duelo en francia

Muere a los 86 años el expresidente francés Jacques Chirac

El exmandatario dijo no a la guerra de Irak y fue el primer jefe de Estado en ser condenado por la justicia

Jacques Chirac

Jacques Chirac / periodico

Eva Cantón

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Un don Juan de la política, más preocupado por conquistar el poder que por ejercerlo”. Eso decía de Jacques Chirac, fallecido este jueves en París a los 86 años,  el ex presidente de la Asamblea Nacional ya desaparecido Philippe Séguin.Con la muerte del ex presidente francés se desvanece una forma de entender la V República, una figura camaleónica que, siguiendo fielmente una arraigada tradición de la política francesa, traicionó y fue traicionado.

Un político contradictorio que se movía con la misma soltura en las moquetas palaciegas que entre las vacas del Salón de la Agricultura, cita casi religiosa que en Francia estará siempre asociada a su imagen. Su metro noventa de altura y sus aires de galán de cine sedujo a los franceses, los mismos que luego lo detestaron y volvieron a añorarle cuando era Nicolas Sarkozy quien ocupaba el Elíseo.

Chirac lo fue casi todo en la vida pública francesa.  Alcalde de París (1977);  presidente de la derecha gaullista Unión por la República (RPR); primer ministro en dos ocasiones –de 1974 a 1976  y entre 1986 y 1988, periodo de la primera cohabitación con el socialista François Mitterrand- y dos veces jefe del Estado, de 1995 a 2007. Su carrera política es igual de dilatada que las versiones discrepantes sobre el balance de su mandato.

Hijo único de una familia burguesa de provincias nacido en París el 29 de noviembre de 1932, el joven Chirac militó en el Partido comunista y se formó en Sciences Po y en la prestigiosa Escuela de Administración Nacional (ENA). Se unió a las filas del gaullismo en 1958 tras regresar de su servicio militar en Argelia y su bautizo político se produce en 1967 al entrar en el gobierno del primer ministro George Pompidou. A él le debe el apodo de ‘buldozer’, por su frenético activismo. Cuando su mentor llega al Elíseo, Chirac sigue subiendo los peldaños del poder igual que caminaba, con enormes zancadas.

Al colaborar en la victoria presidencial de Valéry Giscard d’Estaing en 1974 es recompensado con Matignon, pero dimite como primer ministro dos años más tarde por discrepancias con el presidente en la gestión económica tras el ‘crack’ petrolero de 1973.

La alcaldía de París, a la que llega en 1977, será su trampolín para el Elíseo. Derrotado en 1981 por François Mitterrand, de quien será primer ministro, alcanzará finalmente la jefatura del Estado en 1995 con un lema robado a la izquierda: la fractura social.

Discursos históricos

Chirac ha dejado dos discursos para la historia. El primero en 1995 en el Velódromo de Invierno, cuando en un gesto inédito hasta entonces reconoce la responsabilidad del Estado francés en la deportación y exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El segundo es en 2003 al rechazar secundar las aventuras bélicas del presidente norteamericano George W. Bush en Irak.

Fue quien dio en 2002 la voz de alarma sobre la emergencia climática durante la cumbre de Johannesburgo al poner sobre la mesa lo que diecisiete años después sigue lamentablemente de actualidad.  “Nuestra casa se quema y nosotros miramos para otro lado”. Una frase que pese a su contundencia no fue acompañada de políticas ecológicas.

No era un europeísta convencido, sino un europeísta pragmático que reforzó el eje franco-alemán y se opuso a la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea por temor a dañar los intereses del potente lobby agrícola francés.

Inmovilismo

En las elecciones presidenciales del 2002 una carambola inesperada –la clasificación en la segunda vuelta del ultraderechista Jean Marie Le Pen- convierte a Chirac en el muro de contención del Frente Nacional y le lleva de nuevo al Elíseo con el apoyo de la izquierda. Sin embargo, su último mandato estará marcado por un creciente inmovilismo y numerosas crisis sociales.

Las banlieues se inflaman en 2005 tras la muerte de dos chiquillos en Clichy sous Bois y el presidente  se ve obligado a decretar el estado de emergencia. Su primer ministro, Dominique de Villepin, el mismo que cautivó al mundo con un alegato antibélico en Naciones Unidas, se enfrenta a la contestación más grave del mandato por una reforma laboral.

Chirac sufre un ictus y está políticamente debilitado. El ‘no’ a la Constitución Europea votado en referéndum terminó de darle la puntilla marcando el ocaso del chiraquismo. Chirac acaba siendo la personalidad preferida de los franceses a pesar de un balance contrastado y haberse convertido en el primer presidente francés condenado por la justicia. Fue en 2011 por el caso de los supuestos empleos ficticios en la alcaldía de París.

Apasionado del arte asiático, no se perdía ningún torneo de sumo japonés y a él se le debe la creación del Museo Branly de París dedicado al arte primitivo, que hoy lleva su nombre.

Era también un ‘bon vivant’ de apetito pantagruélico que prefería la cerveza al vino. Sus baños de masas eran antológicos. Tuteaba a los desconocidos, besaba a las mujeres y hacía carantoñas a los bebés, recorría bistrós, pueblos y granjas mientras quemaba cuatro paquetes de Winston diarios.

Estaba casado con Bernardette Chirac, a quien le fue infiel siempre que pudo y de quien dijo que “su mujer era un hombre político”. Tuvo dos hijas, Claude y Laurence. Esta última falleció en 2017 tras años de luchar contra la anorexia. “Fue el drama de mi vida”, confesaría Chirac.

“Ni un instante habéis dejado de estar en mi corazón y en mi cabeza. Ni un minuto dejé de actuar para servir esta Francia magnífica. Esta Francia a la que quiero tanto como a vosotros”. Fue su discurso de despedida de la vida política pronunciado el 11 de marzo de 2007 desde el Elíseo.

Homenaje unánime

Durante toda la jornada se han sucedido los homenajes de la clase política nacional e internacional. El presidente ruso, Vladimir Putin ha destacado su “espíritu visionario” y la canciller alemana, Angela Merkel,  ha elogiado a “un socio formidable” y a “un amigo”.

Su sucesor en el Eliseo, Nicolas Sarkozy, ha destacado “su tenacidad y su empatía natural” mientras que el socialista François Hollande ha subrayado  el “vínculo personal” que supo establecer con los franceses así como su carácter humanista”.

El presidente Emmanuel Macron, que ha anulado una visita a Rodez para lanzar una consulta sobre la reforma de las pensiones, se dirigirá a los franceses a través de la televisión a las 20 horas.

Entre los cientos de homenajes que se han sucedido durante la jornada, figura el de los guiñoles de Canal Plus, cuya marioneta fue durante años la más famosa de la cadena. Enfermo y aquejado de Alzheimer, Chirac llevaba cinco años alejado de la escena pública.

Un día de duelo nacional

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