Las cuatro claves del pacto nuclear
Repaso a los factores que han marcado la actual carrera contrareloj en el acuerdo energético entre Irán y las potencias internacionales
1. El origen del conflicto
Irán desarrolló durante 12 años (entre 1984 y el 2002) una serie de actividades nucleares clandestinas que levantaron las sospechas de la comunidad internacional y el temor a que pudiera obtener la bomba atómica. En el 2002 un grupo opositor iraní en el exilio puso al mundo en alerta al revelar la construcción de una planta subterránea de enriquecimiento de uranio en Natanz (una información que muy probablemente este grupo opositor obtuvo de algún servicio secreto extranjero). Irán es desde 1970 signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TRP).
2. Decisión de la ONU y primeras sanciones
Como signatario del TNP, Irán debe declarar todas sus actividades nucleares al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y someterse a sus inspecciones. Tras varios años de tira y afloja, en el 2006 el OIEA envió el caso al Consejo de Seguridad de la ONU por falta de cooperación de Teherán. El Consejo de Seguridad, a través de las resolución 1696 del 31 de julio del 2006, ordenó a Irán que dejara de enriquecer uranio e impuso las primeras sanciones. En años posteriores las potencias internacionales negociaron con Irán si éxito y tanto EEUU como al UE decretaron sanciones adicionales.
3. El palo, la zanahoria y la guerra sucia
Las potencias internacionales han utilizado con Irán la política del palo y la zanahoria. Paralelamente a la imposición de sanciones, ofrecieron a Teherán incentivos económicos y garantizar sus necesidades energéticas si abandonaba el programa nuclear. En el 2009, el entonces jefe de la política exterior de la UE, Javier Solana, llegó a anunciar un acuerdo en Ginebra del que Irán se desdijo unos días después. Tampoco faltó el sabotaje o guerra encubierta que se atribuyó a Israel y EEUU y que va desde el asesinato de científicos iranís hasta el envío de un virus informático para destruir las centrifugadoras.
4. El acuerdo interino dos veces prorrogado
El triunfo en las presidenciales de 2013 del pragmático Hasán Rohani, que sustituyó al radical Mahmud Ahmadineyad, dio otra oportunidad a la diplomacia, aunque no fue el único factor. El daño de las sanciones a la economía iraní convenció a Teherán de la necesidad de pactar. En noviembre del 2013 se alcanzó un acuerdo interino de seis meses que entró en vigor el 20 de enero de 2014. Limitó el enriquecimiento de uranio a cambio del fin de una parte de las sanciones. Este acuerdo se ha prorrogado ya dos veces al no haberse logrado el pacto definitivo. De ahí, la actual carrera contrarreloj.
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