LA CARRERA A LA CASA BLANCA

Más allá del debate Clinton-Trump: nueva política, nueva basura

La degradación de la discusión política pasa factura, y no solo al candidato republicano

Trump y Clinton se saludan al final del primer debate de candidatos, el lunes en Nueva York.

Trump y Clinton se saludan al final del primer debate de candidatos, el lunes en Nueva York. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Nunca hasta este lunes un candidato a la presidencia de EEUU se había paseado tras un debate por la spin room, la sala de prensa reconvertida en plataforma de propaganda política donde los equipos de demócratas y republicanos tratan de modular el mensaje y la interpretación del cara a cara. Pero nunca antes había habido un candidato como Donald Trump.

Solo a alguien que en 14 años de experiencia en la televisión realidad conoce muy desde dentro todos los entresijos y el funcionamiento de la exposición mediática se le podía ocurrir hacer el paseillo por una zona especialmente vallada para él y escoltado por su cuadrilla familiar, intentando vender que las cosas habían ido “muy bien”. Hablaba incluso de su actuación como “un gran éxito”, aunque el consenso fuera que había salido del ruedo en que se había encontrado con Hillary Clinton con más de una banderilla haciéndole sangrar y hasta Rudy Giuliani, el exalcalde neoyorquino que es uno de sus principales adalides, reconociera lo obvio: “No ha tenido su mejor noche".

Quedaban, ante esa realidad, alternativas trumpianas. Y la más reveladora fue la insinuación de que la moderación en usar las “transgresiones” sexuales del expresidente Bill Clinton como arma puede haber sido cosa de un día, o de un debate (aunque Giuliani también sugiriera que haría bien en no presentarse en ninguno de los otros dos). “No quería hacer mi último ataque, que era atacar a su marido por lo que pasó con respecto a él y su vida y todo lo que sucedió, porque Chelsea, que pienso que es una joven maravillosa, estaba en la sala, y no pensé que fuera apropiado”, dijo Trump ante los micrófonos. “Quizá hagan bien en acompañarse de Chelsea todo el tiempo”.

LA DEGRADACIÓN DE LA CONVERSACIÓN

La degradación de la discusión política no es exclusiva de Trump y no llega sin factura, para demócratas y republicanos, y con un alto precio para la ciudadanía. Y lo decía en ese mismo spin room Carolyne Dudek, profesora del departamento de Ciencias Políticas de Hofstra, que iba más allá de lamentar que el debate “no ha servido para aprender nada nuevo de los candidatos” y de constatar que tras el cara a cara “la gente indecisa sigue estándolo”. Dudek ha visto de primera mano como los jóvenes, sus alumnos, se están alejando más y más de la política. Y la razón la tiene clara: “Cada vez les asquea más el tonode esta campaña”.

Dudek habría sido aún más contundente si hubiera visto otra de las tormentas que estallaron gracias al universo expandido de las redes, esta vez por obra y gracia de Howard Dean, un doctor, antiguo gobernador y él mismo aspirante en su día a la nominación presidencial demócrata. Haciendo referencia a las sonoras aspiraciones nasales durante el debate de Trump (que el candidato negó haber sufrido y atribuyó a un microfono defectuoso, a cuya existencia no dejó de verle posibilidades conspirativas), Dean llegó a tuitear “¿usuario de cocaína?”

Poco importa que no haya ni una prueba para tal acusación. Los memes son ya parte del reguero del debate. Y este es el estado de la cuestión, que explica frases como la que dijo en Hofstra Mark Cuban, el multimillonario republicano que se ha pasado al bando de Clinton. "No me presento a presidente, ¿creen que me sometería a esta basura?"