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Shinzo Abe | Muere el exprimer ministro japonés tras ser tiroteado en un acto electoral

Este es el momento en el que Shonzo Abe recibe varios disparos durante un acto electoral

¿Quién es el autor de los disparos al exprimer ministro japonés?

Detenido un exmiembro del Ejército de Japón como autor del asesinato

Muere el exprimer ministro japonés tras ser tiroteado en un acto electoral

Muere el exprimer ministro japonés tras ser tiroteado en un acto electoral. /

Adrián Foncillas

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La muerte del exprimer ministro japonés Shinzo Abe en un atentado ha devastado un país con escasa criminalidad y escrupulosos controles sobre las armas de fuego. Abe, de 67 años, falleció este viernes después de que un hombre le disparara por la espalda durante los primeros minutos de un acto electoral en la localidad de Nara.

Las imágenes tomadas por teléfonos móviles le muestran dirigiéndose a la multitud cuando se escuchan los tiros. "Estaba dando un discurso y un hombre llegó desde atrás. El primer disparo sonó como un juguete. No cayó pero luego hubo un fuerte estallido. El segundo disparo fue mayor, se podía ver el estallido y el humo. Mucha gente le rodeó y le dieron un masaje cardíaco", ha descrito un testigo a la cadena televisiva NHK. Abe fue conducido al hospital en helicóptero y declarado muerto minutos después de las 5 PM (hora local). Los médicos han revelado que llegó ya sin signos vitales y que no respondió a los tratamientos de resucitación ni fue posible detener la hemorragia con transfusiones sanguíneas. "Su condición era extremadamente complicada, estaba muy grave", ha añadido Hidetada Fukushima, doctor del Hospital Universitario de Nada. Abe recibió un balazo en el cuello y otro en el pecho que le alcanzó el corazón.  

Este es el momento en el que Shinzo Abe recibe varios disparos durante un acto electoral

Este es el momento en el que Shinzo Abe recibe varios disparos durante un acto electoral. En la fotografía, detención del atacante. /

 El atacante fue inmovilizado rápidamente por el cuerpo de seguridad y estaba siendo interrogado en la tarde de ayer por la policía. Se trata de Tetsuya Yamagami, de 41 años, vecino de la localidad de Naga y antiguo miembro de las Fuerzas de Autodefensa Marítima. Se desconocen sus motivaciones aunque los investigadores han revelado que la profunda animadversión que sentía por el líder conservador era ajena a su postura política. La intervención de Abe no se había comunicado a sus seguidores hasta la víspera, lo que apunta más a un crimen oportunista que a uno largamente planeado. Para el ataque habría utilizado, según las primeras informaciones, una escopeta artesanal.

Baja tasa de criminalidad

La bajísima tasa de criminalidad en Japón explica que sus políticos suelan dar sus discursos en espacios abiertos y sin las medidas de seguridad habituales de otros países. Las principales figuras como Abe cuentan con equipos de seguridad privada para lidiar con aglomeraciones y otros problemas menores. Es necesario remontarse al asesinato del primer ministro Inukai Tsuyoshi durante una asonada en 1932 para encontrar un atentado similar. Una ley prohíbe desde 1958 que los civiles cuenten con armas de fuego y las muertes anuales causadas por ellas rara vez alcanzan la decena en un país con más de cien millones de habitantes. Suponen 0,02 por cada 100.000 habitantes en contraste con las 4,2 de Estados Unidos. En 2020 hubo 21 detenciones por uso de armas de fuego y más de la mitad correspondieron a la yakuza o mafia japonesa.

El asesinato ha descompuesto al país. El primer ministro, Fumio Kishida, ha condenado con lágrimas la muerte de su predecesor. "Es un acto bárbaro y malicioso. Ha ocurrido en medio de unas elecciones, la base de la democracia, y eso no se puede tolerar". Kishida ha pedido a los miembros de su Ejecutivo que abandonen los actos de campaña para las elecciones de la cámara alta legislativa del domingo y regresen a la capital para examinar la situación. La noticia precipitó los pésames de todo el mundo. También desde Corea del Sur y China, que acumularon roces con Japón durante la presidencia de Abe por su presunta tibieza en la condena de los desmanes del imperialismo nipón. Pekín reconoció ayer su "contribución a la mejora y desarrollo de las relaciones bilaterales".

Problemas de salud

Abe renunció a terminar su mandato en 2020 por las complicaciones de su colitis ulcerosa crónica después de ocho años en el poder. Suponía un récord en un país que encadenaba efímeros primeros ministros y dejó un legado irregular. Dio solidez a un cargo tras media docena de efímeros y pusilánimes predecesores que no atacaron los problemas enquistados. Abe fue un líder fuerte, resolutivo y con convicciones, que despreció la opinión pública cuando creyó que la reforma de la constitución pacifista o el regreso de la energía nuclear eran necesarias. Regresó a la presidencia en los tiempos más áridos, reciente aún el desastre de Fukushima, con la amenaza norcoreana y el auge chino. Intentó reflotar una economía gripada durante dos décadas con sus célebres y audaces Abenomics, que aunaban estímulos fiscales y la relajación de la política monetaria. Pero problemas insalvables como el envejecimiento demográfico, sumados al coronavirus y la cancelación olímpica, hundieron a Japón este año en la recesión.

En la esfera internacional no se ha separado de Estados Unidos y ha irritado a sus vecinos. El cargo le impuso mesura pero muchos no han olvidado que años atrás visitara con asiduidad el templo de Yasukuni, epicentro del nacionalismo japonés donde están representadas las almas de un puñado de criminales de guerra, o que desdeñara las condenas de tribunales internacionales como "la justicia de ganadores". Le sucedió Yoshihide Suga, sin su carisma ni credenciales dinásticas, quien presidió los Juegos Olímpicos de Tokyo que había impulsado su predecesor.