Pugna interna en el Kremlin

El Kremlin lleva a cabo una purga masiva en la cúpula del Ejército

Guerra entre Rusia y Ucrania: última hora del conflicto, en directo

Diferentes líderes militares, algunos de ellos aliados del exministro de Defensa relevado, están acusados de cargos como corrupción e ineficacia en momentos clave de la guerra en Ucrania

El Kremlin niega que se trate de una campaña orquestada e insiste en que las detenciones forman parte del trabajo de "las fuerzas del orden" contra "la corrupción"

El presidente Vladímir Putin, junto al hoy relevado minsitro de Defensa, Serguéi Shoigu, en una reunión en diciembre.

El presidente Vladímir Putin, junto al hoy relevado minsitro de Defensa, Serguéi Shoigu, en una reunión en diciembre. / ALEXEY DANICHEV / AFP

Àlex Bustos

Àlex Bustos

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En el ‘backstage’ del poder militar ruso algo se cuece. Y no parece ser algo bueno. Así lo indican las detenciones de diferentes altos cargos de las Fuerzas Armadas rusas, entre ellas algunas de generales relevantes en la guerra rusoucraniana. El último de los arrestos se produjo este jueves, el del jefe del Estado Mayor Vadim Shamarin. Las autoridades judiciales decretaron que por lo menos pasará dos meses en prisión preventiva.

El viernes, el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov se pronunció sobre esta serie de detenciones apuntando que “la lucha contra la corrupción es un esfuerzo continuo”. “No es una campaña, es una parte integral del trabajo de las fuerzas del orden” añadió. Este militar, encargado de la Dirección de Comunicaciones del Estado Mayor ruso, está acusado de aceptar un soborno “a una escala especialmente grande” durante la adjudicación de contratos estatales. Analistas citados por The Moscow Times – medio tildado de agente extranjero por las autoridades rusas – apuntan que estas detenciones podrían deberse a luchas internas en el seno del poder ruso.

El Comité de Investigación de Rusia, que trata delitos graves, concretó el jueves que el jefe del Estado Mayor está acusado de aceptar 36 millones de rublos (cerca de 362.000 euros al cambio) de los ejecutivos de una planta de fabricación de teléfonos para garantizar mayores suministros de productos a través de contratos del Ministerio de Defensa. Las autoridades rusas también señalaron que tanto el director general como el jefe de contabilidad de la fábrica de teléfonos Perm Telephone Plant Telta están bajo custodia policial por cargos que no se han hecho públicos.

La última de cuatro

En las últimas semanas no han sido uno, ni dos, sino cuatro los altos cargos militares del Ejército ruso detenidos por corrupción o causas similares. El Kremlin ha negado que estos arrestos formen parte de una campaña orquestada. El primero de ellos fue Timur Ivanov, apresado por la policía el 24 de abril de este año. Conocido por ser uno de los siloviki – literalmente hombres fuertes, procedentes de los servicios de seguridad – más ricos de toda Rusia y conocido por su opulento tren de vida, fue uno de los aliados más próximos del recientemente sustituido exministro de Defensa Serguéi Shoigú. Según el medio de investigación Dossier, Ivanov consiguió ser importante para el exministro castrense gracias a que financióó campañas en medios de comunicación para mejorar la imagen del militar tuvano. Se enfrenta hasta a 15 años de prisión por cargos de soborno, algo que él mismo niega. Los blogueros militares aplaudieron su detención.

Iván Popov fue detenido el pasado martes 21 de mayo. Este militar, que fue clave en defender posiciones rusas en la provincia ocupada de Zaporiya, está acusado de fraude fiscal. Yuri Kuznetsov por su parte, fue detenido antes, el 14 de mayo. El Comité de Investigación ruso señala a este general como acusado en un caso de corrupción a gran escala, sin hacer más detalles públicos, por haber aceptado dinero a cambio de favores no especificados. Ambos se enfrentan a la posibilidad de pasar 15 años en prisión.

Además de los arrestos, el Kremlin ha querido renovar a una parte importante de la cúpula militar, algo ejemplificado por el cambio de Ministro de Defensa, que pasó de ser el aliado histórico de Vladímir Putin, Serguéi Shoigú, a un economista de confianza del mandatario ruso, Andréi Beloúsov, para marcar otra dinámica en el frente y sobre todo, para que el frente no vacíe las arcas públicas rusas, algo tocadas por dos años de guerra contra una Ucrania apoyada por los países de la OTAN

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