los comicios en israel

Los árabes israelís se unen para tener fuerza en la Kneset

ANA ALBA / JERUSALËN

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Mahmud y George toman el sol en una plaza cercana a la Iglesia de la Anunciación de Nazaret (norte de Israel). Uno es musulmán y el otro cristiano y nacieron durante el Mandato Británico de Palestina, antes de que se creara el Estado de Israel en 1948. No fueron expulsados por las fuerzas israelís y pudieron quedarse en su Nazaret natal.

Mañana, acudirán a las urnas mapara apoyar la decisión de los partidos árabes de presentarse juntos a las legislativas. Cuatro formaciones concurren bajo el paraguas de la Lista Conjunta: Hadash (Frente Democrático para la Paz y la Igualdad,  de árabes y judíos), Balad (nacionalista), Ta'al (Movimiento Árabe por el Cambio) y el Movimiento Islámico.

Tienen ideologías diferentes, pero la voluntad común de tener fuerza en el Parlamento para «defender la paz, luchar contra la ocupación (israelí de los territorios palestinos), defender la justicia social y luchar contra el racismo», afirma Aida Touma, de Hadash.

LIEBERMAN QUERÍA ECHARLOS / Los árabes se unieron para evitar desaparecer de la Knesset, ya que se aumentó el porcentaje para tener representación del 2% al 3,25% a instancias del ministro de Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, que quería eliminarlos del Parlamento. Las encuestas otorgan a la Lista Conjunta 13 diputados y los sitúan como la tercera fuerza en la Knesset por detrás de la Unión Sionista (Laboristas y Hatnuah) y el Likud.

Los analistas vaticinan un aumento de la participación de los árabes. «El porcentaje podría pasar del 57% en las elecciones de hace dos años, al 66,4%, debido al efecto de la Lista Conjunta», afirma Thabet Abu Rass, codirector de la Abraham Found Inicitives.

En los últimos 15 años, la comunidad palestina o árabe de Israel ha acudido poco a las urnas, muchos llevan a cabo un boicot electoral porque el Estado israelí los trata como ciudadanos de segunda clase.

Los líderes de la Lista Conjunta creen que la mejor forma de luchar contra la discriminación es tener fuerza en la Kneset. «Si la Unión Sionista y el Likud crean un gobierno de unidad, nos convertiríamos en líderes de la oposición», señala Tuma.

UNA ALIANZA «HISTÓRICA» / Para la líder de Balad Hanin Zoabi la alianza árabe es «histórica». Nunca se habían presentado en coalición y entre ellas hay diferencias ideológicas, pero han acordado un «programa que recoge las preocupaciones de todos los árabes», el 20,7% de la población (1,7 millones). El 80% de las veces votan igual en la Kneset. «La mitad de los pobres de Israel son árabes y la mitad de los árabes de Israel son pobres», afirman desde Hadash. Zoabi destaca que «solo el 2,7% de las áreas industriales están en zonas árabes y el paro en la comunidad árabe es muy  superior».

Zoabi recuerda que hay «50 leyes» en Israel que discriminan a los palestinos, «Israel es una democracia para los judíos y un Estado racista para los palestinos». Reclama «derecho a tener nacionalidad palestina y ciudadanía israelí». «Somos parte del pueblo palestino», dice. No obstante, los líderes de la Lista Conjunta, cuyo eslogan es La Voluntad del Pueblo, se esfuerzan en recalcar que no son una candidatura árabe, en su lista hay tres judíos y tienen militantes judíos y campaña en hebreo.

«Defendemos nuestra lucha con valores universales democracia, igualdad, libertad y justicia», destaca Zoabi. «Queremos fundar el campo democrático en Israel, reforzar nuestros lazos con la comunidad judía. No habrá paz ni justicia social en Israel si los árabes y los demócratas no luchamos por ella juntos», dice el líder de la Lista Conjunta, Ayman Odeh.

La alianza árabe descarta integrar una coalición de Gobierno y tiene también como prioridad la creación de un Estado palestino.