Tensiones fronterizas

Serbia y Kosovo alcanzan un "acuerdo de libre circulación" para calmar las tensiones

Pristina no pedirá permisos de residencia a partir del 1 de septiembre

Archivo - Josep Borrell, Alto Representante de Política Exterior de la UE

Archivo - Josep Borrell, Alto Representante de Política Exterior de la UE / Alexandros Michailidis/European / DPA - Archivo

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Serbia y Kosovo alcanzaron este sábado "un acuerdo sobre la libertad de circulación" entre ambos países, tras las renovadas tensiones provocadas por las nuevas normas fronterizas y administrativas impuestas por Pristina, anunció el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

Tras las negociaciones lideradas por la UE, Pristina se compromete a no introducir el 1 de septiembre, como era su intención, permisos de residencia para personas que entren en Kosovo con un documento de identidad serbio, dijo Borrell en Twitter, asegurando haber "recibido garantías" del primer ministro kosovar, Albin Kurti.

A cambio, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, acordó retirar el permiso que Belgrado impuso a los visitantes con documentos de identidad kosovares para ingresar a Serbia. Además de este permiso de residencia impuesto en sus fronteras, Pristina también había decidido exigir a los serbokosovares que reemplazaran las matrículas serbias de sus vehículos por placas de la República de Kosovo.

Reacción violenta

Estas medidas provocaron un nuevo episodio de violencia a finales de julio en el norte de Kosovo, donde la minoría serbia las considera vejatorias. Bajo la presión de los Estados Unidos, Pristina había pospuesto su implementación hasta el 1 de septiembre. En cambio, el sábado no se llegó a ningún compromiso en relación con la medida de Kosovo sobre las matrículas, lamentó Josep Borrell.

"El trabajo no está terminado, algunos temas aún están pendientes. Espero que los dos líderes sigan mostrando pragmatismo y un espíritu constructivo para resolver el tema de las placas", señaló.

Belgrado nunca ha reconocido la independencia proclamada por Kosovo en 2008, una década después de una cruenta guerra que dejó 13.000 muertos, en su mayoría albanokosovares. Desde entonces, la región ha sido escenario de fricciones episódicas. Los aproximadamente 120.000 serbokosovares, un tercio de los cuales viven en el norte del territorio, no reconocen la autoridad de Pristina, manteniéndose leales a Belgrado.

"No necesitamos más problemas y tensiones", ha reafirmado este sábado Josep Borrell mientras continúa la ofensiva rusa en Ucrania.

A mediados de agosto, antes de una reunión con los dos líderes balcánicos en Bruselas, juzgó que "era el momento de avanzar hacia una completa normalización de las relaciones" entre ambos países, condición clave para su adhesión a la UE.

Serbia y Kosovo aspiran a unirse a la UE: Belgrado tiene el estatus de candidato oficial desde 2012, lo que le ha permitido iniciar negociaciones, mientras que Kosovo es solo un "candidato potencial". Sin embargo, cinco países de la UE aún se niegan a reconocer la independencia de la antigua provincia serbia.

Por su parte, la OTAN advirtió a mediados de agosto que su fuerza de mantenimiento de la paz en Kosovo (Kfor) estaba "preparada para intervenir si la estabilidad se viera amenazada" y para reforzar su personal si fuera necesario, para "restablecer la libertad de tráfico" en caso de bloqueos. y nueva violencia.