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Yúnior García: " En Cuba no te matan pero no te dejan vivir"

El dramaturgo y opositor cubano ofrece una visión muy crítica de su país, convencido de que el actual régimen comunista no tiene ya ninguna posibilidad de sobrevivir

Entrevista al opositor cubano Yunior García

Entrevista al opositor cubano Yunior García / ELISENDA PONS

Marta López

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Yúnior García, de 40 años, se define como artista, un artista con una opinión. Pero desde que salió de Cuba en noviembre del año pasado tras ser una de las caras visibles de la frustrada Marcha por el Cambio, es también una de las voces más destacadas de la oposición al régimen de La Habana. Lleva casi ya un año España, residiendo en el madrileño barrio de Lavapiés, pero con la cabeza y el corazón en Cuba, un lugar que, asegura, se ha vuelto inhabitable, del que te vas, te expulsan, o “te matan en vida”. Habla con EL Periódico en Casa Amèrica Catalunya, donde participa en una charla sobre el papel de la cultura como motor de cambio.

-Salió de Cuba en noviembre del año pasado para unos días. Pero va a hacer casi un año que llegó y está esperando que se le conceda el asilo...

- Yo pensaba volver a Cuba pero la situación conmigo ha sido compleja porque en cuanto salí cerraron mi grupo de teatro. Ya me habían amenazado con 27 años de cárcel, habían dicho que yo era un terrorista pagado por la CIA, un mercenario… una serie de locuras sin sentido. Una vez salí y cerraron nuestro grupo de teatro, supe que regresar era como un suicidio.

-¿Pero cree que algún día podrá volver?

-Tiene que ser así. Soy un cubano crónico. Yo no creo que pueda sobrevivir demasiado tiempo fuera de Cuba y no es por falso patriotismo. Tiene que ver con otras cosas, con la familia, los amigos, mi hijo, que está allí, con mi obra, que tiene que ver con ese público que está ahí. Y creo que sí, que Cuba ha de ser un país donde los que nos hemos ido podamos regresar.

-Y son muchos los que se han ido. La última ola migratoria supera todas las anteriores.

- Cuba se ha convertido en un país inhabitable. La dictadura siempre ha sido bastante férrea y ha tenido un control sobre aquellos que disienten. Pero en este momento esto se mezcla también con una ineptitud total por parte de los burócratas que ahora tienen el control del país y por un rechazo generalizado a la gestión de una crisis económica de las peores que hemos tenido en Cuba. No hay forma de que aquello que llamamos revolución,  que para mí dejó de serlo hace mucho tiempo, pueda sobrevivir. La pregunta es cuánto tiempo ellos van a alargar el sufrimiento de los cubanos.

-¿Qué es lo que más le duele de haber dejado Cuba?

-Algunos se van y a otros nos expulsan. En mi caso yo salí por voluntad propia pero era porque mi vida no estaba segura allí y también tenía que pensar en mi familia. Lo que más duele es que te arrancan un pedazo tuyo y te lo arrancan de manera injusta. Te llaman traidor, te convierten en un enemigo de tu pueblo,y toda esa mentira, todo eso que construyen alrededor tuyo te va haciendo mucho daño, te consume.El tiempo que uno está fuera, aunque pueda estar mejor económicamente, aunque puedas darte unos placeres que dentro de Cuba no puedes, aunque te libres de determinados sufrimientos, sientes que hay algo que te falta y ese hueco que tienes la única forma de llenarlo es volviendo a Cuba.

"Te llaman traidor, te convierten en un enemigo de tu pueblo y toda esa mentira, todo eso que construyen alrededor tuyo te va haciendo mucho daño, te consume"

-¿Qué siente que desde España puede hacer usted por los cubanos?

-Hemos hecho bastante, pero nunca es suficiente. Los cubanos que estamos en el exilio, a veces nos organizamos, recogemos medicamentos. En la pandemia fue una prioridad. Pero tenemos que  quitar en el mundo ese velo romántico que existe con una revolución que es falsa, es una estafa, es una revolución tartufo…el mundo tiene que dejar de ver con ojos miopes a un país que está sufriendo. No hay nada ya de nobleza ni de justicia social. Hay una dictadura que no solo viola los derechos de sus ciudadanos, sino que los está haciendo vivir en la miseria.

-¿Qué percepción se ha encontrado en la sociedad española hacia Cuba?

-Se está comprendiendo mejor. Pero por supuesto a veces muchas posiciones respecto a Cuba están motivadas por la militancia en determinados partidos políticos. A veces me preocupa que se politice demasiado, no por una preocupación genuina, sino por el bando ideológico al que se pertenece…Y uno tiene que ver a Cuba separándose de esos condicionamientos. Lo que están allí no tienen nada que ver  el PSOE , VOX o el PP. Los que están allí tienen una preocupación elemental porque ni siquiera pueden decir en voz alta lo que piensan.

-¿La posición del Gobierno español es demasiado tibia respecto a Cuba?

-Yo creo que sí. Y no solo el Gobierno español, sino de muchos gobiernos del mundo. Cuba supo vender muy bien una imagen de sí misma. La revolución cubana se convirtió en un producto comercial que se exportó al mundo entero, que mucha gente compró. La imagen del Che en las camisetas es tan comercial como la imagen de la Coca-Cola. Al final entiendo que muchos políticos se ven en un atolladero a la hora de referirse a un país que para muchas personas significa algo. Entonces yo creo que más que directamente con los políticos, el mensaje tiene que ser con la sociedad en su conjunto. Es la sociedad la que tiene que cambiar de opinión sobre esa estafa que compró en algún momento. Y luego, los políticos reaccionarán.

-Hay muchas inversiones españoles en Cuba. ¿Las considera inmorales?

-La palabra moral es complicada y depende del ojo desde donde se mire pero hay que entender que normalmente esos negocios no están beneficiando a Cuba, están beneficiando a una cúpula que se está enriqueciendo a costa de un pueblo.

-¿Como está Cuba hoy, desde que usted salió?

-Está mucho peor, en casi todos los sentidos. Y hay una palabra que es la que recorre las calles y es desesperanza. Casi todos los amigos que han podido huir o que han llegado a España recientemente me dicen lo mismo. Hay mucha depresión en las calles, hay mucha tristeza. Y eso duele cuando uno sabe que Cuba se ha caracterizado siempre por ser un país alegre, por ser un país donde incluso en la mayor miseria la gente no para de sonreír y de bailar. Y ya los últimos que regresan, me dicen que ni eso. La gente no sonríe, no disfruta, no baila. Y eso nos deprime.

-Pero no ha vuelto a haber manifestaciones de envergadura.

-No han ocurrido en la dimensión por ejemplo del 11 de julio, pero las protestas no han parado. Pero el estado ya sabe como minimizar el eco de esas protestas. Enseguida tumban la conexión a internet, enseguida militarizan los lugares donde hay protestas, amenazan a las familias, amenazan a las personas con perder su trabajo. Han obligado a casi todos a a los que han tenido un liderazgo en los últimos tiempos a salir del país.

-Son todo protestas pacíficas. ¿Descarta usted la violencia?

-El problema de la violencia en Cuba es la desproporción que existe entre las fuerzas represivas en Cuba y la sociedad civil. Es una sociedad civil desarmada y los órganos represivos además de contar con fuerza para reprimir a la sociedad, han tenido experiencia en África, por ejemplo en Angola, donde reprimieron a la una disidencia dentro del país. Si lo hicieron en Angola, donde aplastaron, torturaron y asesinaron y lo han hecho en Cuba, lo van a seguir haciendo. Me preocupa esa desproporción porque llamar a la violencia sería llamar a los cubanos al suicidio.  No es solo que pierdas la vida, la libertad, es que te matan en vida. En Cuba no te matan pero no te dejan vivir. Cuando amenazan con quitarte tu carrera universitaria o tu trabajo, o amenazan a tu familia o te obligan a irte, no tienen que llegar a matarte. Hay otras formas de matar. Y si algo ha perfeccionado la dictadura en 63 años es en matar en vida. En eso han sido expertos.

-¿Cuándo se desencantó usted con la revolución?

-Es un proceso gradual. Cuando creces viendo a Fidel todos los días, con sus discursos kilométricos, en la escuela tienes que decir todos los días que vas a ser comunista como el Che frente a la bandera, toda la literatura que consumes es alabando a los líderes y a Fidel es un gigante, invicto, todopoderoso… Yo creo que mi desencanto empezó la primera vez que vi a Fidel castro, que le pude dar la mano en un congreso de estudiantes, cuando descubrí que aquel congreso era una farsa, que no estábamos reunidos allí para resolver ningún problema, sino para demostrar al líder cuanto los niños y los adolescentes lo amábamos de forma incondicional. Me acerqué y la pude dar la mano y noté que la mano no era la mano de un héroe, ni de un obrero… era la mano de un rey, era la mano de un monarca. Era una mano blanda de uñas muy cuidadas, era la mano de un hombre que miraba con indiferencia, desde una nube y me di cuenta de que no estaba delante de un ser humano real que se preocupaba por mis problemas, estaba delante de un semidiós al que había que adorar o te expulsaban del paraíso. Entonces yo creo que ahí empezó mi desencanto. Luego tuve acceso a una literatura que estaba prohibida en las bibliotecas cubanas, libros de Reinaldo Arenas, Cabrera Infante, la revista 'Encuentro' que se publicaba aquí en España por cubanos exiliados. Y cuando tuvo acceso a toda esa Cuba que para mi no existía, fue como la película Matrix, fue como abrir los ojos y descubrir que la realidad que te habían puesto delante no existía. Hay mucha relación entre Matrix y la realidad cubana porque todavía hay muchos cubanos conectados al sistema y que no se dan cuenta de que están viviendo una realidad falsa.

-Y de ahí a la oposición activa…

-Yo nunca milité en la oposición. Yo era un artista y era un artista que incluso estaba vinculado a las organizaciones que ha creado el Gobierno para controlar a los artistas. Yo era parte de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la Asociación Hermanos Saíz, que es la que reúne a los jóvenes artistas de Cuba. Estaba totalmente integrado. Trabajaba con el Ministerio de Cultura, podía hacer mis obras de teatro, me permitían ser crítico en el teatro, no así en la televisión, que viví mucha más censura. Y nunca llegué a militar. Lo que pasa es que se van rompiendo cosas dentro de ti. Y tus maestros siempre te dicen: 'Tu eres artista. Dedícate a hacer arte, habla desde ahí. No cruces la línea`. Pero llega un punto en que tienes que cruzarla. Hay  veces que el arte no puede ser una coraza o o un refugio para ocultarte cómodamente y hablar desde ahí. Tienes que actuar a veces como persona, como individuo, como ciudadano. Y cuando crucé esa línea fue que me convirtieron en enemigo del pueblo.

"Y tus maestros siempre te dicen: 'Tu eres artista. Dedícate a hacer arte, habla desde ahí. No cruces la línea`. Pero llega un punto en que tienes que cruzarla. Hay veces que el arte no puede ser una coraza o o un refugio para ocultarte cómodamente y hablar desde ahí"

-¿Vive del Teatro en España?

-No. Mi esposa tiene trabajo fijo. Trabaja en otra cosa, no en lo que estudió. Pero está bien, es un trabajo digno y con eso podemos pagar la renta. Yo también escribo para un periódico independiente en Cuba, doy alguna charla. Estoy tratando de escribir para la televisión series dramatizadas. Yo no quiero vivir como político. Yo quiero ser un artista con una opinión y defender esa opinión pero no vivir de la política.

-¿Pero, mantiene contactos institucionales en España y con los partidos políticos?

-He conversado con varios, pero conversaciones como esta. Agradezco el interés de muchos políticos españoles que se han acercado a saber cual es la realidad de lo que está pasando en Cuba.

-¿Se le  han acercado de todos los partidos?

-No de todos.

-¿Quiénes no?

-Podemos no lo ha hecho. Sí tuve contactos con Mas Madrid. Incluso un diputado dijo públicamente que Cuba es una dictadura. Y me parece muy valiente que alguien de la izquierda se saque esa camisa de fuerza que a veces tiene la izquierda internacional y reconozca algo tan obvio como que en cuba no hay democracia.

-Cuba es asunto muy pasional para la sociedad española....

-Sí. Es pasional y lo entiendo. El arte, la cultura cubana ha influido mucho. Las canciones de Silvio. Antes de salir de Cuba tuve una conversación de 70 minutos con Silvio y a pesar de las diferencias abismales, tuvimos un encuentro fraternal. Él me escuchó, yo le escuché y hasta pudimos entendernos en algunos puntos . Lo que pasa es que el propio Silvio reconoce que eso en lo que una vez creyó ya no existe. La pregunta es como después de tanto tiempo defendiendo una idea reconoces que el unicornio azul nunca existió.

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