CRISIS POLÍTICA EN FRANCIA

La reforma laboral consuma el divorcio en la izquierda francesa

Los socialistas críticos fracasan por tan sólo dos firmas en su intento de presentar una moción de censura contra el Gobierno

Protesta en París contra la reforma laboral.

Protesta en París contra la reforma laboral. / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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La decisión de hurtar al Parlamento la posibilidad de expresar su voto, recurriendo al decreto para aprobar la polémica reforma laboral -la última y más ambiciosa del mandato de François Hollande- ha consumado la ruptura en el seno de la izquierda francesa, dividida sobre la política socioeconómica del Gobierno desde la llegada al poder del presidente socialista en mayo del 2012.

Apenas 24 horas después de que el primer ministro, Manuel Valls, anunciara en la Asamblea Nacional que activaría el mecanismo constitucional del artículo 49.3 para sacar adelante el texto, por la falta de apoyos suficientes en las filas de la izquierda, una treintena de diputados socialistas opuestos al proyecto le han echado un pulso declarando su intención de unir fuerzas con otras formaciones de izquierda para presentar una moción de censura contra el Ejecutivo.

No lo han conseguido. Pero se han quedado a tan sólo dos firmas de las 58 que exige el reglamento para registrar la iniciativa, y el gesto no sólo es un golpe duro para el Ejecutivo sino un síntoma de que las posiciones entre los dos sectores de la izquierda francesa son irreconciliables a menos de un año de las elecciones presidenciales.

A pesar del fracaso, los diputados socialistas no llegarán al extremo de votar la moción de censura presentada el miércoles por el centro-derecha, que ve la ley elaborada por la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, poco liberal.

“No vamos a unir nuestros votos a los de quienes contestan la ley por razones completamente opuestas a las nuestras”, ha advertido el socialista Laurent Baumel. Horas antes, El Khomri había calificado de “inconcebible” que los ‘rebeldes’ se plantearan “extender la alfombra roja a la derecha” y el presidente del grupo parlamentario socialista en la Asamblea, Bruno Le Roux, les dejó claro que, de hacerlo, serían expulsados. “Tienen que saber que presentar o votar la censura del Gobierno es una línea roja”, dijo.  

En cambio, los diputados del Frente de Izquierdas sí se sumarán a la iniciativa del partido ‘Los Republicanos’ y los centristas del UDI. “No vamos a dejar a la derecha el monopolio de la oposición”, ha justificado el diputado comunista André Chassaigne.

Aún así, la moción tiene pocas posibilidades de prosperar, porque la suma de los dos partidos no alcanza la mayoría absoluta requerida de 288 votos de los 574 diputados de la Asamblea. Una vez rechazada la censura, la nueva ley laboral será automáticamente aprobada y pasará al Senado.

NUEVAS MOVILIZACIONES

Sin embargo, el malestar social no se acallará con el trámite parlamentario. Los sindicatos han convocado nuevas movilizaciones para los próximo 17 y 19 de mayo y la batalla política de la izquierda está lejos de apagarse.

Mientras Valls acusa a los críticos de anclarse en una izquierda arcaica e inmovilista, reacia a cualquier reforma, éstos reprochan al primer ministro y al presidente Hollande haber traicionado los valores de la izquierda arrojándose en brazos del neoliberalismo.

El intento de flexibilizar el mercado laboral, y el golpe de autoridad del primer ministro para aprobar la ley, han sido un capítulo más del duro enfrentamiento que amenaza con dinamitar al socialismo en un momento de horas bajas para la izquierda.

“Nos olvidamos de que ya no estamos en los años noventa, cuando la izquierda lograba el 45% de los votos frente a la derecha. Hoy, en un tripartidismo con la derecha y la extrema derecha, el conjunto de la izquierda está más bien en el 35%”, recuerda en ‘Libération’ el historiador Alain Bergounioux

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