MEJORAS EN LA GESTIÓN FORESTAL

Los bosques catalanes superan la temporada de incendios con buena nota

Desde el 1 de enero han ardido 1.252 hectáreas, la sexta mejora marca desde el año 2000

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Los bosques catalanes superarán este año la temporada veraniega de incendios con una nota aceptable, la cuarta mejor desde inicios de siglo, y con el mérito de haberse logrado en unas condiciones de sequía y calor muy adversas. A tenor de las previsiones meteorológicas, quedan aún varias semanas conflictivas, pero por ahora el balance desde el 1 de enero muestra que han ardido un total de 1.252 hectáreas (1.107 desde el 15 de junio), una cifra similar a la de los tres años precedentes y muy alejada de las 15.000 del 2012, según muestran las estadísticas del Departament d’Agricultura de la Generalitat.

“Con este tiempo tan complicado podríamos decir que la temporada está discurriendo de forma bastante positiva -afirma con prudencia Esteve Cañameras, jefe del Servicio de Protección de Incendios Forestales-, aunque lógicamente los vecinos de La Pobla de Montornès (Tarragonès) o los de Vallbona de les Monges (Urgell) no pensarán igual”. En ambos incendios, los dos mayores del verano, se quemaron 341 y 180 hectáreas, respectivamente.

"SIEMPRE LOS HABRÁ"

Cañameras recuerda que los incendios estaban en los bosques mediterráneos antes de que los hombres se expandieran por ellos y que “siempre los habrá”. “Lo que hay que lograr es que sean lo menos dañinos posible”, insiste. El representante del Departament d’Agricultura considera que una de las claves de los últimos años ha sido la disminución del número de incendios simultáneos, lo que permite destinar más medios a menos focos. Este verano, las comarcas con más incendios en verano han sido el Vallès Occidental, con 22, y el Baix Llobregat, con 19.

Cañameras explica también que en los últimos años ha cambiado mucho la forma de gestionar los incendios, particularmente después de los fatales fuegos de 1994, cuando ardieron 75.000 hectáreas. “Hasta los años 70 se hacían hogueras para arroces en medio del bosque -recuerda-. Nos hemos puesto las pilas en prevención y en extinción, incluyendo todas las ayudas posibles de la tecnología y la ciencia, pero no se puede olvidar que los progresos no habrían sido posibles sin la implicación de la sociedad”.

En las estadísticas de los últimos años destaca el repunte de los incendios originados por el lanzamiento negligente de colillas en el bosque, que han pasado de 19 en el 2013 a 42 en el 2015. Cañameras no lo niega, pero considera que el calor de los últimos veranos también puede haber contribuido a que las colillas tuvieran más capacidad para iniciar un fuego. “Cuando hay poca humedad hay más riesgo de que prendan”, comenta. En cambio, han descendido los ocasionados por quemas agrícolas, antaño muy habituales. Los intencionados fueron el año pasado 113.