Guerra de Ucrania

Nuevo ataque contra ucranianos en territorio español tras el asesinato del piloto desertor ruso

El interior del local atacado de la mensajería ucraniana Meest, una vez sofocado el incendio que sufrió el 30 de marzo.

El interior del local atacado de la mensajería ucraniana Meest, una vez sofocado el incendio que sufrió el 30 de marzo. / El Periódico

Juan José Fernández

Juan José Fernández

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Aprovecharon la noche de Pascua. Colaron el contenido de dos botellas de gasolina, prendieron fuego y las llamas entraron en la nave industrial. La Policía Nacional investiga como intencionado un incendio en un almacén de la periferia de Madrid regentado por Meest, empresa ucraniana de alimentación y paquetería que transporta ayuda a Ucrania y a la que últimamente también le han ardido almacenes en Reino Unido y en Chequia.

Al tiempo que se hacen pesquisas en España, la justicia británica instruye el sabotaje perpetrado en aquel país como acto terrorista ruso, tras la detención de cinco colaboradores de la milicia privada Wagner como supuestos autores del atentado.

En el caso de España, se trata del segundo ataque de importancia en territorio español contra intereses ucranianos con sospechas de una presunta inspiración del Kremlin. El sabotaje de Fuenlabrada ha tenido lugar mes y medio después del asesinato del piloto de helicópteros desertor ruso Maxim Kuzminov, tiroteado el 13 de febrero pasado en un garaje de la localidad alicantina de la Vila Joiosa.

Botellas de gasolina

El siniestro de Madrid tuvo lugar en la noche del sábado al domingo 30 y 31 de marzo, en una nave del Parque Industrial La Cantueña, en el número 3 de la calle Azor, entre los términos madrileños de Fuenlabrada y Parla.

Según fuentes próximas al caso, al menos dos individuos habrían colocado dos botellones de plástico llenos de líquido inflamable con sus bocas apuntando por debajo de la puerta de la nave. Pisándolas fuertemente proyectaron el líquido al interior y después encendieron el combustible.

Dentro de la nave había todo tipo de paquetería preparada para su envío a Ucrania: ropa, productos de higiene y alimentación, medicamentos, electrónica... Desde que Rusia inició la invasión a gran escala de Ucrania, la firma Meest ha colaborado con sus almacenes y camiones en el envío de ayuda material para los damnificados por el ataque desde diversos puntos de Europa.

Conocían el lugar

Se han perdido las imágenes que pudo obtener una cámara de seguridad en la puerta del edificio. Otra cámara, esta de Prosegur, sí funcionó y sirvió para dar la alarma. Cuatro furgones de bomberos y varios coches patrulla policiales se personaron en el lugar del suceso.

En el caso español se considera la posibilidad de que los atacantes quisieran destruir drones u otro material civil de utilidad militar. Quienes prendieron fuego a la nave sabían dónde atacaban, según las fuentes consultadas, y este es un elemento común con otros casos. En el asesinato de Kuzminov, los sicarios -la Seguridad del Estado baraja que fueran subcontratados del crimen organizado ruso- sabían quién era su objetivo pese a que tenía un pasaporte legal ucraniano con el que trataba de ocultar su identidad en territorio español. En el caso de la nave incendiada, no se trata de la principal de Meest en Madrid, sino de una secundaria alquilada como almacén. Al contrario que la principal, no tenía ningún cartel que indicara qué firma la regenta.

Exterior del local atacado de la mensajería ucraniana Meest, una vez sofocado el incendio que sufrió el 30 de marzo.

Exterior del local atacado de la mensajería ucraniana Meest, una vez sofocado el incendio que sufrió el 30 de marzo. / El Periódico

Hoy, en la calle Azor del parque industrial son escasos los signos del siniestro, pues la nave está siendo rápidamente reconstruida. Tampoco abundan los testigos, por la hora y el día en que ardió el local: la noche del sábado de la Semana Santa.

Terrorismo

El incendio de una nave almacén de Meest en un polígono industrial de Leyton, junto a Londres, en la medianoche del 20 de marzo necesitó que 60 bomberos se emplearan en apagarlo, según la prensa británica. Una cámara de seguridad recogió imágenes de cuatro supuestos autores a bordo de un coche llegando al edificio. De ese depósito había partido desde marzo de 2022 medio centenar de camiones con ayuda para Ucrania, en un trayecto con final en Leópolis.

En una activa e intrincada red, decenas de miles de refugiados ucranianos y centenares de asociaciones de la colonia de expatriados de Kiev adquieren por toda Europa productos que puedan ser de utilidad para sus compatriotas en la retaguardia o en el frente, y lo envían en la que quizá es la mayor trama humanitaria que ha albergado Europa desde el final de la II Guerra Mundial.

Este fin de semana, el diario británico Sunday Times ha informado de que la justicia de aquel país investiga a cinco hombres, dos de los cuales están inmersos en otras causas por supuesta colaboración con acciones hostiles rusas en suelo del Reino Unido.

El método fue el mismo: infiltrar combustible, esta vez bajo las persianas del local, y prenderle fuego al local, que en el caso inglés quedó completamente destruido.

Al servicio de Wagner

En el incendio británico, que tuvo lugar 10 días antes que el de Fuenlabrada, podría haber una implicación del servicio de inteligencia militar ruso GRU. Entre los acusados acerca de los cuales ha informado Sunday Times está Dylan Earl, de 20 años, procesado bajo la Ley de Seguridad Nacional por “delitos destinados a beneficiar a Rusia”. Según las pesquisas policiales y judiciales británicas, Earl habría sido reclutado online porla compañía de mercenarios rusos Wagner.

Muerto Yevgeni Prigozhin, el oligarca que fundó y poseyó la empresa militar privada, y sus colaboradores más cercanos el pasado 23 de agosto, el grupo Wagner ha pasado a ser controlado por el GRU, según han publicado diversos expertos europeos y corroboran a EL PERIÓDICO fuentes de la Seguridad del Estado.

A Earl se le atribuyen labores de oteador de objetivos y reclutador de sicarios. A otro de los detenidos, Jake Reeves, de 22 años, se le acusa de aceptar dinero ruso por planificar el incendio de Meest. Su compañero Dmitro Paulauska, rusobritánico, está procesado como encubridor. Como autores materiales figuran en la causa Paul English y Nii Mensah, de 60 y 21 años respectivamente. A toda la trama, la fiscalía británica le atribuye la intención de amedrentar a donantes y canañizadores de ayuda para Ucrania.

Chocolate

Los directivos de Meest en las diversas sedes de la compañía en Europa han recibido indicaciones para reforzar la seguridad de sus instalaciones después de conocer los casos de Londres y Madrid, al que podría unirse un tercer siniestro que se ha registrado en los alrededores de Praga y sobre el que circula información de momento no verificable.

Meest (en ucraniano, “el puente”) es una empresa de capital cien por cien ucraniano con oficinas en 25 países europeos. En España cuenta con sedes en la periferia madrileña y en la Costa del Sol malagueña.

Tanto la franquicia británica como la española se inscribieron en los registros mercantiles en el año 2016. La firma, además de al intenso tráfico de paquetería hacia o desde Ucrania, distribuye muchas marcas de alimentación y bebidas producidas en aquel y otros países del Este de Europa.

En España y Portugal, entre esos productos, Meest mueve también el catálogo de dulces y bombones de Roshen. Posee esa marca un millonario ucraniano, Petro Poroshenko, que gobernó el país entre junio de 2014 y mayo de 2018, y que inició los trámites para la candidatura ucraniana al ingreso en la Unión Europea. Ese apartamiento de la órbita rusa tuvo el coste inicial de la invasión rusa de Crimea en su primer año de mandato. Por su dedicación industrial, a Poroshenko lo apodaban en su país “el chocolatero”.

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