La gran coalición alemana, a punto

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Cinco semanas de intensas negociaciones han alumbrado el acuerdo para formar un Gobierno de gran coalición entre los dos principales partidos alemanes. Cristianodemócratas y socialdemócratas han mantenido sus objetivos. No habrá subida de impuestos como querían los primeros, y los segundos han conseguido la implantación del salario mínimo a escala nacional. Habrá mejoras sociales y asistenciales, así como una firme voluntad de no incrementar la deuda. Ambas partes han cedido, como corresponde a una negociación de este tipo, pero pese al título algo grandilocuente del documento, Organizar el futuro de Alemania, la visión se antoja excesivamente  corta. Hay poca ambición. La austeridad sigue siendo el bien superior al que los alemanes fían la recuperación, mientras que se echan en falta medidas destinadas a impulsar la economía. Quienes en la UE esperaban que el acuerdo para la grosse koalition comprendiera estímulos económicos que promovieran el crecimiento europeo se han visto defraudados.

Con la mayoría del 80% en el Bundestag que da el pacto, la estabilidad del nuevo Gobierno de Angela Merkel está más que asegurada. Salvo una sorpresa final, porque el SPD debe someter ahora el acuerdo a votación de su casi medio millón de militantes, muy escaldados por el brutal  desgaste que sufrió su partido en la anterior coalición (2005-2009) y que podrían tener la tentación de no estar dispuestos a renovar la experiencia.