Crisis en el país sudamericano

Maduro se endurece y tambalea el camino a las elecciones venezolanas de 2024

La oposición de Venezuela calienta motores para elegir al candidato que se mida con Maduro

El presidente de Venezuela Nicolás Maduro.

El presidente de Venezuela Nicolás Maduro.

Abel Gilbert

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 "¡No hay forma que la oposición vuelva a gobernar! ¡Ni por las buenas ni por las malas! Por su nivel de raterismo, está inhabilitada moralmente". Diosdado Cabello, el número dos del madurismo, se permitió gritar otra vez en público lo que comienza a ser percibido como una certeza. El Gobierno venezolano, señalan sus adversarios, intenta volver a cambiar las reglas de juego de cara a las presidenciales de 2024 en las que Nicolás Maduro se juega su continuidad al frente del Palacio de Miraflores.

La evidencia llegó con la sorpresiva dimisión de los integrantes del Consejo Nacional Electoral (CNE) que responden al oficialismo. El gobernante Partido Socialista Unido (PSUV) quiere que también renuncien los dos representantes en el organismo de la oposición. El CNE les había abierto la puerta como parte de las complejas e inacabadas negociaciones para solucionar el largo conflicto político interno. Ese movimiento contó con el beneplácito de la UE. De acuerdo con la revista Tal Cual, con esta nueva jugada, Nicolás Maduro "ha decidido dinamitar" esa instancia cuando se debía resolver si el CNE brindaría asistencia técnica a las primarias presidenciales de la oposición en las que podrán participar los millones de venezolanos que abandonaron el país como consecuencia de la debacle.

"Está claro que el Gobierno va a poner todas las trabas para las elecciones, pero este no es el mismo país de hace 10 años. Implosionar al CNE no va hacer que nos desmotivemos, esa es su intención", señaló Henrique Capriles, uno de los competidores de la primaria del 22 de octubre. "Debemos articularnos y expresarnos. Lo que no podemos es dejar a los venezolanos sin opción.  Nosotros tenemos que seguir, hay una gran oportunidad y tenemos que aprovecharla para echar pa’lante a nuestra Venezuela".

¿Otros pasos hacia atras?

Lo que temen Capriles y otros dirigentes de la Plataforma Unitaria que busca competir con un candidato común el año venidero es que el cimbronazo en el CNE sea apenas el comienzo de una revisión más profunda de la hoja de ruta que se había trazado el madurismo. Como parte de su declarada voluntad de negociar con la oposición en México y bajo el patrocinio noruego posibilitó el ingreso de la ayuda internacional, aceptó liberar presos políticos.

Sin embargo, las conversaciones en ese país han vuelto a quedar en el limbo. Lo mismo que el intento mediador del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien en abril pasado recibió en Bogotá a representantes de 20 países, entre ellos Estados Unidos, para debatir sobre la situación venezolana. Aunque la reunión no concluyó con una declaración conjunta, hubo un acuerdo implícito de que era necesario levantar las sanciones que pesan sobre Caracas para que se sienten las bases de una elección transparentes. Pero un Maduro que ha vuelto a adquirir "respetabilidad" internacional gracias a al papel venezolano de proveedor de petróleo en medio de una crisis energética mundial, debido a la invasión rusa a Ucrania, reiteró que esas sanciones que había impuesto Donald Trump deben concluir por completo porque han sido causantes de los males que aquejan al país.

El ascenso de Machado

Las renuncias en el CNE le han venido como anillo al dedo a los sectores más duros de la oposición venezolana. Las fuerzas moderadas, entre las que se incluye Capriles, consideraba imprescindible que el organismo electoral suministrara su logística y, además, funcionara como garante de un proceso complejo. Los dirigentes de derechas como María Corina Machado o Leopoldo López, quien se encuentra en España, rechazaban la intromisión estatal. "Avanzaremos en una consulta autogestionada", celebró Machado. La revista digital Efecto Cocuyo la llamó "el antónimo del socialismo del siglo XXI", en alusión al modo en que se percibía el extinto Hugo Chávez Su radicalidad suele espantar a propios y extraños. Sin embargo, ella es por el momento, según las encuestas, la preferida en las encuestas por aquellos que votarían a la oposición.

Para Machado, unas primarias autogestionadas representarían un éxito político. "En 128 días el pueblo de Venezuela va a hablar claro y firme, unidos contando nuestros votos papelito por papelito, con confianza".

El madurismo también tiene razones para celebrar el ascenso de Machado en los sondeos. Estima que la polarización con una "candidata de los gringos", como suele llamarla, podría beneficiar la permanencia en el poder de un Maduro que ya ha gobernado una década, con los resultados económicos y sociales a la vista.