Crisis sanitaria

Covax, un plan insuficiente para vacunar a los países pobres

La plataforma internacional pública y privada tiene como objetivo garantizar que la vacuna del covid llega a los países pobres

Prueba del coronavirus en el barrio de Kawangware, en Nairobi (Kenia).

Prueba del coronavirus en el barrio de Kawangware, en Nairobi (Kenia). / BAZ RATNER

Montse Martínez

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Como se temía, las primeras partidas de las vacunas contra el coronavirus se van a quedar en el primer mundo. Sirva como ejemplo un estudio reciente de la Universidad John Hopkins que recoge que los Gobiernos de los países de altos ingresos -donde vive el 14% de la población mundial- ya habían reservado el 51% de las vacunas con más posibilidades en la fase de ensayo. Abundó el idéntico sentido el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, al recordar que se habían administrado más de 39 millones de dosis en al menos 49 países de ingresos más altos, pero solo 25 dosis en uno de los países de ingresos más bajos.

En esta coyuntura, un plan internacional integrado por 187 socios -bautizado como Covax-, impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y dos grupos de defensa de las vacunas -la fundación Gavi y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (CEPI)- trabaja para garantizar la entrega de vacunas contra el covid a más de 180 países, entre ellos los más pobres del planeta. Con aportaciones de los Estados y de filántropos, Covax es uno de los pilares del Acelerador del acceso a las herramientas contra el covid. Este viernes, los líderes del G-7 se comprometieron a reforzar con más de 3.200 millones de euros las campañas de vacunación para países con rentas bajas.

Las previsiones de Covax recogen que, a finales de año, se hayan entregado más de 2.000 millones de dosis en todo el mundo, de las que 1.300 millones estarían destinadas a los 92 países países más pobres; es decir, lo necesario para inmunizar al 20% de su población. Teniendo en cuenta de que no se logrará la inmunidad global hasta alcanzar el 70% de la población mundial vacunada, la alianza internacional se dibuja claramente insuficiente.

Un mecanismo perverso

Así lo constatan organizaciones no gubernamentales de la talla de Médicos Sin Fronteras (MSF) porque se tardaría años en poner freno a la pandemia. Otra de las críticas a este plan internacional es la falta de rapidez con la que algunos estados apalabraron las vacunas.

La responsable de vacunación y respuestas epidémicas de MSF, Miriam Alía, explica que el mecanismo es perverso en tanto que "los países ricos se han adherido a Covax pero luego han continuado cerrando acuerdos bilaterales y confidenciales con las empresas farmacéuticas". "Es como una especie de yo quedo bien pero luego no me preocupo de si el mecanismo por el que hay que llegar a los países más desfavorecidos funciona", resume la especialista. De ahí que para muchos, la única solución efectiva y rápida para lograr la inmunidad global sea la exención de patentes.

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