La situación en el país sudamericano

El hallazgo de una pistola de Pinochet en manos de un narco adolescente invoca el fantasma del dictador en Chile

Chile: 5 claves para entender el ascenso de la ultraderecha y cómo afectará a Gabriel Boric

La pistola de Pinochet incautada.

La pistola de Pinochet incautada. / PDI Chile

Abel Gilbert

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Un fantasma recorre Chile, el de Augusto Pinochet. Ha dejado su marca en la elección de consejeros constituyentes que tuvo como gran ganador a la extrema derecha y dejó también como prueba material de su legado el hallazgo de una pistola que pertenecía al exdictador y estaba en manos de un adolescente narco. La Pietro Beretta, calibre 380, fue incautada durante un procedimiento policial días atrás. El arma formaba parte del pequeño arsenal de una banda que le disputaba a otra facción el negocio de la droga en la periferia de ciudad de Valdivia, unos 800 kilómetros al sur de la capital. La manejaba un adolescente.

La policía de Investigaciones no dio crédito cuando analizó la inscripción de dos iniciales en la empuñadura: A.P. Según la fiscal jefe de Valdivia, Tatiana Esquivel, el arma se había sido sustraída en mayo de 2014, según una denuncia de la propia familia del exdictador en una comisaría de Lo Barnechea, una de las zonas más coquetas de Santiago. Marco Antonio Pinochet, el segundo de los hijos del hombre que manejó con su filoso sable corvo el país durante 13 años, entre 1973 y 1990, informó entonces que La Pietro Baretta era apenas parte de una serie de armas que integraban el inventario de Pinochet, entre ellas varias Glock, Colt, SIG Sauer, Zick, revólveres Taurus y un fusil. Los investigadores intuyeron, desde el mismo momento del robo, que esas armas habían sido vendidas en el mercado negro o a coleccionistas cuyas identidades nunca se conocieron. Lo que no esperaban es que una de ellas fuera de uso corriente por parte de un adolescente de 15 años.

La renovada búsqueda de las armas de Pinochet tiene lugar cuando el tema de la inseguridad urbana ocupa los primeros planos del debate político. Ese fue uno de los factores que explican la contundente victoria en las urnas de la ultraderecha. La Subsecretaría de Prevención del Delito ha consignado que en 2022 se registraron 934 homicidios, lo que implica una tasa de 4,7 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Se trata de una cifra inferior al promedio regional, pero, a la vez, da cuenta de un aumento del 34,33 % con respecto al año anterior.

Armas institucionales

La Carta Magna de 1980 era otra de las armas que había diseñado Pinochet para perpetuar el modelo económico y político forjado a partir del violento derrocamiento de Salvador Allende, el 11 de setiembre de 1973. El texto fue depurado en distintas oportunidades durante la larga transición democrática, pero su matriz quedó indemne a los cambios. La Carta Magna que se redactó entre 2021 y 2022 intentó ir en sentido contrario. El carácter marcadamente progresista y ambientalista de esa Constitución fue rechazado por el 62% de los chilenos en la consulta popular de setiembre pasado.

El 7 de mayo se ha elegido al consejo que elaborará el nuevo texto fundamental. El partido Republicano, liderado por José Antonio Kast, siempre creyó que el legado institucional de Pinochet no debía ser abolido. Ahora le toca jugar un papel paradójico: erradicar aquella Constitución, pero para dar forma a otra que se le parecerá bastante. Con solo siete votos de otras formaciones de derecha que integran el Consejo, tendrá las manos libres para diseñar una Carta Magna siamesa de aquella que se dejará atrás.

El consenso imposible

El "profesor" Luis Silva, un numerario del Opus Dei que se convirtió en el consejero más votado el pasado 7M, descartó en principio cualquier tipo de entendimiento mínimo con la izquierda y la centroizquierda, que carecen de poder de veto en el órgano redactor. "Cuando nos hablan ahora de la necesidad de llegar a acuerdos…¿por qué crest (cojones)…, siendo mayoría, tenemos que llegar a acuerdos con la minoría? Que ellos se lo ganen, aquí es problema de ellos, no de nosotros. Yo no quiero pasar máquina, pero aquí la apertura al acuerdo es de quién está en minoría", dijo. Pocas horas después atenuó su vehemente declaración. Sin embargo, ese es el espíritu de los republicanos, no muy distinto al que exhibieron sectores de izquierda cuando eran mayoría en la Convención de 2021-22 y la derecha se encontraba en la situación inversa a la presente. Fue por eso que el presidente Gabriel Boric instó a la ultraderecha a no repetir los errores de sus huestes.

Mientras la policía busca el arsenal extraviado del exdictador y algunos de sus herederos espirituales se proponen dejar su huella en la Carta Magna, la izquierda chilena todavía no puede dar crédito a lo que sucede: el año que se cumple medio siglo de la caída de Allende, en medio de las conmemoraciones estatales, los defensores del proceso que comenzó aquel 1973 a sangre y fuego tienen la oportunidad histórica de volver a darle legitimidad a través de un texto constitucional. "Es momento de que la izquierda en Chile deje de confundir sus propios deseos y anhelos de transformación de la sociedad con la percepción de la realidad", dijo el académico Luis Garrido Soto.

José Miguel Insulza, uno de los viejos líderes del partido Socialista, actualmente aliado a Boric, estimó que la ultraderecha solo tiene dos alternativas: llamar al diálogo para sacar una Carta Magna que satisfaga a la mayoría o imponer una fórmula constitucional. Insulza no cree que Boric estampe su firma a una Carta Fundamental "que no sea un acuerdo aceptable".

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