Disidencia perseguida

La purga siempre acecha en los pasillos del Kremlin

En el régimen ruso, es frecuente que hombres antaño útiles para el presidente caigan en desgracia e incluso sufran accidentes, cárcel o fallecimientos súbitos e inexplicables

Un último adiós para Prigozhin, un hombre de "difícil destino"

Guerra de Ucrania: Última hora de la invasión rusa

Yevgeny Prigozhin

Yevgeny Prigozhin / EFE / EPA / Anatoly Maltsev

Àlex Bustos

Àlex Bustos

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Moscú, desde hace tiempo, ofrece poco margen a la disidencia y en un contexto de lo que el Kremlin sigue tildando a día de hoy de “operación militar especial”, esto ha ido in crescendo. Uno de los más críticos, Yevgueni Prigozhin, está presumiblemente fallecido después del accidente aéreo que sufrió el jet privado de la compañía Wagner. El jefe de los mercenarios Wagner ya rompió una de las normas no escritas del putinismo, el evitar críticas a otros miembros de la élite rusa en público, algo que no gustó en el Kremlin.

Sus vídeos dirigidos al ministro de Defensa Serguéi Shoigú y al jefe del Estado Mayor Valeri Guerásimov, apelados entre palabras malsonantes y malos modales, recorrieron el mundo e hicieron mella en el liderazgo ruso. Vladímir Putin quiso mantenerse como árbitro de dicho conflicto, pero cuando éste estalló en algo real durante el golpe de Wagner de finales de junio, se decantó por el lado del Ministerio de Defensa, dejando desamparado al líder de los “músicos”, que se vio obligado a capitular.

En un primer momento, pareció que incluso se iba a ir de rositas cuando se iba de Rostov del Don, la única ciudad que controlaron, haciéndose selfies con rusos de a pie. En ese momento, le quitaron los cargos por traición y pudo regresar a Rusia sin problemas. Durante semanas estuvo yendo de Moscú a San Petersburgo, incluso dejándose caer por la cumbre Rusia-África del pasado mes de julio. Sin embargo, Putin calificó la rebelión de “traición” y la traición es algo que disgusta profundamente al líder ruso, tal y como ha expresado en el pasado. El Kremlin, sin embargo, se ha defendido apuntando que no ordenó el derribo del avión y está actualmente investigando que ocurrió. El accidente recuerda al que sufrió el general Aleksándr Lebed en el año 2003. Este carismático militar compitió contra Boris Yeltsin en las presidenciales de 1996.

Otro hombre de la élite que intentó ir por libre fue el antiguo oligarca Boris Berezovksi, algo que pagó caro, pues se vio obligado a irse del país y murió en extrañas circusntancias en 2013 en el Reino Unido. Otro hombre poderoso que quiso hacer un pulso al poder, Mijáil Khodorkovski, perdió claramente. Aunque era el hombre más rico de Rusia en los años 2000, pasó más de una década en la cárcel. Fue el fundador de la organización Open Russia, tildada de "agente extranjero" en el propio país, que tiene por objetivo fortalecer la sociedad civil rusa. Después de pasar por prisión, se le permitió abandonar el país y se estableció en Suiza.

Exmilitares en la picota

Haber servido en el Ejército e incluso haber sido clave en Ucrania, ya sea en el conflicto actual o en la guerra del Donbas entre las milicias prorrusas y el Ejército regular con Kiev no concede inmunidad. Tanto el general Serguéi Surovikin como el militar Igor Girkin Strelkov, lo conocen de primera mano.

El primero, apodado por los que le conocen como general Armaggedón fue la cara visible del Ejército ruso en Ucrania durante unos meses entre el otoño y el invierno del pasado 2022. Sin embargo, fue relegado a otra posición y durante el golpe de Wagner se le detuvo sin ninguna explicación pública. Durante el golpe se publicó un vídeo de él pidiendo a los mercenarios que detuvieran su marcha, que se apunta que le pudieron obligar a grabarlo. El pasado miércoles fue destituido de su posición de jefe de las Fuerzas Aeroespaciales rusas.

Por su lado, Igor Girkin, conocido en el Donbas por el papel que tuvo en eventos clave como la anexión de Crimea, la formación de las milicias separatistas de Donetsk y la misma guerra del Donbas, estuvo prácticamente desde que empezó la ofensiva rusa en Ucrania sin morderse la lengua, llegando incluso a decir que habría que “colgar a Putin” por la mala planificación del conflicto. Fue detenido el 21 de julio de este año, acusado de querer “hacer convocatorias públicas de corte extremista a través de las redes sociales”.

Durante el año y medio del conflicto el Kremlin también ha apretado a los que quieren que el país tome un rumbo más democrático y proeuropeo, algo más habitual en el país euroasiático. Muchos disidentes han preferido abandonar el país, mientras que los más destacados de los que se quedaron han sufrido encarcelamientos y otros castigos legales. Vladímir Kara-Murzá – encarcelado por 25 años acusado de traición – y Ilya Yashin – recibió una pena de nueve años. Previamente otros opositores como Alekséi Navalni - envenenado y condenado en repetidas ocasiones -, Boris Nemtsov - asesinado a tiros en pleno centro de Moscú - o la periodista Anna Politkóvskaya también sufrieron el querer ir en contra del poder ruso.