Galardones

Mohammadi pide al recibir el Nobel de la Paz apoyo para acabar con el régimen "tiránico y misógino" de Irán

"La juventud de Irán ha transformado hoy las calles y los espacios públicos en un escenario de resistencia civil generalizada. La resistencia está viva y la lucha perdura", señala la activista iraní en un discurso escrito desde la cárcel

La líder del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen, aplaude mientras Kiana Rahmani y Ali Rahmani posan con el premio en nombre de su madre durante la ceremonia del Premio Nobel de la Paz 2023

La líder del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen, aplaude mientras Kiana Rahmani y Ali Rahmani posan con el premio en nombre de su madre durante la ceremonia del Premio Nobel de la Paz 2023 / AFP

Agencias

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La encarcelada activista iraní Narges Mohammadi reclamó este domingo, por medio de sus hijos, al recibir el Nobel de la Paz en el ayuntamiento de Oslo, apoyo internacional para acabar con un régimen iraní "en su nivel más bajo de legitimidad y respaldo popular".

"La juventud de Irán ha transformado hoy las calles y los espacios públicos en un escenario de resistencia civil generalizada. La resistencia está viva y la lucha perdura", señaló Mohammadi en un discurso escrito desde la cárcel de Evin (Teherán), donde cumple condena por propaganda contra el Estado, y leído por Kiana y Ali Rahmani, sus dos hijos gemelos de 17 años.

Mohammadi, de 51 años y que hoy comenzará una nueva huelga de hambre para solidarizarse con la persecución a la minoría religiosa bahaí en su país, se mostró "confiada" en que "la luz de la libertad y la justicia brillarán intensamente en la tierra de Irán". 

"El pueblo iraní, con perseverancia, superará la represión y el autoritarismo. De esto no tengo dudas, estoy segura", ha hecho saber en su discurso. En su texto, escrito desde la cárcel de Evin, Mohamadi se declara convencida del impacto innegable que tendrá su Nobel "en la movilización de iraníes por la paz, la libertad y la democracia".

"Estoy escribiendo este mensaje detrás de los altos y fríos muros de una prisión. Soy una mujer iraní que se enorgullece y está honrada de contribuir a esta civilización, que ahora es víctima de la opresión de un régimen religioso tiránico y misógino", ha añadido Mohamadi, una "mujer encarcelada que, ante el profundo y desgarrador sufrimiento causado por la falta de libertad, igualdad y democracia, ha encontrado la necesidad de su existencia".  

"El hiyab obligatorio impuesto por el Gobierno no es ni una obligación religiosa ni un modelo cultural, sino sobre todo un medio de control y de sumisión de toda la sociedad", dice el texto, que califica de "vergüenza" esta obligación.

Mohamadi, de 51 años, se ha pasado la mayor parte de los últimos 20 años de su vida en prisión y ha sido condenada hasta en cinco ocasiones hasta acumular una pena total de 31 años de cárcel.

Comparación con el apartheid

En la historia del galardón, Mohammadi es el quinto premiado que lo recibe estando encarcelado, después del alemán Carl von Ossietzky, la birmana Aung San Suu Kyi, el chino Liu Xiaobo y el bielorruso Ales Beliatski.

"La lucha de Narges Mohammadi puede ser comparada a las de Albert Lutuli, Desmond Tutu y Nelson Mandela, que se prolongó durante más de 30 años hasta que llegó el final del régimen del apartheid en África del Sur", ha subrayado la presidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen. "Las mujeres en Irán luchan contra la segregación desde hace más de 30 años. Su sueño de un futuro más luminoso acabará por hacerse realidad", ha afirmado.

Por su parte, los hijos gemelos de la galardonada, que no han visto a su madre de hace ocho años, han dicho no saber si la volverán a ver con vida. "Personalmente, soy muy pesimista", ha confesado su hija Kiana.

Militancia

A lo largo de toda su vida de activismo, Mohamadi ha fundado asociaciones por los derechos de las mujeres y escrito libros y artículos para denunciar especialmente los abusos de los que son objeto, en particular en las cárceles del país.

Por su labor periodística, Mohamadi fue galardonada en mayo de este año con el Premio Mundial a la Libertad de Prensa de Naciones Unidas, junto a sus colegas iraníes Niloofar Hamedi y Elaheh Mohamadi.

Su última sentencia en contra le añadió 10 años y ocho meses de prisión, así como 154 latigazos, por la comisión de "delitos relacionados con la seguridad nacional y propaganda contra el Estado" en lo que organismos humanitarios internacionales denuncian como una condena relacionada por su activismo.

Familiares y allegados de la activista han pedido en innumerables ocasiones la excarcelación de Mohamadi por motivos humanitarios tras el ataque cardíaco que padeció el año pasado y por el que acabó sometida a una operación de urgencia.