Protestas en Ecuador

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, en la cuerda floja ante su posible destitución

El Congreso aplaza la votación para decidir si destituyen a Lasso, al que una gran mayoría considera el responsable de la "grave crisis política"

Disturbios en el centro de Quito durante noveno día de protestas en Ecuador

Disturbios en el centro de Quito durante noveno día de protestas en Ecuador / José Jácome

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Tras dos semanas de protestas y cinco muertos, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, redujo este domingo los precios de los combustibles, la principal demanda de los manifestantes y está a la espera de la decisión del Gobierno sobre su posible destitución.

Por segundo día consecutivo, el Congreso debatió la necesidad de destituir a Lasso, a quien un sector de la oposición considera responsable de la "grave crisis política y de la conmoción interna" que golpea al país desde el inicio de las protestas. Tras siete horas de deliberaciones la sesión fue aplazada para otro día ya que, quedaron pendientes las palabras de 20 diputados de los 84 inscritos. El grupo afín al ex presidente socialista, Rafael Correa (2007 - 2017), la Unión por la Esperanza, fue quien convocó el debate contra Lasso. Para poder destituir al presidente, sería necesario que 92 de los 137 diputados en el Congreso lo votasen. Los diputados tendrán un máximo de 72 horas para tomar una decisión.

De aprobarse la destitución del exbanquero, el poder lo asumirá el vicepresidente, Alfredo Borrero, y se convocarán elecciones presidenciales y legislativas para el resto del período, hasta 2025.

Más ayudas

Aunque la reducción de precios que Lasso ha hecho es menor a la que piden miles de indignados por el alto coste de vida, el presidente cedió a una reducción de 10 centavos de dólar que deja el precio del diésel en 1,80 dólares y el de la gasolina corriente en 2,45. Los indígenas piden bajar las cotizaciones a 1,50 y 2,10 dólares respectivamente. Los cortes de ruta y la toma de más de mil pozos en medio del estallido tienen en jaque al petróleo, principal rubro de exportación. Y según el Gobierno, si las protestas continúan, el país podría dejar de producir el oro negro en las próximas 48 horas.

Los manifestantes indígenas también exigen que haya apoyo estatal para agricultores, campesinos, transportistas y medidas de alivio económico para más de cuatro millones de familias. Otro de los motivos por los que miles de personas han salido a la calle estos días es porque se oponen con vehemencia a que Ecuador firme tratados de libre comercio que afecten la producción nacional y que el Gobierno avance en su política minera y petrolera por los daños que causa al medio ambiente.

En busca de paz

Aunque en su mayoría las protestas han sido pacíficas, las jornadas del jueves y viernes se tornaron violentas en Quito. Los enfrentamientos entre manifestantes y la fuerza pública se avivaron con la represión policial. La sede presidencial permanece protegida con vallas metálicas, alambres de cuchillas y agentes policiales. Uno de sus accesos advierte: "En caso de ingreso no autorizado se hará uso de la fuerza letal". Lasso ordenó el sábado el fin del estado de excepción, bajo el cual impuso un toque de queda nocturno y militarizó la ciudad. Sin embargo, reporteros de la AFP constataron que el centro sigue fuertemente custodiado por la fuerza pública.

Organizaciones internacionales y de derechos humanos claman por un cese a la violencia. Este domingo el papa Francisco llamó al "diálogo" y a "la paz social". "Animo a todas las partes a abandonar la violencia y las posiciones extremas", escribió en Twitter.

Sin embargo, en las calles los manifestantes indígenas siguen agitando las calles al grito de '¡Fuera Lasso, fuera!". Estas son las protestas indígenas más largas de la historia reciente en el país.

Siguen las protestas

Al frente de las protestas, en las que ya han muerto cinco manifestantes y se cuentan más de 400 heridos entre uniformados y aborígenes, está la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie). Lasso culpa del caos a Iza, presidente de esta organización. "Aquí no hay un luchador social, aquí hay un anarquista (...) que quiere derrocar un gobierno", aseguró el sábado el gobernante en entrevista con CNN. En paralelo, cientos de manifestantes salen a las calles de Quito en rechazo a las protestas indígenas, con banderas blancas y en caravanas de automóviles.

Por su parte, Iza se defiende y asegura que "estamos totalmente conscientes" de que en "estos días de lucha se ha generado desabastecimiento. Si el Gobierno no se hubiera puesto tan necio, seguramente no hubiéramos estado tantos días aquí", declaró en un vídeo.

Ecuador, cuya dolarizada economía empezaba a recuperarse de los efectos de la pandemia, pierde unos 50 millones de dólares diarios por las crisis, según cifras oficiales. Sin mayor respaldo político, Lasso cuenta por ahora con el apoyo de los militares, que cerraron filas en torno a su Gobierno. "Los ecuatorianos que buscan el dialogo encontraran un Gobierno con la mano extendida. Los que buscan el caos, la violencia y el terrorismo, toda la fuerza de la ley", advirtió el presidente.