El coronavirus en Asia

Irán denuncia que las sanciones de EEUU le impiden comprar vacunas

Ante las dificultades, el país persa acelera su investigación para crear su vacuna propia, que empieza la fase 1 de pruebas con humanos

En cada intento que hacemos de conseguir medicinas, maldecimos mil veces a Donald Trump", afirma el presidente iraní

Peatones iranís pasan ante una tienda navideña en Teherán.

Peatones iranís pasan ante una tienda navideña en Teherán. / WANA NEWS AGENCY / REUTERS

Adrià Rocha Cutiller

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Sumido ya en una crisis económica enorme por las largas décadas que lleva Irán bajo las sanciones impuestas por EEUU -y que fueron agravadas por Donald Trump en 2018-, en marzo llegó la crisis del covid. En el país, el acceso de medicamentos ya era complicado o casi imposible antes del coronavirus y era el mercado negro el que, tapando parches, suplía las importaciones.

Irán es el país de Oriente Próximo con más casos (1.200.000) y más muertes por covid (58.000)-también es el más poblado-. La primera ola llevó a la segunda casi sin un respiro y ahora, aunque los números descienden, los casos siguen disparados.

Pero ahora, con las vacunas iniciando su despliegue en el mundo, la República Islámica afronta otro problema: las sanciones de EEUU les impiden comprarlas. "Los embargos unilaterales de Estados Unidos nos obligan a estar semanas e incluso meses para hacer transacciones internacionales tan simples que se podrían hacer, en condiciones normales, con una simple llamada. Por cada intento que hacemos de conseguir medicinas, maldecimos mil veces a Donald Trump", dijo agriamentela semana pasada el presidente iraní, Hasán Rohaní. "Pero anoche pudimos mandar la orden de comprar la vacuna de un país, y será importada a Irán", añadió, sin especificar ni qué vacuna era ni de qué país llegaría.

Fuera del sistema internacional

Ante estas acusaciones, EEUU insiste en que sus sanciones, rubricadas por Trump, no afectan a la importación de medicamentos ni productos sanitarios. Pero sí que lo hacen, sin embargo, al sistema bancario iraní, que está completamente aislado del sistema bancario internacional. Y ahí es donde surge el problema: ni el Gobierno de Irán -ni ninguna empresa iraní- puede hacer ninguna compra internacional a través de sus cuentas bancarias nacionales.

"Queremos transferir el dinero para poder comprar la vacuna del coronavirus, pero nos han cerrado todas las puertas, dijo hace unos días el ministro de Sanidad del país, Saeed Namaki.

Y ante esta situación, aparecen alternativas. Aunque el Gobierno iraní asegura que son fraudes, en las últimas semanas el internet iraní se ha llenado de empresas que ofertan viajes a Turquía para inyectarse la vacuna -en el vecino el programa de vacunación empezó el jueves 17 de diciembre- y, después, volver a casa ya inoculado de anticuerpos.

Los precios de estos viajes oscilan cerca de los 500 euros, y forman parte del muy extendido turismo sanitario desde Irán hacia Turquía. Hasta ahora, la oferta era mayormente de rinoplastias, vistas en muchos países de Oriente Próximo como una muestra de estatus social. Ahora, a una nariz nueva, también se le suma la inmunidad ante el covid.

"Hipocresía"

Pero, por supuesto, los únicos que pueden acceder a este tipo de ofertas son los que están más arriba en la escala social iraní. Y ahí entran los altos cargos del Gobierno.

"Nos dicen que la importación de las vacunas es imposible por culpa de razones técnicas y financieras, pero estamos viendo cómo la vacuna está entrando de contrabando a Irán para ser después administrada a multimillonarios, oficiales, sus familias y los 'aghazadeh'", dijo Mohammad Reza Mahbubfar, conocido epidemiológo en el país. El término 'aghazadeh' se usa en Irán para describir peyorativamente a los hijos privilegiados de los oficiales corruptos, que se graban a ellos mismos disfrutando en fiestas con alcohol y mujeres, algo prohibido en el país persa.

Dosis alternativa

Ante esta situación, la única alternativa que le queda a Irán es, la creación de una vacuna autóctona con la que poder inocular masivamente a su población. Esta vacuna, según el Ministerio de Sanidad, entrará antes de enero a la fase uno de pruebas con humanos. "Esperamos que esté disponible a finales de marzo", dijo el ministro Namaki.

Hasta entonces, si los plazos que marca el Gobierno se cumplen, los iranís seguirán sufriendo los estragos del coronavirus en pleno invierno y sin vacuna.

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