Nacionalismo corso

Francia, dispuesta a discutir la autonomía de Córcega

El Gobierno francés intenta calmar la espiral de tensiones y disturbios en la isla tras la agresión a Yvan Colonna

Los nacionalistas corsos desconfían de la oferta de París y el FLNC amenaza con volver a la lucha armada

Macron en Córcega

Macron en Córcega / periodico

Enric Bonet

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Un frente inesperado se ha abierto para Francia en plena guerra de Ucrania y con la campaña de las presidenciales galas a punto de empezar. La espiral de tensiones en Córcega se ha convertido en una de las principales preocupaciones del Gobierno francés. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha iniciado este miércoles una visita de dos días a esta isla del Mediterráneo para apaciguar el malestar y los disturbios, desencadenados por la agresión sufrida por el independentista corso Yvan Colonna, que se encuentra entre la vida y la muerte, tras el ataque de otro reo condenado por terrorismo. Ha puesto sobre la mesa una medida inesperada por parte de una administración tan centralista como la gala: discutir sobre la autonomía de Córcega.

"Estamos dispuestos a ir hasta la autonomía. (...) La cuestión se trata de saber de qué tipo de autonomía. Tenemos que discutirlo y esto requerirá tiempo, ya que de ello depende el futuro de los corsos", aseguró Darmanin en una entrevista publicada esta mañana en el diario local Corse Matin. También ha advertido de que "no puede haber diálogo sincero en democracia bajo la presión" de la violencia o con "la omnipresencia de las fuerzas de seguridad". El ministro se ha reunido esta tarde con el presidente del ejecutivo regional de Córcega, el soberanista Gilles Simeoni, y lo hará con otros dirigentes de la isla, desde los independentistas hasta la derecha republicana francesa.

Poner fin a la violencia

"Nuestro objetivo es evitar que haya muertos, entre los jóvenes de 15 y 16 años y entre los padres de familia que son los policías y gendarmes", añadió Darmanin sobre la gravedad de la situación en la isla. Y precisó que esta posible negociación sobre la autonomía en ningún caso comportaría su independencia.

Las aspiraciones nacionalistas de Córcega, obviadas por el presidente Emmanuel Macron durante su mandato, han estallado en plena precampaña presidencial. El soberanista Simeoni gobierna en la isla desde 2015 y se impuso con claridad en los tres últimos comicios regionales. París ignoró, sin embargo, sus principales reivindicaciones: autonomía, cooficialidad de la lengua corsa y el acercamiento de los nacionalistas corsos encarcelados. Ahora la espiral de tensiones ha crecido hasta el punto que el Frente Nacional de Liberación Corso (FNLC), que había depuesto las armas en 2014, ha amenazado este miércoles con volver a la lucha armada si "el Estado se mantiene sordo".

El pretexto de esta espiral ha sido la agresión sufrida por Colonna el 2 de marzo en la prisión de Arles, en el sur de Francia. Este dirigente independentista, condenado por el asesinato en 1998 del prefecto (delegado del gobierno) Erignac, fue estrangulado por un yihadista afgano. Un episodio brutal que resucitó el espinoso asunto de las condiciones de encarcelamiento de los militantes del FLNC, el equivalente local de ETA, aunque con un balance de víctimas mucho menor, de 70 muertos. Desde entonces, se sucedieron los episodios de violencia urbana en Córcega. Los más graves ocurrieron en la manifestación del pasado domingo, en la que jóvenes manifestantes lanzaron centenares de cócteles molotov y hubo 93 heridos, 73 de ellos miembros de la policía.

Consenso incipiente a favor de la autonomía

"Pasar del asesinato de un prefecto a la promesa de autonomía, ¿puede haber un mensaje más catastrófico?", criticó en Twitter la ultraderechista Marine Le Pen, sobre el timing del gobierno, sin duda discutible, de ofrecer concesiones en respuesta a la violencia urbana. No obstante, resulta interesante el incipiente consenso, también en la oposición de la derecha republicana, los socialistas o de la izquierda insumisa —históricamente partidarios del modelo centralista—, a favor de cierta descentralización y la autonomía de Córcega, sin capacidad legislativa y que dispone de competencias en Turismo, Cultura, Medio Ambiente, Transportes y poco más.

Los nacionalistas corsos acogieron las declaraciones de Darmanin con prudencia y cierta desconfianza. En una entrevista a la emisora France Info, el autonomista Simeoni dijo que el giro representado por las palabras del ministro es "importante", pero "no es todavía una victoria" ni para él "ni para el pueblo corso". Para el presidente del consejo ejecutivo regional, el Estado tendría que ceder una serie de competencias, entre las que citó "la fiscalidad, la política de lucha contra la especulación inmobiliaria o ciertas políticas de desarrollo económico".

Aún más contundente se mostró el independentista Jean-Guy Talamoni, que hasta julio del año pasado había presidido la Asamblea de Córcega: "Desde 2015, han actuado como si no hubiera pasado nada. (...) Nos han considerado como una circunscripción administrativa, sin llegar a entender que los corsos no nos eligieron para gestionar únicamente las carreteras y las papeleras", afirmó en declaraciones al digital Mediapart.