planificación del uso de los espacios y los planes de recuperación, su aprobación y ejecución, dotando de los recursos y voluntad política suficientes para una adecuada gestión del medio ambiente regional".

Asimismo, ha subrayado la importancia capital para la biodiversidad de una red de corredores ecológicos bien estructurada entre diferentes espacios naturales, la conservación de canales (acequias y azarbes) de la huerta tradicional, así como ramblas y cauces, por sus valores como zonas húmedas y por constituir lugar de refugio y alimento de amplia variedad de especies, como es el caso de la nutria.

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