El rey Giorgio

El presidente de la República, Giorgio Napolitano, no se jubila. Excomunista de dilatada carrera, se ve forzado a salir al rescate del país.

Giorgio Napolitano.

Giorgio Napolitano.

ROSSEND DOMÈNECH / Roma

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Giorgio Napolitano, a punto de cumplir 88 años, esperaba poder dedicarse finalmente a sus nietos. Había pronunciado su último discurso público, transcurrido el último fin de semana como jefe de Estado y realizado el último viaje oficial al extranjero. Sin embargo, deberá, como«extremo sacrificio», seguir al frente de la presidencia de Italia, aunque ha exigido«una responsabilidad compartida y colectiva». No será fácil. Italia derrumbó la monarquía de los Saboya en 1946, pero el país sigue aspirando a un punto de referencia nacional.

«Le admiro», ha dicho Barack Obama, que en Napolitano descubrió a un sabio. Silvio Berlusconi rió su reelección, satisfecho porque Napolitano le prolonga automáticamente la vida política. Lloró el progresista Pierluigi Bersani, porque aunque la inédita prórroga salva el sistema frente a los bárbaros indignados, constituye un fracaso de todos sus intentos: acabar con Berlusconi y demostrar que los excomunistas ya no se comen a los niños, como se decía cuando Napolitano empezó su carrera y Stalin amenazaba con apagar la sed de sus caballos en los surtidores del Vaticano.

Mientras los comunistas seguían la moda de estudiar ruso y los jerarcas del partido veraneaban en las playas soviéticas del mar Negro, el joven Giorgio aprendió inglés. Ha sido diputado, presidente del Congreso y ministro de Interior. De joven dirigía representaciones teatrales y escribe sonetos, su pasión secreta. En 1956 defendió la ocupación soviética de Hungría, que después rechazó.

Su esposa, Clio, dice que es«detallista, metódico y desordenado en casa». Tiene dos hijos y dos nietos. El viaje de novios lo hizo en autocares de línea, hasta el espléndido pueblo de San Gimignano. Se casó por lo civil y contrarió a su suegra al negar el bautismo a los hijos, aunque dice sentir«un gran respeto y atención por los creyentes».

EEUU llegó a denegar el visado a Napolitano por ser comunista, pero sus 13 principales libros están hoy en las universidades de ese país. Popular entre los italianos, es uno de los últimos políticos del continente que espera sinceramente una unión de Europa y no solo un mercado común.