CONGRESO EN BRIGHTON

Starmer desafía a la izquierda del laborismo y consagra el giro al centro

El líder opositor pasa página a la era de Corbyn en un clima de fuerte división del partido

El líder laborista, Keir Starmer, durante su discurso en la conferencia anual del partido en Brighton, este miércoles.

El líder laborista, Keir Starmer, durante su discurso en la conferencia anual del partido en Brighton, este miércoles. / JUSTIN TALLIS

Begoña Arce

Begoña Arce

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Keir Starmer quiere ganar las elecciones en el Reino Unido y promete hacer del laborismo “una alternativa de poder en la que todo el mundo pueda confiar”. En su primera intervención en persona en la conferencia anual laborista desde que asumió el cargo de líder hace 18 meses, quien está considerado como un político poco carismático desafió al ala izquierdista de la formación y se comprometió a enterrar el ‘corbynismo’. “Nunca bajo mi liderazgo vamos a ir a una elección con un programa electoral que no sea un plan de gobierno serio” afirmó en referencia a la desastrosa derrota de Jeremy Corbyn en los últimos comicios. “Mi trabajo no es sólo dar las gracias a los votantes que quieren estar con nosotros. Mi trabajo es comprender y persuadir a los votantes que nos han rechazado”.

 Su largo discurso de 90 minutos en Brighton, en el que colaboró uno de los ayudantes del exprimer ministro Tony Blair, fue interrumpido en varias ocasiones con gritos de protesta y abucheos de los disidentes. Starmer un político frio y analítico no se dejó intimidar. “¿O lanzar slogans o cambiar vidas, conferenciantes?”, fue su tranquila propuesta, a lo que la audiencia respondió: “Cambiar vidas, cambiar vidas”.

Tensiones y enfrentamientos

La intervención estaba considerada como el gran momento de quien fue durante años el Fiscal de la Corona para darse a conocer al país, algo que apenas había podido hacer al asumir sus funciones en plena pandemia. Al subir al estrado culminaban a cinco días de fuertes tensiones entre la línea centrista que persigue la nueva dirección y los núcleos resistentes de la extrema izquierda en retirada. Los enfrentamientos sobre cambios en la normativa interna, nacionalizaciones y salario mínimo han sido continuos e incluso llevaron a alguna dimisión.

 Starmer necesita de imponer su autoridad, pero la víspera ya había dejado claras las prioridades al declarar en una entrevista a la BBC que era más importante ganar las elecciones que la unidad del partido. “No he entrado en la política para votar una y otra vez en contra en el Parlamento y perder y después mandar un tuit sobre lo ocurrido”.

Reparto fiscal

El programa con el que pretende reconquistar el poder se centra en la recuperación de la economía. Atrás quedan las nacionalizaciones propuestas por su antecesor. Starmer se compromete a controlar el gasto y mejorar la fiscalidad de pequeñas y medianas empresas. Los fondos para hacerlo saldrían de un aumento de impuestos a las grandes empresas tecnológicas.

“Me responsabilizó de gastar vuestro dinero muy seriamente”, afirmó.  “La mayor parte de la carga fiscal no va a recaer en los trabajadores”. También apuesta por una economía más ‘verde’, la calidad del aire y la mejora del aislamiento y la eficacia energética de 19 millones de viviendas durante la próxima década, que calificó de “misión nacional”. En su programa también figura la contratación de miles de nuevos enseñantes y reducir las esperas en las consultas de quienes sufren problemas mentales .

Johnson, el ilusionista

Meticuloso y analítico el jefe de la oposición contrastó su personalidad con la del primer ministro Boris Johnson al que tildó de “hombre trivial, un showman”, un ilusionista, al que ya no le queda nada en la manga. Su plan no iba más allá de las palabras ‘vamos a ejecutar el Brexit'. No tiene un plan”.  A diferencia también de Johnson, evocó los orígenes modestos de su familia. Un padre obrero y una madre enfermera con graves problemas de salud. “No soy un político de carrera”, subrayó. A la hora de atacar al gobierno conservador lo tuvo fácil. “Tenemos una crisis de carburante, una crisis salarial, una crisis de abastecimiento y una crisis del coste de la vida, todo al mismo tiempo”.

 La Confederación de la Industria Británica (CBI), que agrupa a la gran patronal, valoró el discurso como “un paso importante” con el “diseño de una agenda en la que se puede encontrar un terreno común con las empresas”.  Momentum, la organización que alzó a Corbyn lo encontró  poco convincente. “Ha identificado muchos problemas pero no ha ofrecido soluciones”.