Crisis en Ucrania

La plaza Maidán se cubre de sangre

Kiev vive su día más aciago con decenas de muertos en los violentos enfrentamientos

Algunos activistas son alcanzados por las llamas en las barricadas.

Algunos activistas son alcanzados por las llamas en las barricadas.

LEV GANIN
MOSCÚ

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Un baño de sangre y descontrol total. La capital de Ucrania, Kiev, se convirtió ayer en el escenario de combates callejeros entre los partidarios radicales de la oposición al presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, y los policías antidisturbios. En los últimos tres días han muerto en las refriegas al menos 75 personas y otras 400 tuvieron que ser hospitalizadas.

De poco sirvió la tregua anunciada la pasada madrugada por Yanukóvich tras su reunión con los tres líderes de la oposición parlamentaria - Arseni Yatseniuk, de Batkivschina; Vitali Klichko, de UDAR; y Oleg Tiagnibok, del partido nacionalista Svoboda. Los radicales del movimiento Sector de Derecha que se hicieron con el control de las calles en Kiev y otras ciudades ucranianas enseguida anunciaron que no respetarían ningún alto el fuego.

La fallida tregua entre Yanukóvich y los líderes de las tres formaciones de la oposición puso de manifiesto hasta qué punto los políticos han perdido el control de la situación. Pocos son quienes se acuerdan ahora de que las protestas comenzaron hace tres meses pacíficamente contra la negativa de Yanukóvich de firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE).

El blanco principal de los disturbios masivos en Kiev es ahora el presidente. «Yanukóvich debe irse», exige el ala más radical de las protestas que ya no se conforma ni con las promesas del poder de convocar elecciones anticipadas presidenciales y legislativas en el 2014. Pero, al parecer, los propios líderes de los tres partidos de la oposición no están preparados para asumir la responsabilidad de la resolución de la crisis política en un país dividido en dos partes iguales entre los partidarios de la vía europea y los que quieren reforzar los vínculos con Rusia.

FRANCOTIRADORES / Fracasada la tregua, llegó la hora de los francotiradores, que se instalaron en muchos edificios abandonados en el centro de Kiev. Uno de ellos, que abrió fuego desde el Conservatorio, que da a la plaza de la Independencia (el Maidán, foco de las protestas) hirió ayer a 23 policías, según el Ministerio del Interior ucraniano.

Por su parte, la oposición informó de decenas de muertos por bala entre sus activistas. La policía negó repetidamente que los agentes usaran armas de fuego pero, ante a la propagación de las protestas violentas a otras regiones, finalmente reconoció que las fuerzas del orden sí tienen instrucciones de disparar contra los participantes en los disturbios «para defender sus vidas y las de los ciudadanos, así como para impedir el saqueo de los arsenales».

Según un comunicado del Departamento del Interior, los manifestantes opositores ucranianos retuvieron ayer a 67 agentes, de quienes «se desconoce su estado de salud y su suerte». Y advirtió de que, «para la liberación de sus colegas, las fuerzas de seguridad tienen derecho a emplear todos los medios que les permite la ley, incluidas las armas».

PÁNICO / Los francotiradores no identificados sembraron el pánico entre los ciudadanos que prácticamente huyeron del centro de la ciudad entregando al saqueo muchas oficinas, comercios y apartamentos. Sus balas incluso alcanzaron algunas habitaciones del hotel Ucrania, que se encuentra a unos 300 metros del Maidán y donde se alojan muchos de los periodistas extranjeros desplazados a Kiev. Dos cámaras del canal de televisión ruso RT informaron de que varios disparos les sorprendieron cuando estaban filmando desde las ventanas de sus habitaciones.

Bajo el incesante fuego, unas 120 ambulancias, concentradas en las cercanías del Maidán por las autoridades sanitarias de Kiev, intentaban abrirse paso entre las barricadas, montones de basura y cadáveres abandonados a cielo abierto.

Los disturbios masivos que comenzaron en Kiev el pasado martes causaron ayer enormes colas en los comercios. La gente compraba productos alimenticios básicos en cantidades inhabituales. También hubo colas en los bancos y cajeros automáticos. Decenas de sucursales enviaron a sus empleados a casa por tiempo indefinido. El metro de Kiev estuvo ayer paralizado por tercer día consecutivo a causa de la amenaza de ataques terroristas, según la versión oficial. Algunos tramos se pusieron en funcionamiento por la tarde, pero todas las estaciones céntricas permanecían cerradas a cal y canto, por orden del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, servicios especiales).

Al parecer, el Kremlin ha decidido intervenir en las negociaciones entre Yanukóvich y la oposición. El presidente ruso, Vladímir Putin, envió ayer a Kiev al Defensor del Pueblo, Vladímir Lukín, para mediar entre las autoridades y la oposición con el objetivo de poner fin al derramamiento de sangre.

Según el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, Yanukóvich se lo pidió a Putin durante una conversación telefónica, «Putin decidió enviar al Defensor de Derechos Humanos, Vladímir Lukín», que fue nombrado por la Duma o cámara de diputados ruso, precisó Peskov. «Tiene una larga experiencia en el servicio diplomático y es una reconocida autoridad entre los activistas de derechos humanos», destacó.