Maduro se radicaliza

Nicolás Maduro en un acto político televisado en Caracas, el miércoles de la semana pasada

Nicolás Maduro en un acto político televisado en Caracas, el miércoles de la semana pasada

ÁNGEL BERMÚDEZ / Caracas

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«Parásitos de Venezuela, prepárense porque lo que viene es revolución». Con esta amenaza, Nicolás Maduro ha prometido iniciar una nueva etapa del proyecto socialista iniciado por su mentor político, el fallecido Hugo Chávez. A seis meses de haber jurado como presidente, ha anunciado que combatirá la corrupción y acabará con la que denomina «guerra económica», causantes según él de problemas como la escasez de productos, una inflación del 49% y fallos cotidianos en los servicios públicos.

«He pedido poderes especiales para ir con mano de hierro contra la corrupción; para ir a fondo en el nuevo modelo económico y aprovechar esta oportunidad que nos da la guerra económica que ha desatado la burguesía parasitaria contra el país, para dar un revolcón económico a todos los vicios y todo lo mal hecho». Así justificó el mandatario su solicitud ante la Asamblea Nacional de facultades extraordinarias para legislar por decreto durante un año.

«No hay corrupción sin manejo de fondos públicos. Eso lo que puede esconder es una persecución contra adversarios políticos dentro y fuera del oficialismo», advierte Carmen Beatriz Fernández, directora de la empresa de consultoría política Dataestrategia.

José Antonio Gil Yépez, director de la encuestadora Datanálisis, afirma que la lucha contra la corrupción le servirá al Gobierno como una cortina de humo, pero que los poderes extraordinarios pueden resultarle contraproducentes . «La  solicitud de una Ley Habilitante es fruto de esa ideología de concentración del poder, pero ocurre en un momento en el que el Gobierno tiene que encontrar soluciones económicas muy contundentes que generarán mucho descontento. Entonces, los ciudadanos culparán al actor más visible y, con la Habilitante, es el presidente de la República», apunta.

La alianza de oenegés Monitor Legislativo recuerda que la Constitución prevé la Habilitante para casos de emergencia nacional como desastres naturales. «Aducir la lucha contra la corrupción o el combate a la guerra económica para justificar una Habilitante no son más que excusas para incrementar el poder y discrecionalidad del presidente», apunta.

CRIMINALIZACIÓN / Desde la oposición se teme que los poderes especiales -que incluyen la posibilidad de legislar en materia penal- sean utilizados como arma de persecución política. «Lo que se busca es la criminalización absoluta», señaló la diputada María Corina Machado.

En los últimos seis meses se inició el proceso para retirar la inmunidad parlamentaria a tres diputados acusados por el oficialismo de corrupción. La oposición sostiene que se trata de una maniobra del chavismo para lograr la mayoría calificada de 99 votos que requiere para aprobar la Ley Habilitante.

Más allá del discurso, Maduro está aumentando la presión sobre la prensa, a la que acusa de querer desestabilizar el Gobierno al publicar informaciones sobre los problemas de escasez y el mal funcionamiento de los servicios públicos. Hace una semana, el mandatario ordenó a la Fiscalía abrir una investigación contra del diario 2001 por una noticia sobre las fallos en el abastecimiento de gasolina. El procedimiento judicial se puso en marcha ese mismo día.

El Ejecutivo también aprobó la creación del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesppa), facultado para aplicar la censura, pues podrá declarar de carácter reservado o clasificado cualquier información que considere estratégica para preservar la seguridad nacional. De acuerdo con Provea, una oenegé de defensa de los derechos humanos, el Cesppa demuestra los «crecientes rasgos autoritarios» del régimen.

«Es un organismo de control de la libertad de expresión», apunta José Antonio Gil Yépez, para quien la situación no está clara. «No puedo decir que Maduro se radicalizó y que todo el Gobierno está de acuerdo en ir a un asalto final en cuanto a la concentración del poder político y de la empresa privada».

Según Fernández, se está llegando a un estado muy crítico en lo económico y muy peligroso en lo social, a punto de una implosión. «En el oficialismo hay mucho miedo. La actitud de Maduro es propia de una fiera malherida. Todas las encuestas señalan que están perdiendo partidarios,  estando a seis semanas de las municipales. Puede haber quienes piensen que lo mejor es huir hacia adelante. Puede ocurrir cualquier cosa. No estoy en condiciones de saber si se trata de bravuconadas. Lo que está claro es que hay muchos nervios en el oficialismo», concluye.