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Elecciones en Filipinas 2022 | Quién es Ferdinand 'Bongbong' Marcos Júnior

Ferdinand Marcos Júnior, más conocido como 'Bongbong', lidera el escrutinio provisional de las elecciones filipinas cuando se cumplen 50 años de la ley marcial que firmó su padre homónimo

Bongbong Marcos en un colegio electoral.

Bongbong Marcos en un colegio electoral. / Reuters

Adrián Foncillas

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Un análisis cabal le descarta. Concurrían a las elecciones de Filipinas de este lunes una leyenda mundial del boxeo, una abogada por los derechos humanos, un antiguo director de la policía nacional y el hijo de un dictador. Será proclamado vencedor el último con un legado que arruinaría la carrera política en cualquier otro país y devolverá al Palacio de Malacañán al clan asociado a los años más oscuros de la historia reciente del país. Ferdinand Marcos Júnior, más conocido como Bongbong, arrasaba al cierre de esta edición con el 59% de los votos, frente al 28% de Leni Robredo y el 6% de Manny Pacquiao, completado ya el 83% del escrutinio provisional automático no oficial que publica la comisión electoral. 

Su posible victoria llega en el 50 aniversario de la ley marcial que firmó su padre homónimo. Marcos y su esposa, Imelda, dirigieron una cleptocracia brutal que concluyó con la revuelta popular de 1986. Él falleció tres años después en el plácido exilio de Hawái y el resto regresó en 1991 sin disculparse ni devolver lo robado. Imelda, epítome de la consorte manirrota, fue recibida como una celebridad y desde la provincia de Ilocos Norte, el feudo familiar, recompuso la vieja red de poder. Los Marcos han integrado el paisaje político nacional en las últimas tres décadas y Bongbong alcanzará la meta presidencial con 64 años si se confirma el resultado del recuento parcial.

No se amontonan las hazañas en su biografía. Marchó de la británica Universidad de Oxford y de la estadounidense Universidad Pensilvania sin títulos y, ya de vuelta, ejerció de gobernador, congresista y senador sin logros reseñables. Es descrito a menudo como despreocupado o escaso de brío, sin la clarividencia y coraje que exigen los problemas de un país con una cuarta parte de su población bajo el umbral de la pobreza. El actual presidente, Rodrigo Duterte, lo desdeñó como "mimado" y "débil" antes de que la real politik acercara a los dos clanes.

Campaña con debilidades

Perdió cuatro años atrás las elecciones a la vicepresidencia ante Leni Robredo, la activista de derechos humanos que le discute a distancia la victoria. Es significativo que las mayores ovaciones en los escasos mítines que ha permitido el coronavirus siguieran a las menciones a su madre. Su campaña ha sido diseñada asumiendo sus debilidades. Huyó de los debates con otros candidatos y de entrevistas áridas, confiando en la desinformación que en las redes sociales blanquea al Gobierno de su progenitor. "Hay muchas cosas positivas de aquellos tiempos", había respondido en aquella campaña fracasada. Y se ha aliado con Sara Duterte-Carpio, hija del aún presidente Rodrigo, para conseguir los votos del sur del país que su familia desatendió.

Las apelaciones a la unidad de los filipinos y otros conceptos vaporosos han dominado su discurso. No hay detalles de su política exterior, que deberá pivotar entre la vieja alianza militar con Estados Unidos y la nueva dependencia de China para sus infraestructuras, ni de cómo reducirá las sangrantes desigualdades sociales. Ha prometido mejorar la sanidad y la educación públicas y combatir el cambio climático. Inquieta a los economistas su apología de las políticas populistas paternas como los créditos al arroz que ayudaron a los productores y enterraron en deudas a los bancos rurales. El mejor escenario, acuerdan los expertos, es que deje la árida economía a los tecnócratas.

Las víctimas de la dictadura temen que, de validarse el recuento provisional, el mandato de Bongbong extinga las escasas esperanzas de perseguir las tropelías y el latrocinio de sus padres. Nombrará al presidente de la Comisión de Derechos Humanos y ya ha cuestionado que se violaran. También elegirá a los miembros de la Comisión Presidencial de Buen Gobierno que investiga la fortuna familiar. El país apenas ha recuperado 2.240 millones de dólares de los 5.000 o 10.000 millones que el matrimonio esquilmó a las arcas públicas. También nombrará al Defensor del Pueblo, quien atiende las denuncias de corrupción gubernamental, y al jefe de la oficina de impuestos. No es un asunto menor porque sobre la dinastía pesa la acusación de fraudes fiscales por valor de casi 4.000 millones de dólares.

La multa, de la que son responsables los herederos, justificó que la oposición pidiera la anulación de la candidatura de Bongbong. La comisión electoral rechazó la petición y la apelación se ventilará en la Corte Suprema. Tampoco aceitará el nuevo presidente las investigaciones de los miles de muertos causados por la guerra contra la droga de su predecesor. Los miembros de la Corte Criminal Internacional podrán acudir a Filipinas "como turistas", ha aclarado Marcos.

La más que probable victoria de Bongbong certifica la inclinación de Filipinas por los líderes heterodoxos y finaliza la misión vital de Imelda de rehabilitar a su marido.

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