Wikileaks transformó el periodismo

Al transformar montaña de datos y convertirlas en revelaciones, Wikileaks y su fundador, Julian Assange, han transformado en los últimos años el trabajo de los periodistas. El principio que aplicó Wikileaks desde su fundación fue simple: poner en línea documentos comprometedores sin identificar a la fuente.  Con ese método, Wikileaks  sacó a la luz escándalos como los disparos mortales desde un helicóptero estaodunidense a dos periodistas de Reuters en Irak y  divulgó decenas de miles de cables secretos de la diplomacia estadounidense.

Desde entonces, organizaciones parecidas han surgido en todo el mundo sin llegar a la escala de Wikileaks. Y raros son los medios de comunicación que no tienen una dirección donde de forma anónima se pueden enviar documentos comprometedores.  

"Han cambiado el periodismo", subyara Stefania Maurizi, del periódico italiano 'La Repubblica', que ha estado trabajando en Wikileaks desde el 2009. "Sus métodos se han copiado en todas partes".

Estas revelaciones en masa plantean, sin embargo, serias cuestiones éticas y prácticas para los periodistas. Desde el 2011, los periódicos que trabajaban con Wikileaks empezaron a considerar que algunos de los documentos publicados podían "poner en riesgo ciertas fuentes". La crítica también partió de Edward Snowden, el exagente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EEUU que dio a conocer los programas de vigilancia masiva de los ciudadanos.

Colaboración

El enorme volumen de datos ha obligado a modificar las rutinas de trabajo. Los periodistas han aprendido a colaborar para sus investigaciones, más allá de sus rivalidades personales o de las cabeceras para las que trabajan.

El escándalo de los 'Papeles de Panamá' se pudo revelar gracias al trabajo de 100 periódicos reunidos en el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. "Los hechos ahora tienen repercusiones en todas partes, necesitamos plataformas globales", enfatiza Stefania Maurizi.

Estas filtraciones de información se han convertido en "el elemento de un contrapoder ciudadano frente a las multinacionales", especialmente en asuntos fiscales, dice Virginie Rozière, eurodiputada (Socialistas y Demócratas) y ponente de un proyecto de directiva.

En términos más generales, todos estos casos han llevado a más y más periodistas a comunicarse a través de aplicaciones de mensajería cifradas, como Signal o Wire. Y a guardar sus documentos en servidores seguros para evitar una vigilancia informática generalizada de la que ahora ya son conscientes.