Celebración patriótica
Putin, en el 80º aniversario de la batalla de Stalingrado: "Tenemos con qué responder a los tanques"
El presidente ruso señala que el envío de vehículos blindados a Ucrania no frenará a las tropas rusas
El partido del gobierno ruso recomienda a sus diputados establecer paralelismos entre el conflicto en Ucrania y los combates cuerpo a cuerpo que tuvieron lugar en Volgogrado en 1942 y 1943 y que marcaron el principio del fin del Tercer Reich alemán
Àlex Bustos
Periodista
Recordar la Gran Guerra Patria –denominación que recibe la Segunda Guerra Mundial en Rusia– es conmemorar uno de los mitos más populares en el país. Y este jueves el mismo presidente ruso Vladímir Putin ha asistido a la celebración en Stalingrado -la ciudad de Volgogrado recupera su antigua denominación 6 días al año- para celebrar uno de los hitos históricos de aquella contienda global: la victoria del Ejército de la URSS en la batalla de Stalingrado. Esta semana se cumplen 80 años de esa efemérides, justo en un momento en el que es más necesario que nunca para Moscú enarbolar el patriotismo en plena ofensiva en Ucrania.
Durante la celebración, el líder ruso dejó una ofrenda floral en el monumento de la Llama Eterna, a los pies de "La llamada de la Madre Patria". Esta gran estatua que representa a una mujer agitando una espada de 85 metros de altura corona una de las colinas de la gran metrópolis en esta región del sur de Rusia. Después del homenaje, en el que no hubo la presencia de ciudadanos de a pie, Putin habló ante los medios rusos presentes. "Nuevamente estamos siendo amenazados por tanques Leopard alemanes con cruces a bordo", señaló el presidente ruso, que comparó una vez más a su contrincante ucraniano con la Alemania del Tercer Reich, que usaba como símbolo la cruz gamada. "Aquellos que esperan derrotar a Rusia en el campo de batalla aparentemente no entienden que una guerra moderna con Rusia será completamente diferente para ellos", señaló antes de añadir que "el uso de vehículos blindados no acabará con el asunto". "Tenemos con qué responder y la cosa no se limitará al uso de blindados", remachó, en unas declaraciones que podrían interpretarse como una alusión a las armas nucleares.
El pasado lunes los dirigentes de Rusia Unida, el partido de Putin, entregaron a los diputados de su formación en la Duma unas recomendaciones para afrontar la efemérides, entre las que destacan establecer paralelismos entre "la batalla de Stalingrado y la operación militar especial", denominación oficial del Kremlin para el conflicto que se está desarrollando en la vecina Ucrania. Ha sido el mandato principal de la semana para los políticos oficialistas, que durante el trato con su electorado le deben recordar que durante la ofensiva en Ucrania debe repetirse el mismo patrón que en Stalingrado hace ocho décadas: Se ha trazado "una línea a partir de la cual ya no se puede retroceder".
En el marco de la misma celebración, las autoridades locales desvelaron el miércoles un busto del líder soviético de aquel momento, Iosif Stalin, junto con los de los mariscales Georgui Zhukov y Alexander Vasilevsky. El georgiano es recordado como un héroe por una parte de la población, mientras que otros lo ven como un líder autoritario que realizó purgas y deportó a etnias enteras a Siberia, Asia Central y al Lejano Este ruso, cerca de Alaska. Debido a este legado, Nikita Jrushchov optó por iniciar una política de "desestalinización", que implicó eliminar el culto a la personalidad a Stalin - de ahí el cambio de nombre de Stalingrado a Volgogrado en 1968 - y aplicar algunas reformas menos autoritarias que las de su antecesor.
Victoria decisiva
Esta batalla histórica es una de las más conocidas y recordadas por las narraciones épicas de la Rusia moderna cuando mira atrás hacia el pasado reciente. Fue una victoria soviética decisiva contra la Alemania nazi y el punto de inflexión en la contienda. En resumen, el inicio de la victoria aliada y el principio del fin del Tercer Reich. Alemania llegó a asediar las principales ciudades de la Unión Soviética como Leningrado –actual San Petersburgo– y alcanzó los suburbios de Moscú.
Transcurridas ocho décadas de todo aquello, Rusia esgrime la justificación del "legado antifascista” para legitimar sus acciones en Ucrania. El mismo Putin, cuando se inició el despliegue de tropas rusas en el país vecino, dijo que se debía "desmilitarizar" y "desnazificar" Ucrania. Y a los que caen en combate se les compara con los fallecidos en la lucha contra las fuerzas del Eje en el siglo XX.
Actualmente, la ciudad, una deslavazada aglomeración urbana en forma de L erigida a lo largo del margen occidental del río Volga, lleva ya tiempo denominada como "Volgogrado" –ciudad del Volga- , aunque durante seis días al año, incluido el día 2 de febrero, recupera su antiguo nombre para conmemorar esta fecha señalada. Las tropas alemanas llegaron a controlar la mayor parte de la actual Ucrania, Bielorrusia y parte del oeste de Rusia y del Cáucaso.
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