Conflicto árabe-israelí

El papa Francisco, pieza clave en la tregua entre Israel y Gaza

Jorge Bergoglio se ha reunido con Turquía e Irán, principales valedores de la causa palestina, para poner punto y final a la ofensiva

Con mayor o menor éxito, la labor mediadora de los pontífices ha sido una constante durante el último siglo

El restablecimiento de las relaciones entre EEUU y Cuba ha sido uno de los mayores éxitos de la mediación vaticana

El papa francisco en su viaje de vuelta de Irak.

El papa francisco en su viaje de vuelta de Irak. / Efe

Rossend Domènech

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El alto el fuego en Palestina entre Israel y Hamás alcanzado en la madrugada de este viernes es hijo de muchos padres, entre ellos del papa Francisco, que en los últimos 12 días ha llevado una intensa actividad diplomática, gracias a las buenas relaciones religiosas y humanas que desde que fue elegido (2013) ha establecido con todos los actores relacionados con el conflicto.
"¿Cuantas divisiones tiene el Papa?", rebatió el soviético Yosif Stalin a Winston Churchill durante la conferencia de Yalta (1945) al final de la segunda guerra mundial. Era la respuesta irónica al líder británico cuando sugirió que tal vez el Papa de Roma debía participar en la conferencia que dividió el mundo por casi 50 años en dos esferas de influencia. Bergoglio y sus antepasados recientes han podido contar con un centenar de soldados suizos y poco más. Sin embargo, el prestigio personal, moral y las distintas circunstancias históricas han permitido que los Papas, algunos por lo menos, fueran escuchados y también buscados como mediadores por numerosos países frente a conflictos encaminados a ser resueltos con una guerra. En algunas ocasiones han tenido éxito y en otras su mediación ha sido un fracaso, como en la guerra de las Malvinas y las dos guerras del Golfo.
 Frente a la escalada entre Israel y Hamás, Jorge Bergoglio no ha permanecido ni mudo ni inactivo, manifestando repetidamente su contrariedad principalmente por los llamados daños colaterales del conflicto, la población civil. "Entre las víctimas hay también niños y estos es terrible e inaceptable, su muerte es la señal que no se quiere construir el futuro (…) ¿de verdad pensamos construir la paz destruyendo al otro?”, dijo desde la famosa ventana de San Pedro.

Los valedores de Gaza

El pasado lunes por la mañana habló con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y a las pocas horas recibía en el Vaticano al ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, los principales protectores de Gaza: el primero con financiaciones y sostén político y el segundo con apoyo tecnológico y bélico. Sobre el tercero, Qatar, más que pródigo con los palestinos, no existen informaciones oficiales u oficiosas de que Francisco haya intervenido. Pero todos ellos forman parte de la Organización para la Cooperación Islámica (OIC), que, integrada por 57 países, desde 1969 constituye un punto de referencia para los 1.600 millones de musulmanes distribuidos por el mundo y cuyo secretario ha visitado al Papa en el Vaticano. El papa Francisco es considerado un amigo por todos ellos desde que en 2018 firmaron la ya célebre Declaración de Abu Dhabi sobre la "hermandad humana".
Este año y en plena pandemia, Bergoglio ha viajado a Irak, donde entre otros ha mantenido un encuentro a solas con el llamado Gran Ayatolá Alí al-Sistani, de confesión chií. Es decir, que a lo largo de los años Francisco ha establecido un diálogo tanto con los sunís como los chiís, que se combaten como otrora lo hicieron católicos y protestantes. Pocos días antes del conflicto israelí-palestino, entraba en el Vaticano el ministro de Exteriores de Irak, Fuad Mohammed Hussein, también chií.
Paralelamente, en estos días de la crisis en Palestina, el Papa ha recibido en el Vaticano a John Kerry, enviado especial del presidente estadounidense Joe Biden, a quien entregó un mensaje para su superior. Para una parte de su país y la UE, el mensaje reflejaba indecisión entre el visto bueno al derecho de Israel a su defensa y la "imposición" de un alto el fuego o una tregua. Al mismo tiempo, se han movilizado todos los patriarcas -una especie de obispos católicos orientales-, principalmente Pierbattista Pizziballa, patriarca latino de Jerusalén, que durante estos días ha mantenido contactos permanentes con la Secretaría de Estado vaticana.

Restablecimiento de relaciones EEUU-Cuba

El granito de arena, probablemente mayor de lo que se pueda pensar, es el último de una cadena de mediaciones que a lo largo de los años los países han pedido a los Papas o los Papas han intentado proporcionar frente a los conflictos. Entre ellos, la disputa entre Chile y Argentina (1978) por las islas del Canal de Beagle, en la que intervino Juan Pablo II. En 2015 Bolivia pidió la mediación del Papa para la salida al mar del país que Chile le impide. En 2009, el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga tuvo un papel bastante llamativo y criticado en el golpe contra el presidente de Honduras Manuel Zelaya, al que invitó, una vez huido, a no regresar para evitar un baño de sangre. Antes aún en Timor Este (200.000 católicos fueron asesinados durante la guerra con Indonesia, 1975) la jerarquía católica local ejerció un papel de mediadora, hasta el punto de que papa Francisco, recibiendo a los obispos de aquel país les invitó a seguir siendo una conciencia crítica.
 La mediación más exitosa, y secreta, en fecha reciente fue el restablecimiento de las relaciones entre los EEUU y Cuba (2014) después de más de 50 años, exactamente después de la conocida como la crisis de los misiles soviéticos instalados en la isla caribeña, que llevó el mundo al borde de la tercer guerra mundial. Para que Nikita Jrushchov pudiera presentarse al Politburó del partido comunista soviético con algo en mano, EEUU ofreció la retirada de una serie de misiles en el Mar Negro, ya obsoletos por otra parte, a cambio de la retirada de los misiles en Cuba: la idea había sido del papa Juan XXIII, exnuncio (embajador) del Vaticano en Turquía.
 Otras veces los Papas han pifiado una posible mediación dando su apoyo a una u otra parte de un conflicto. Como cuando Juan Pablo II inventó el concepto de "injerencia humanitaria", entendida como derecho a intervenir desde el exterior en un conflicto en curso, como sucedió durante el asedio de Sarajevo, facilitando la entrada de la OTAN en los Balcanes, de lo que años después aquel Papa reconoció como un error. Es el mismo Papa que antes de la segunda guerra del Golfo, que acabó con Sadam Hussein, desde la la ventana de la plaza de San Pedro dijo a los países occidentales que se asumirían su "responsabilidad ante Dios, su conciencia y la historia".
Transcurrida la medianoche de este jueves y poco antes del comienzo del alto el fuego anunciado en Palestina, desde el canal uno de la RAI los embajadores de Israel y de la ANP palestina estaban enzarzados en un incendiario debate público nunca visto porque nunca se había producido. Tres días antes, hicieron lo mismo el embajador de Israel y el ministro de exteriores de Irán desde las páginas de los diarios italianos, lo que evidenció cómo la cuestión palestina no terminará con un alto el fuego.

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