Sin Gobierno en Turquía

Dos meses después de las elecciones, no se ha podido formar todavía un Ejecutivo

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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Un país con un Gobierno en funciones. Unas elecciones que hace dos meses dejaron un panorama político muy abierto. Unas fuerzas de seguridad que bombardean a la histórica guerrilla kurda y sufren ataques en respuesta en lo que constituye el fin de un hasta ahora productivo proceso de paz. Un territorio por el que transitan yihadistas de camino a Siria y en el que hace dos semanas cometieron un brutal atentado. Y más de dos millones de refugiados que acoge Turquía, debido a las conflictos presentes en los vecinos Irak y Siria.

El cóctel de incertidumbre ha hecho que la economía turca, una de las más potentes de su entorno, se resienta. Desde el pasado 20 de julio (día del ataque que el Estado Islámico perpetró en la localidad de Suruç y que acabó con la vida de 33 personas), la lira turca no ha hecho más que depreciarse frente al euro y al dólar, monedas en las que Ankara realiza sus exportaciones e importaciones.

La ruptura de las negociaciones entre los milicianos kurdos y el Gobierno no hacen sino empeorar el panorama. Para el reputado economista de origen turco Daron Acemoglu, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EEUU), «el proceso de paz (entre el Gobierno y la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, PKK) debería continuar. El final del proceso será un desastre tanto para el sistema político como económico».

Un sistema económico que ya venía debilitado en los últimos dos años en parte «por las flojas inversiones privadas» y cuyo crecimiento venía impulsado por «el rol del sector público». Sin embargo, según Acemoglu«la calidad de las instituciones económicas juega un importante papel en el mantenimiento de un crecimiento económico más saludable». Y, en el caso de Turquía, «la calidad de sus instituciones y el sistema judicial, así como el nivel de corrupción, ha empeorado últimamente», explicó Acemoglu en una entrevista con la agencia estatal de noticias Anadolu.

Pero el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, no se amilana. «No creo que Turquía se vaya a enfrentar a desafíos económicos serios como consecuencia de los recientes acontecimientos», afirmó Erdogan ante el grupo de periodistas que acompañó al jefe de Estado en su reciente gira asiática. «Quizá haya algunos problemas a corto plazo, que Turquía superará si se asegura una sana transferencia de poder». Aunque, por el momento, tal traspaso de poder no se ha producido ante la incapacidad del partido gobernante (el Partido de la Justicia y el Desarrollo, AKP, islamista cada vez menos moderado) de encontrar un socio con el que gobernar en coalición entre los otros partidos presentes en el Parlamento: los ultranacionalistas del MHP, los socialdemócratas del CHP y los izquierdistas y pro-kurdos del HDP.

Campaña de desprestigio

El plazo para acordar una coalición expira el 23 de agosto y, de concluir sin resultados, la legislación turca autoriza una nueva convocatoria electoral. En este sentido, varios analistas coinciden en que la operación antiterrorista contra el PKK y la campaña de desprestigio contra el HDP por parte de Ankara están dirigidas a que el aún gobernante AKP se atraiga el voto nacionalista y reduzca las simpatías hacia los pro-kurdos, una combinación que podría abrirle las puertas de una mayoría absoluta (logró el 40,9% de los sufragios en junio).

«Tampoco creo que [la actual circunstancia] vaya a afectar al turismo», continuó Erdogan. Sin cifras oficiales que puedan mostrar ahora mismo la tendencia de los ingresos derivados del turismo tras los últimos acontecimientos en Turquía, este diario constató la intranquilidad de varios viajeros con vacaciones reservadas en el país eurasiático a raíz de los ataques terroristas y la ofensiva iniciada por Ankara en las últimas semanas, aunque ninguno de los consultados canceló su viaje. Un extremo que temen desde la Federación Turca de Hosteleros, de mantenerse o empeorar la situación.