Gobierno de ultraderecha
En vísperas de una masiva protesta, Milei pide más sacrificio a los argentinos para llegar a la "tierra prometida"
El "plan motosierra" de Milei quiere cortar de raíz la ciencia argentina
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
"Este milagro económico responde a la motosierra". El presidente argentino Javier Milei celebró con frases bíblicas que el primer trimestre de su administración ha arrojado un superávit fiscal del 0,2% del PBI sobre la base de lo que él mismo llama el mayor ajuste económico de la historia argentina. El ultraderechista hizo una encendida defensa de sus medidas a pocas horas de una gran movilización de todas las universidades del país en repudio al recorte presupuestario y las políticas que, advirtieron en conjunto los rectores de todas las casas de estudios, llevan al colapso de las instituciones educativas.
"Es lisa llanamente una hazaña de nivel mundial", dijo Milei sobre su programa de choque que afecta a todas las instancias de la enseñanza, la ciencia y la cultura. Su discurso coincidió con el anuncio de la demolición del Instituto Nacional de Cine (INCA). El anarco capitalista invocó a las "fuerzas del cielo", citadas en el Antiguo Testamento, como custodias del ajuste. Destacó a su vez la capacidad de tolerancia de una sociedad agobiada y dijo que el peso del ajuste cae sobre "los políticos" y los "corruptos". "No hay alternativa más que rendirse a los pies de un pueblo que ha decidido abandonar la esclavitud y emprender el camino hacia la tierra prometida".
La oposición de inmediato calificó de fantasioso el diagnóstico presidencial. El modesto superávit, se recordó, es el resultado de las cesantías en el Estado, el congelamiento de las pensiones, la quita de recursos a las provincias, los pagos adeudados a las empresas de energía y gas, la falta de financiamiento de las universidades, la paralización de la obra pública y el cuadro recesivo con una inflación del 60% en cuatro meses que impacta también sobre la caída de las importaciones en general.
El presidente se abstuvo de aludir a la masiva protesta que espera este martes. No obstante, subrayó su determinación de no incrementar el gasto público. "La era del supuesto Estado presente ha terminado".
Mientras Milei se dirigía a los argentinos, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) ratificaba la la marcha en defensa de la universidad pública y, a la vez, reclamaba el incremento del presupuesto para gasto de funcionamiento de las casas de estudios y el otorgamiento de becas estudiantiles, así como la actualización de los salarios docentes, que en cuatro meses perdieron un 36% de su capacidad adquisitiva, y la reactivación de las políticas investigación y el financiamiento de las obras completamente paralizadas. De acuerdo con el portal La política online, los rectores de las universidades recibieron "llamados desesperados" de las autoridades para que suspendan la manifestación.
Rechazo oficial
Frente a la negativa, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, consideró que la protesta carece de sentido porque el Gobierno otorgó un aumento del 70% en las partidas de dinero para el funcionamiento. "La marcha es algo incentivado por la política", dijo. Las autoridades universitarias recordaron que la inflación del 230% anual se ha devorado esa suma. No obstante, Adorni descalificó la manifestación. "Consideramos peligroso que desde un escritorio incentiven que estas cosas ocurran de forma antinatural. Lejos estamos de querer permitir que las universidades sean usadas por los políticos de turno para beneficio propio". A su vez aseguró que seis de cada 10 alumnos abandonan el primer año sus carreras.
Entre 1971 y 2023, la cantidad de universidades nacionales se incrementó de manera sustancial. Argentina tiene una universidad cada 350.000 habitantes, el doble de las que existen en Brasil y Colombia y el triple que en México. Desde que el país recuperó las instituciones democráticas la cantidad de estudiantes pasó de 318.000 a 2.714.277 en 2022. Más del 80% de ellos cursas carreras en establecimientos públicos. Un 20% lo hace en universidades privadas. En 2023, y a pesar de los efectos de una crisis económica y social de proporciones, los estudiantes más pobres superaron por primera vez en número a los más ricos en las facultades públicas que para el presidente son lugares de "adoctrinamiento" de tipo marxista. En sus aulas estudian 91.484 extranjeros a los que el Gobierno quiere cobrarles un arancel y, de esta manera, romper una tradición de gratuidad de más de un siglo.
Para Luciana Vázquez, columnista del diario La Nación, Milei "acaba de crear otro monstruo corporativo, ´la universidad pública`, y la respuesta que recibe es tan corporativa como su ataque. En ese contexto, la marcha universitaria de este martes resulta previsible y, además, para el Gobierno, autoinfligida. La universidad pública es una de las vacas sagradas de la Argentina, un tabú intocable capaz de cohesionar transversalmente a la política y gran parte de la sociedad, para bien y para mal".
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