Lotería de Navidad

De llegar en una patera a ganar un quinto premio

La administración, situada en la calle Àngel Guimerà de Salt, reparte 3,1 millones de euros con un quinto premio, el 92023

Los propietarios celebran que el décimo "se ha vendido a vecinos del barrio", uno de los más pobres de Catalunya, según el Idescat

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El saltenc de origen marroquí Marzouk Lakbir con sus hijos, exhibiendo el décimo premiado

El saltenc de origen marroquí Marzouk Lakbir con sus hijos, exhibiendo el décimo premiado / MARC MARTÍ FONT

Meritxell Comas

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Entre una carnicería Halal, una Barber Shop y un supermercado abierto las veinticuatro horas, Abdoullay Diallo se mantenía en segundo plano en un rincón de la calle, pero con una sonrisa que le delataba. Hacía poco rato que había visto por la televisión que su décimo había sido premiado. La vida le sonreía, pero de algún modo también le recompensaba: "En Mauritaria me embarqué en una patera hasta las islas Canarias, tardamos cinco días en llegar, allí la Cruz Roja me ayudó mucho y, al cabo de unos meses, logré llegar a Llagostera, donde tenía unos conocidos", rememora. Y ahora, cuando la suerte al fin hace acto de presencia, no puede evitar pensar en que "cuando llegué todo fue muy difícil, pero ahora podré respirar un poco". 

Un rato antes Nada Lakbir, una niña saltense de 9 años de origen marroquí, bajaba resoplando por la calle Àngel Guimerà levantando un décimo con el blando de los dedos. Era el 92023, el quinto premio. Se detuvo ante las cámaras y, sin permitirse el lujo de recuperar el aliento, lo soltó, lisa y llanamente: "¡Me ha tocado a mí!". Su inocencia, lo confieso, nos enterneció, antes de correr a suplicarle que guardara el número en el bolsillo del jersey. "¿Y tus padres?", le preguntamos. "Ahora vendrá mi padre", se apresuró a contestar, con unos ojos que lo decían todo.

Y es que el mérito, en gran parte, es muy suyo. El día antes por la tarde había acompañado a su padre, Marzouk Lakbir, a comprar un décimo y, por lo que hacen los padres, le había dejado escoger el número, sin saber que, horas después, sería premiado con 6.000 euros (al principio, sin embargo, no sabían cuándo les había tocado). "Me gustó mucho porque terminaba en 23, que es el año que ahora terminamos, y me hizo gracia", recordó. "El premio es más suyo que mío", bromeó su padre, quien aseguró que destinará el dinero del premio a hacer unas "pequeñas" vacaciones, aunque confesó que, con seis hijos, se guardará un pellizco para los estudios.

Dos agentes policiales, que se habían desplazado hasta la administración de lotería, recomendaron al padre que no lo dijera "muy alto" y que se acercara a la administración cuando la cosa "haya bajado un poco". Sin embargo, él no quiso esconderse: "¿Por qué tengo que disimular? Estoy muy orgulloso de que me haya tocado la lotería", sentenció. 

Del portal de un edificio situado justo enfrente de la administración de lotería bajó Luz Marina, que trabaja como cuidadora de una persona mayor. Tenía una foto en el móvil del décimo y preguntó a los periodistas si éste era el que había tocado. Al confirmarle, aseguró que está "muy contenta" y que utilizará el dinero para sus hijos, que están en su país de origen, Honduras.

 La suerte también sonrió a otra vecina de Salt, Assumpció Brugués, que iba con el carro de la compra hacia el mercado cuando se detuvo en la administración de lotería. Recordaba que el número que había comprado hacía un mes terminaba en 23 y, cuando había escuchado en la radio la cifra entera, había comprobado que, efectivamente, era el suyo. "No sé qué haré con el dinero", confesó, que de entrada no sabía cuánto le había tocado. Su marido, que le esperaba al paso de la puerta, aseguró, entre risas, que "no cambiaremos el menú de Navidad".

Los propietarios de la administración de lotería, Mireia e Ismael Muela y Carles Vallejo, hace un mes y medio que tomaron las riendas del negocio porque los anteriores propietarios se jubilaron. Llegar y moler: "Es una gran alegría dar un quinto premio, se ha vendido sobre todo por ventanilla a la gente del barrio y del pueblo, y eso nos hace aún más ilusión". En total, vendieron 52 series del décimo y repartieron más de 3,1 millones de euros.

La administración está ubicada en uno de los barrios más pobres de Catalunya, según el Índice Socioeconómico Territorial del Idescat. Es una zona con una fuerte presencia de población migrada, mayoritariamente joven, con escasas oportunidades de acceso a la formación reglada o al mercado laboral. En los últimos días, en el barrio, ha habido desahucios que han provocado enfrentamientos con la policía.