Entender más

Las 'apps' de citas en India: un peligro para la mujer

¿Por qué la India es el país más peligroso para las mujeres?

Los entrenadores de citas, un negocio en auge en India

Una mujer con los ojos vendados en una vigilia en protesta por las violaciones en India ante la atenta mirada de las fuerzas del orden en Nueva Delhi

Una mujer con los ojos vendados en una vigilia en protesta por las violaciones en India ante la atenta mirada de las fuerzas del orden en Nueva Delhi / AP/ ALTAF QADRI

Irene Benedicto

Irene Benedicto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Samri tenía muchas esperanzas puestas en las aplicaciones de citas: había sido agredida sexualmente por un chico de su barrio hacía unos años, pero acababa de cumplir los 30 y sintió la necesidad de recuperar su juventud perdida. Sus padres eran conservadores pero no religiosos y acordaron permitirle elegir a su marido. Cómo encontraría a esa persona no estaba claro porque a Samri no le permitían salir con hombres. Pero, a escondidas, se descargó una de esas nuevas apps de citas. 

Su uso aún era un tabú en India, pero una amiga que había tenido buenas experiencias acabó convenciéndola. Era julio de 2021. Al poco, conectó con un chico. Hicieron una videollamada. Era guapo, simpático. Samri, que no es su nombre real para proteger su identidad, se arregló, dijo a sus padres que dormiría en casa de su amiga y pidió un Uber que la llevara a Gurugram, el epicentro tecnológico a las afueras de Delhi. “Era un caballero, no vi ninguna señal de alarma”, dice la chica. Cuando él le propuso ir a un hotel cercano, ella dijo que sí. Pero en cuanto la puerta se cerró tras ella en la habitación, a él le cambió la voz y la agarró con violencia. Aquella noche la violó ocho veces. “Pensé que mi vida se había acabado”.

Las elecciones en la India han ofrecido al primer ministro, Narendra Modi, una campaña electoral en la que sacar pecho por convertir al país en la tercera potencia del mundo. Pero el crecimiento económico ha venido en gran parte a costa de una liberalización del mercado y la entrada de grandes empresas extranjeras que han agrandado las desigualdades y crisis sociales desatendidas que se solapan, incluida la brecha de género y la violencia contra la mujer.

Los crímenes contra las mujeres han aumentado un 82 % en la última década -- 445.256 casos en 2022, último año del que se tienen datos oficiales, comparado con 244.270 casos en 2012. En 2022 hubo también 31.516 violaciones, contabilizadas aparte, que incrementaron en un 26 % en diez años.

Alfombra roja a las tecnológicas

Tras su llegada al poder en 2014, Modi puso la alfombra roja a los gigantes tecnológicos, incluidas las aplicaciones de citas como Tinder, Bumble y Hinge. Creadas por y para estadounidenses, veían en India un mercado prometedor: la mitad del país más poblado del mundo es menor de 25 años, y cuenta con la tasa de crecimiento más rápida de usuarios de móvil. Aterrizaron con su mismo producto americano sin adaptarlo a un tejido social harto complejo, un antiguo sistema de castas y patriarcado y una larga historia de supresión de los derechos de la mujer. La India es el país más peligroso del mundo para ser mujer. Y desde la llegada de Modi y el desembarco de estas apps, la situación ha empeorado. 

Cada día se denuncian 86 violaciones en India, según el recuento oficial. Un 96,6% de estas fueron cometidas por personas conocidas por la víctima, lo que incluye familiares, parejas y citas. Y aunque una cita a ciegas también pueda convertirse en agresión en países occidentales, el problema de la India no es solo la asiduidad de estos casos. Cuando lo peor sucede, las mujeres se sienten desprotegidas por la ley y las autoridades. 

En diversas entrevistas con altos funcionarios de la Comisión de la Mujer de Nueva Delhi, que respondieron a preguntas a cambio de anonimato, admitieron que el aumento de violaciones responde en gran parte a la entrada de las apps de citas, y culpan a la mujer del uso de esta tecnología, asumiendo que atender a una cita lleva la aceptación implícita de mantener relaciones sexuales. Ninguna otra solución se pone sobre la mesa.

La violencia contra las mujeres en India comienza incluso antes de nacer. La ecografía está prohibida por ley después del cuarto mes de embarazo para evitar el feticidio, el asesinato del feto, al revelarse el género femenino. Una hija se percibe aún como una desgracia, una carga económica, a pesar de la prohibición de las dotes, que los padres tradicionalmente daban a la familia del novio para que se hicieran cargo de ella. Esto ha dejado en India el mayor desequilibrio de género del mundo: hay más de 63 millones de hombres ‘extras’, más que si toda la población de España y Portugal juntas fueran solo hombres.

Sin embargo, el Gobierno de Modi, que probablemente ganará las elecciones en curso, no ha tomado iniciativa alguna para regular la entrada de estos gigantes tecnológicos, que también fallaron a la hora de preparar un desembarco responsable en el país, y ninguna política social ha paliado la brecha de género o la violencia contra la mujer.

Las mujeres desarrollan toda clase de protocolos de seguridad para mantenerse a salvo usando las dating apps en India

Las mujeres desarrollan toda clase de protocolos de seguridad para mantenerse a salvo usando las dating apps en India / Irene Benedicto

Alarmas ignoradas por dinero

Match Group, líder en el sector, fue el primero en entrar en la India en 2014 con su barco insignia, Tinder. Al principio se introdujo como una plataforma para encontrar el amor, pero su rápida popularidad pervirtió esa concepción romántica y la convirtió en una plataforma para buscar sexo rápido. Para llenar ese espacio, Match Group lanzó en 2015 Hinge, que requiere una biografía más elaborada, lo que hizo pensar a Samri, como a muchas otras chicas, que era más segura. La última en llegar a India, en 2017, fue Bumble, creada por Whitney Wolfe Herd, co-fundadora de Tinder, que llegó a un acuerdo de más de un millón de dólares con la compañía tras demandarles por discriminación y acoso sexual y creó una alternativa que se presenta como más amigable a las mujeres, algo aun más estratégico en India. 

Pero a la hora de adaptar su producto a la India, todas las compañías fallaron. A principios de 2014, Jess Carbino, que acababa de obtener su doctorado en Psicología y Sociología por la Universidad de California, en Los Ángeles, recibió una oferta algo atípica del CEO de Tinder, Sean Rad: ser Socióloga en Tinder. En sus oficinas de West Hollywood, Carbino y su equipo de tres personas tenían la misión de empaparse del contexto político y social de los países a los que el grupo planeaba expandirse. A veces viajaban al lugar. No fue el caso de India.

El informe que elaboraron para este país incluía referencias a la diversidad de religiones y lenguas, la jerarquía de castas, el alto índice de violencia contra la mujer y la prevalencia de los matrimonios concertados -- el 90 % de las bodas en India están pactadas entre las familias. Nada de esto desalentó al Match Group. “Éramos plenamente conscientes de que se estaba produciendo una disrupción", dice Carbino. "Y sabíamos que a medida que las siguientes generaciones estuvieran menos encorsetadas por sus padres, podríamos crear un cambio”.

Hrithik Bhandari tenía 19 años y una impoluta trayectoria como usuario de la app. Un día de 2018, Tinder también le llamó y le ofreció ser “embajador de campus”, representante de la marca en el Instituto Nacional de Tecnología de Jodhpur, donde cursaba segundo año. No recibiría salario a cambio, solo una suscripción gratuita e invitaciones ocasionales a eventos. Su tarea, pasearse con una camiseta de Tinder, regalar merchandising y convencer a sus compañeros de que se descargaran la app. De vez en cuando, él mismo se vestía de “anuncio humano”. Su presencia se fue normalizando y llegó un punto en que las universitarias le planteaban dilemas sobre su seguridad al usar la app. “No nos dieron demasiada formación sobre cómo ayudar a las compañeras a mantenerse a salvo de usuarios peligrosos”, recuerda Bhandari.

El competidor de Tinder, Bumble, no contrató anuncios humanos pero tenían un plan de aterrizaje idéntico. Tanto, que contrataron a la misma persona para hacer el mismo trabajo: Carbino, que recuerda esa llamada de la competencia como “una oportunidad divertida”. Tampoco le dieron opción a viajar a la India. Pero las cosas se torcieron para Bumble en 2022, cuando una violación terminó con la chica descuartizada en el congelador de su verdugo. El padre de la víctima pidió en rueda de prensa que se prohibieran las apps de citas en la India, ya que no respetaban los valores tradicionales de virtud del país. El Gobierno de Modi nunca se lo planteó. 

El negocio de las citas florecía. En 2021,  los ingresos aumentaron un 41% para Match Group. Solo dos años antes, la compañía había establecido el objetivo de que Asia-Pacífico, donde India es el principal mercado, se convirtiera en una cuarta parte de los ingresos de la compañía. Era un 'win-win' para las empresas y para la economía del país.

Pero la prueba de que Match Group era conocedor de los problemas de abusos en India es la campaña ‘Hablemos de consentimiento’ de ese mismo año, 2021. Un cortometraje mostraba a una pareja joven donde ella rompe porque él la fuerza a tener relaciones cuando ella no quiere. “Con una cultura popular que ha difuminado los límites del consentimiento durante generaciones, y una sociedad que no reconoce la importancia de discutir los límites, las citas modernas son complejas para los jóvenes del país”, se lee en el comunicado que acompañó la presentación del film. Si bien las campañas en redes sociales en 2014 interpelaban directamente a las mujeres, retratándolas como jóvenes independientes y libres, su ‘target’ habían pasado a ser los hombres que no las respetaban. 

La impunidad del violador

El peor castigo para un usuario denunciado por abuso es su expulsión de la app, pero en ningún caso se alerta a la policía ni a las otras apps. A Samri le preocupaba que su violador se registrara en otra plataforma y abusara de otra chica. De repente, se acordó de que él le había dicho que iba a tener un matrimonio concertado. A ella no le importó entonces, sólo buscaba algo casual. Pero después de la violencia de aquella noche, no podía quitárselo de la cabeza. 

Tengo que salvar a su mujer. Tengo que asegurarme de que no la tortura así", recuerda Samri quese repetía en las horas inmediatas. “Sólo quería que no le pasara nunca a nadie más”.

Después de buscar atención médica, siempre a escondidas de sus padres, Samri denunció a su violador a través de Hinge, pero no fue a la comisaría. La mayoría de mujeres no lo hacen por temor a la propia policía, ya que en los últimos años ha habido escándalos de violaciones por parte de agentes.

Por ejemplo, en mayo de 2022, un agente violó a una niña de 13 años que denunciaba a tres hombres de casta superior que la secuestraron y violaron durante tres días. Otras veces, los agentes son cómplices a la hora de ocultar el crimen. En diciembre de 2020, cinco policías fueron suspendidos por negligencia en el examen médico de la víctima de una violación, por negar que hubiera sido violada y por incinerar su cadáver sin permiso de la familia. Las protestas sociales provocaron el despido de los agentes, que no fueron imputados. E incluso en el trayecto a la comisaría, las supervivientes vuelven a arriesgar su vida. Una mujer de 23 años fue quemada viva por su violador cuando se dirigía a declarar contra él. 

Solo uno de cada cuatro delitos contra las mujeres acaba en condena y el 95% de los casos denunciados siguen pendientes de tramitación, según el último informe de la Oficina Nacional de Registros de Delitos de India. “En India, las probabilidades de que una condena prospere, a menos que hayas sido arrastrada por la calle y violada por un desconocido, son extremadamente bajas”, lamenta Samri.

Una abogada le dijo que necesitaba el apoyo de su padre para tener las mínimas posibilidades de éxito en los tribunales. Ella no se lo planteó. “Decírselo era lo que más miedo me daba”.

Mujeres en una vigilia contra los casos de violación en Nueva Delhi

Mujeres en una vigilia contra los casos de violación en Nueva Delhi / AP/ AJIT SOLANKI

Inacción de Modi y de las 'apps'

Samri tomó todas las medidas de seguridad que las apps de citas ponen a disposición, como hacer una videollamada dentro de la plataforma antes de intercambiar contactos, o bloquear al contacto después de una mala experiencia, algo que resultó insuficiente para evitar lo que sucedió. Recientemente, Tinder manda un aviso a los usuarios cuando están escribiendo una palabra malsonante en el chat: “¿Estás seguro?”, y a la persona que recibe el mensaje le pregunta: “¿Te molesta?”. Tampoco parece evitar abusos. 

En cuanto al apoyo psicológico, Tinder no ofrece tal servicio a sus víctimas de abuso en India (en ningún país fuera de EEUU). Sí lo hace su competidor Bumble desde 2021 en alianza con la oenegé Chayn, vía mensajes de texto, con tal de proporcionar mayor discreción a mujeres solteras que en su mayoría viven con sus padres.

“Hay muchas esperanzas [en las apps de citas] de independizarte y encontrar por fin a alguien por ti misma”, explica Hera Hussain, fundadora de Chayn. “Pero debido a la amenaza de violencia, las altas expectativas chocan con experiencias reales muy, muy bajas”, añade.

La mayor tarea pendiente para las apps es la verificación de la identidad, que se limita a contrastar un 'selfie' con las fotos de perfil. Sin embargo, sigue pendiente que se pueda comprobar si los nuevos usuarios tienen antecedentes penales por delitos sexuales o crímenes violentos, algo que fuentes de Tinder admiten que hace años se reclama incluso internamente.

El Código Penal indio considera toda relación sexual sin consentimiento una violación, un delito grave. El problema es la definición de consentimiento: estar en la misma habitación que el agresor se suele asimilar a dar permiso para intimar. Más allá de esto, la protección de la mujer en India solo ha tenido sutiles avances en la medida en que ha protegido el matrimonio, pieza angular de la sociedad. Por ejemplo, la legislación también considera violación una relación sexual donde el consentimiento se ha producido bajo la “falsa promesa de matrimonio”, algo que, incluso aunque sucediera en el contexto de una cita, no es demostrable a no ser que haya un acuerdo delante de las familias.

El Gobierno de Modi tampoco ha aprobado ninguna medida para atajar las crecientes agresiones contra las mujeres, así que la ayuda queda en manos de la sociedad civil. La organización People Against Rape ayuda a las supervivientes a llevar sus casos a los tribunales. “La sociedad, incluso las autoridades, no se compadecen de la víctima”, afirma su fundadora, Yoguita Bhayana. “Es la culpa. Eres parte del delito”.

Suscríbete para seguir leyendo