Crimen organizado

La música de la mafia

Daniele De Martino es el máximo exponente del cantante que hace apología de las prácticas mafiosas

Los delincuentes usan emisoras de radio ilegales y mensajes de teléfono para comunicarse

Daniele De Martino en el vídeo de 'Si nu pentito'

Daniele De Martino en el vídeo de 'Si nu pentito' / CAPTURA VIDEO

Rossend Domènech

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El pasado 13 de mayo colgaron en YouTube el vídeo Si un pentito (eres un chivato), con canciones cantadas en dialecto napolitano, que en tres días fue visualizada 100.000 veces. El autor es Daniele De Martino, que en su página de Facebook, seguida por 500.000 amigos, escribe: "Yo no formo parte de la mafia, sino de mi público, soy muy católico, tengo mucha fe en Dios, no excluyo a nadie, ni tan solo a quien comete pecado, le perdono”. Pero no todo debe ser tan sencillo, si cuando un periodista le hizo notar pocos días atrás, en un escrito publicado, que estaba ensalzando a las mafias, al informador le acaba de llegar ahora una amenaza de muerte.
La canción "Eres un chivato" prosigue diciendo que por esta razón "eres un fracasado". Lo de chivato es por los mafiosos que colaboran con la justicia, también llamados arrepentidos (pentito, en italiano), de quienes De Martino canta las gestas o dedica una palabra de ánimo a cuantos están entre rejas. En el videoclip "Mando yo" (nueve millones de visualizaciones), ilustra la “vendetta” de un hijo al que han matado al padre camorrista, la mafia de Nápoles: "La vendetta forma parte de mi dignidad, descansa en paz, papá", canta.
De Martino, que es siciliano pero está establecido en Naṕoles, forma parte de una generación de cantantes llamados neomelódicos, autores de músicas desabridas y fácilmente memorizables, muy populares en la ciudad y en las fiestas de todo el sur peninsular. En las casas de bien de Nápoles se dice que los neomelódicos son próximos a la Camorra. Sus letras parecerían confirmarlo, aunque en una ciudad donde los fantasmas siguen existiendo todo podría ser una leyenda más, o comprender una parte de verdad.

"Modelo de vida"

Niko Pandetta, paisano de De Martino, cuenta entre sus familiares a Salvatore Cappello, alias Turi, capo de una de las familias de Cosa Nostra en Sicilia, al que en sus melodías exalta como "modelo de vida". Y De Martino, el que se las trae contra los mafiosos chivatos, organizaba su agenda de contratos y conciertos en la vivienda de otro capo, según ha dejado constancia Salvo Palazzolo, el informador amenazado. Además, un empresario de los cantantes neomelódicos, Totò Buongiorno, el pasado marzo ingreso en prisión, acusado de delitos vinculados con las prácticas mafiosas.
Pandetta organizó pocas semanas antes de la pandemia actual un concierto en las puertas de un centro comercial, evento dedicado, dijo, "a todos aquellos que están en el 41bis (prisión de máxima seguridad) para que llegue presto la libertad y con la esperanza de que puedan volver a sus familias". Titulo de la melodía "El pobre detenido". Ninguna autoridad interrumpió el acto. "Es absurdo que las autoridades no paren estos espectáculos indecentes e incívicos, que van contra la ley y que animan a colocarse contra el Estado", comentó indignado el consejero autonómico por los verdes, Francesco Borrelli. "Yo la pistola la tengo", repondió Pandetta en su página de Facebook, hablando del consejero e ilustrando la frase con la foto de una pistola color de oro.
Las mafias, principalmente la Camorra napolitana, cuya maldad presenta siempre matices populacheros y en apariencia inocuos, aunque no por ello menos graves desde un punto de vista de la concordia social, han utilizado con frecuencia la música como vehículo de sus mensajes. La música y también los programas deportivos, retransmitidos por las emisoras. O se han creado su propia radio, como sucedió en la sureña Rosarno. Se llamaba radio Olimpia y era totalmente ilegal.

Emisoras de radio

Fue intervenida por la Dirección Antimafia Local (DDA): difundía canciones con mensajes dirigidos a los mafiosos detenidos en prisiones de máxima seguridad, pero también a los fugados de la justicia y a los que estaban en libertad. Lo hacía jugando con las letras de las canciones o los títulos combinados con algunas pausas. Poco antes, los investigadores descubrieron que otra emisora, Radio Nueva Ercolano, se había especializado en retransmitir canciones a petición del oyente. “A mi hijo Stefano” era una manera de animar al hijo camorrista de un padre también mafioso y así cada día. Al final se descubrió que la emisora estaba directamente al servicio de un clan, el de los Birra, cuyos miembros detenidos habían confiado sus negocios al capo Vicenio Oliviero.
 En otra ocasión, se descubrió que durante un popular programa deportivo de la Rai (“Quelli del calcio”) de los fines de semana, los mafiosos se enviaban mensajes a través de los mensajes sms, incluso anónimos, que discurrían en la parte baja de la pantalla. Enzo Macrí, un exfiscal antimafia ilustró un día en una Comisión del Parlamento que detrás de un inocente “Todo ok, Pablo”, se escondían “mensajes que solo podían entender los destinatarios”. Añadió: “Lo que más nos sorprendió era la aparente banalidad del contenido de los sms, detrás de los cuales se escondían precisas comunicaciones a los capos incomunicados” en las prisiones de máxima seguridad. Tras la denuncia del magistrado, la Dirección General de Prisiones ordenó desactivar el teletexto en los televisores de las cárceles.
 Nada que ver con el prehistórico pero más seguro sistema de Cosa Nostra, la mafia de Sicilia, que usaba y sigue usando pizzini” (octavillas) para comunicarse entre sus miembros, soslayando así las modernas técnicas de comunicación. Y para más complicación, a veces las octavillas llevan citas de la Biblia, como se descubrió tras el arresto, en 2006),de Bernardo Provenzano, entonces capo de los capos de Cosa Nostra.

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