Inestabilidad en Rusia

Grupo Wagner: un futuro incierto tras la insurrección fallida contra Putin

La invasión rusa de Ucrania, en directo

UKRAINE-CRISIS/PRIGOZHIN-WAGNER

UKRAINE-CRISIS/PRIGOZHIN-WAGNER / Reuters

Àlex Bustos

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El futuro del Wagner se vaticina incierto tras el motín fallido del pasado sábado, 24 de junio. El que el grupo de mercenarios ya no puede, en teoría, operar libremente en Rusia como se le ha permitido hacer durante años. Pero a tenor de declaraciones e informaciones publicadas durante este semana, no parece que vaya a desaparecer ni a cambiar sus métodos. Aleksándr Lukashenko, el presidente bielorruso, se presentó como mediador en el conflicto Kremlin-Wagner y consiguió que los mercenarios abandonaran su intentona de llegar hasta Moscú, además de oferecerles un nuevo hogar. Así se evitó un "derramamiento de sangre", según palabras del propio Yevgeni Prigozhin, el líder de la milicia.

En el acuerdo con el Kremlin, el también conocido como 'cocinero de Putin' consiguió librarse los cargos que se le imputaron. También obtuvo un nuevo lugar donde podrá hacer borrón y cuenta nueva. Putin anunció el lunes que los otros hombres de Wagner pueden elegir entre seguir los pasos de su líder e irse a Bielorrusia o integrarse con el Ejército ruso y aceptar los contratos del Ministerio de Defensa. Lukashenko ya declaró el pasado martes que ha cedido una antigua base militar a los wagneritas, a 120 kilómetros de la capital del país. Desde ella, el grupo podría reconstruir su estructura. El cambio de domicilio de los mercenarios ha despertado la preocupación de países fronterizos con Bielorrusia como Polonia o Lituania.

Mantener la actividad

Según ha podido confirmar el medio británico BBC, los "músicos" siguen reclutando a voluntarios alrededor de Rusia. En diferentes puntos del país, desde Krasnodar, en el sur, hasta Murmansk, en pleno Ártico, estarían aceptando solicitudes de hombres que quieran "defender a la patria". Y eso que, en teoría, han cesado su actividad en Rusia desde el sábado. Las tropas especiales rusas entraron aquel día fatídico en la sede de Wagner en San Petersburgo y en las ciudades rusas se retiraron las pancartas de reclutamiento que podían verse en sus calles. Desde que el grupo admitió su existencia en público, se esforzó en atraer a hombres de todo el país para crecer y contó con el beneplácito del Gobierno para reclutar miembros entre la población carcelaria.  

Los hombres de Prigozhin fueron vitales para conquistar algunas ciudades del Donbás, en especial la disputada Bajmut. Incluso antes del inicio de la ofensiva el grupo ya apoyó previamente a las milicias de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Sin embargo, tal y como apuntó el jefe del comité de defensa de la Duma, Andrei Kartapolov, ya no volverán a luchar en Ucrania bajo la bandera de Wagner. Aquellos mercenarios que quieran seguir formando parte de la "operación militar especial" de Moscú, deberán formar parte del Ejército o de cualquier otra unidad militar supeditada directamente al Ministerio de Defensa.

Alrededor del mundo

La temida calavera de Wagner ha dado la vuelta al mundo. Apoyando a Rusia donde esta no podía intervenir. Oriente Medio y África han sido las principales regiones donde han actuado los mercenarios. Moscú ya tranquilizó a sus socios africanos afirmando que los wagneritas no abandonarán África. Aprovechando el desprestigio de las antiguas potencias coloniales, en especial Francia, Wagner ha conseguido afianzarse en el continente. El ejemplo más claro y conocido es en la República Centroafricana, donde han apoyado militarmente al Gobierno oficialista en la guerra civil que sufre el país. Allí se les acusa de haber matado a civiles y, periodistas rusos que se desplazaron para investigarlo fueron asesinados en un incidente aún por esclarecer. En Mozambique entrenaron a tropas locales y plantaron cara a la insurgencia islamista, algo que fue engrandecido en películas propagandísticas como 'Granit'.

En Siria también han sido un actor importante, apoyando a Bashar al Asad en la guerra civil que ha devastado el país. Esto le ha permitido tener una base logística a medio camino entre Rusia y África gracias a la base aérea de Hmeimim, además de controlar campos petrolíferos que les permiten financiarse. La UE les acusa de saquear recursos en los países en los que tienen presencia, donde extraerían y venderían metales, hidrocarburos y madera, entre otras materias primas. En este mismo país reclutaron a antiguos rebeldes, a los que llevaron a su misión en Libia.

A pesar del secretismo que rige la organización, se sabe que ha estado en algunos países más como Venezuela, donde entrenaron a militares; Sudán, donde apoyaron a las Rapid Support Forces, un grupo paramilitar; o Mali, donde contribuyeron en la lucha del Gobierno contra la insurgencia islamista. Además, en otros tantos países se sospecha que han actuado, aunque es difícil de confirmar. Entre ellos estarían países como Madagascar, República Democrática del Congo, Angola, Camerún. Además de entrenar tropas, luchar contra insurgentes y proteger instalaciones, también se apunta que habrían contribuido a la desestabilización política de países en los que tienen presencia.

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