Anna Ferrer: "La población india trata a los 'covid' como a criminales"

Vicente Ferrer habría cumplido 100 años y su viuda está convencida de que el mejor 'regalo' es la lucha de su Fundación contra la pandemia

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Núria Navarro

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El coronavirus se ceba en la India. Y una porción descomunal de los 1.300 millones de habitantes que se habían desplazado para trabajar en las ciudades no pudieron regresar a sus pueblos y han quedado desamparados. Vicente Ferrer ya no está, pero su viuda, Anna Ferrer (Essex, Reino Unido, 1947), al frente de la Fundación, con base en Anantapur, trata de hacer posible lo imposible.

-Tiene 73 años. ¿Ni gota de miedo?

-En la India tenemos malaria, hepatitis, dengue... Esta es una más, aunque nadie había imaginado la magnitud de esta epidemia.

-Se ha zambullido en ella.

-Desde mi pequeña oficina, cerca de casa, estoy en permanente videoconferencia con el equipo médico de nuestro hospital de covid-19, que el Gobierno indio ha reconocido como centro de referencia del distrito de Anantapur. Tenemos 84 pacientes, contentos de estar atendidos porque la población trata a los 'covid' como a criminales. 

-¿Disponen de equipos de protección?

-Entre las mujeres de los talleres y algunos sastres de la zona han confeccionado 300.000 mascarillas. Pero necesitamos fondos para seguir, y para los programas de distribución de comida.

-¿Comida también?

-Para millones de jornaleros desplazados a las capitales las consecuencias del confinamiento son dramáticas. Las fábricas y las obras cerraron y no pudieron volver a sus hogares. No tienen dinero. Muchos van andando por las carreteras a 40º de temperatura. Desde hace un mes cocinamos cada día para 10.000 personas. 

-Su gasolina son las donaciones, y España está como está.

-Todos aquí hemos sufrido por España –las imágenes de afectados que enviaban mis amigos me hacían llorar–, pero ni una de las 120.000 personas que colaboran, y que han perdido familiares o amigos, se ha dado de baja.

"Cuando Vicente murió, seguí como si él estuviera. Su fuerza siempre está conmigo"

-Sin su marido, ¿todo se hace más cuesta arriba?

-Vicente y yo estuvimos juntos 41 años. Desde que le conocí en Bombay–yo tenía 21–, no nos separamos ni dejamos de pensar un solo día en qué hacer por los más pobres. Cuando él murió, en el 2009, yo seguí adelante como si él estuviera. Su fuerza siempre está conmigo. Incluso hablo con él.

-¿Y qué le 'dice' estos días?

-"Hay que trabajar más". Y seguramente, aprovecharía esta situación para convencer a todos de la importancia de la solidaridad. Siempre decía que no podemos depender de los gobiernos y de las instituciones para solucionar la pobreza.

-Este año Vicente Ferrer habría cumplido 100 años.

-Sí.

-No hay posibilidad de celebración. 

-Vicente estará muy, muy feliz de que, en vez de celebrarlo, estemos trabajando en la crisis del covid-19. Él decía: "Mientras haya sufrimiento en el mundo no dejaremos de trabajar". Así qu estoy segura de que se lo tomará como el mejor regalo.

-"O nos hundimos todos, o nos salvamos todos", también decía.

-Así es. Durante el confinamiento, muchísimas personas han sentido el sufrimiento y han visto el poder de la buena voluntad. Quiero pensar que se han dado cuenta de que vamos a necesitar mantener la solidaridad. Todos tenemos la responsabilidad de hacer lo que podamos para mejorar el mundo.

-¿Por dónde pasa la mejora?

-Por erradicar la pobreza y crear un mundo más limpio para nuestros nietos y bisnietos.

"Si no aprendemos de esta crisis,
estamos un poco o locos"

-¿Tiene fe en que se corrija el rumbo?

-Sí. Vicente solía decir: "No tengo fe en la sociedad actual, pero sí en las personas". Si echo la vista atrás, veo que las personas que estaban oprimidas y en la pobreza extrema, gracias al pequeño apoyo de muchos, hoy viven con dignidad. Si no aprendemos de esta crisis, estamos un poco locos.

-Es probable que lo estemos.

-"Nada es imposible", decía Vicente. Y yo lo he visto con mis ojos. Afrontamos obstáculos que parecían insalvables y siempre salimos más fuertes.

-Ahora quizá estaría mejor en Inglaterra, junto a su hermana.

-¡Inglaterra, no, no! Llevo 56 años en la India. Soy india. Lo es mi familia.

-Merece un descanso.

Hago meditación y pranayama a diario. Cierro los ojos y limpio mi cabeza. Con eso tengo más que suficiente.

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