CONMOCIÓN EN ESTADOS UNIDOS

Una emboscada letal

El francotirador que mató a cinco policías fue abatido después de cuatro horas con un robot

Agentes de la policía y participantes en la manifestación se resguardan durante el tiroteo en Dallas

Agentes de la policía y participantes en la manifestación se resguardan durante el tiroteo en Dallas / SP KE**NY**

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Durante casi de dos horas, cerca de un millar de personas marcharon por el centro de Dallas en demanda de justicia para la víctimas de la reciente violencia policial en Luisiana y Minnesota. Portaban pancartas con mensajes como ‘la vida de los negros importa’ o ‘detengan el terror de la policía racista”, eslóganes similares a los que se escucharon en Nueva York, Washington o Minneapolis esa misma noche. Pero aquella protesta, que transcurrió sin incidentes, iba a ser distinta. Poco antes de la nueve de la noche, los manifestantes corrieron despavoridos y varios agentes que custodiaban la manifestación se desplomaron. “Hay disparos. Código tres”, se oyó por la radio de la policía. “Tenemos un tipo con un rifle largo. No sabemos dónde demonios está”.

Así empezó la noche más sangrienta para la policía de Estados Unidos desde los infames atentados de Al Qaeda, en la que murieron 72 agentes. Al menos un francotirador les había preparado una emboscada. Empezó disparando desde uno de los pisos del aparcamiento de El Centro, un instituto de formación profesional, de arriba abajo, aprovechando una posición privilegiada. Estaba “enfadado por los recientes tiroteos” y “quería matar blancos, especialmente policías blancos”, según contó después el jefe del departamento, David Brown. Todavía no está claro si actuó solo. Hay otras dos personas detenidas, después de que les vieran meter una bolsa de camuflaje en un Mercedes negro cerca del lugar de los hechos. Un comandante de la policía dijo que fue “una conspiración” planeada y ejecutada por varias personas, aunque todavía no se ha confirmado.

El principal sospechoso se batió con los agentes durante horas y hubo incluso un intento de negociar con él. Se llamaba Micah Xavier Johnson. Tenía 25 años, vivía a las afueras de Dallas y era negro. Reservista en el Ejército, pasó nueve meses en Afganistán, de donde regresó en julio del 2014. Una amiga y excompañera de trabajo lo describió al 'Dallas Morning News' como alguien “siempre muy afectado por el tema policial y con una conciencia muy fuerte de ser negro”. “Puedo imaginarme lo enfadado que estaría por los tiroteos del último año”, dijo Caitlyn Lennon.

En uno de los vídeos del incidente, se ve a un hombre que se mueve tranquilo entre unas columnas y dispara a bocajarro a alguien. “Le dijo a nuestros negociadores que el final se acerca y que va a matar a más de los nuestros”, contó más tarde el jefe Brown. “También les dijo que había bombas repartidas por el aparcamiento y el centro (de la ciudad)”. La policía peinó la zona durante horas pero no encontró ninguna.

ABATIDO CON UN ROBOT

Cerca de cuatro horas después de los primeros disparos, los agentes acabaron con Johnson tras constatar el fracaso de la negociación. Utilizando un robot, colocaron una bomba cerca del asaltante y la detonaron, una táctica sin apenas precedentes en la gestión de emergencias de esta índole en EE UU. Cerca de las cuatro de la mañana, la policía de Dallas anunció que el principal sospechoso estaba muerto, al igual que cinco agentes. “Nuestra profesión está de luto. Tenemos el corazón roto. No hay palabras para describir la atrocidad que ha ocurrido en nuestra ciudad”, dijo Brown, que es también negro.

El jefe de la policía de Dallas afirmó que “tiene que acabarse la división entre nuestra policía y los ciudadanos” y, como han hecho en los últimos meses los altos cargos de otros departamentos, dijo que echan de menos más apoyo social. Desde Washington, la fiscal general del Estado, Loretta Lynch, les envió todo su apoyo y respeto e hizo un llamamiento público a la calma. “Tras los eventos de esta semana, los estadounidenses sienten en todo el país impotencia, incertidumbre y miedo, pero la respuesta no debe ser la violencia”, dijo Lynch.