LOS 92 DEL 92

El emocionante reto del protocolo y el dulce recuerdo de los éxitos

Jaume Guardiola fue el responsable del Port Olímpic

Entrevista con Jaume Guardiola, candidato a presidir el Cercle d'Economia.

Entrevista con Jaume Guardiola, candidato a presidir el Cercle d'Economia. / ZOWY VOETEN

Agustí Sala

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Jaume Guardiola (Barcelona, 1957), exconsejero delegado de Banc Sabadell y flamante nuevo presidente del Cercle d’Economia, por aquel entonces, en 1992, trabajaba en el antiguo BBV, entidad en la que entró en 1985 y a cuya cúpula accedió en 1993 como subdirector general.

Conserva un gran recuerdo de su paso por la dirección del Port Olímpic. «Estaba todo ya muy bien organizado», afirma. Pero, en todo caso, esta responsabilidad le sirvió para gestionar un protocolo complicado --el entonces príncipe Felipe competía, así como otros representantes de casas reales europeas--, así como la seguridad. Y el otro gran recuerdo son los éxitos alcanzados en la vela, con cuatro medallas de oro y una de plata.

Esto atrajo cada vez a más público a una regatas que han quedado en la retina de los aficionados e incluso de aquellos que no lo son. «Los deportistas podían llegar a pie. No ha habido otros Juegos Olímpicos iguales», asegura Guardiola, que rememora los dos meses que estuvo al frente de esas instalaciones con emoción. «Había una gran complicidad y todo el mundo se volcó, incluidos los voluntarios más jóvenes», afirma.

Aunque se trabajó duro, levantándose antes de las seis de la mañana para controlar la limpieza de las aguas porque fue un mes con algunas tormentas, fue realmente una etapa emocionante e intensa. Con alguna anécdota incluida, como la protagonizada por el equipo de Nueva Zelanda, que decidió salir de El Masnou y llegar al Port Olímpic con dos zodiacs. El problema es que se saltaron los controles y, al llegar al destino y ver el revuelo, optaron por subirse todos a una de las embarcaciones y dejar la otra. «Posible barca bomba», saltaron las alarmas, pero todo quedó en un susto y un tirón de orejas al equipo.

El Port Olímpic era una de las instalaciones con un responsable al frente, que gestionaron como voluntarios y recibieron una medalla de oro con el símbolo olímpico como recuerdo una vez finalizados los Juegos. Un año antes ya le contactaron y el banco «puso todas las facilidades», recuerda.