La carrera hacia la Casa Blanca

El escudero infatigable

El vicepresidente de EEUU es una pieza clave para Obama pese a sus deslices

Biden charla con Michelle Obama, el miércoles.

Biden charla con Michelle Obama, el miércoles.

RICARDO MIR DE FRANCIA
CHARLOTTE

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Solo un par de semanas antes de las pasadas elecciones, Joe Biden, por entonces el candidato de Barack Obama a la vicepresidencia, dijo en un mitin en Seattle que el mundo se disponía a poner a prueba al futuro presidente en menos de seis meses.«Vamos a tener una crisis internacional, una crisis intencionada, un test para probar la entereza de este tipo».La frase era la típica barrabasada de Biden, un político que tiende a hablar antes de pensar, un político de alto riesgo. El escudero había vuelto a meter la pata y Obama no pudo reprimir su frustración.«¿Cuántas veces va a decir Biden algo estúpido?»,dijo el candidato.

Joe Biden es Joe Biden y punto. Obama lo escogió por impagable conocimiento de las reglas y códigos del Congreso, donde sirvió 36 años como senador, por su experiencia en política exterior y por el magnetismo que tiene entre la clase obrera blanca, el grupo de población menos afecto al presidente. Pero sabía también que tendría que lidiar con un buen número de crisis pasajeras creadas por los deslices de Biden.«Quiero que me ayudes a gobernar»,le dijo al ofrecerle el cargo. Biden aceptó pero dejándole bien claro que no pensaba ponerse«ningún sombrero ridículo»ni«cambiar».

Obama cumplió y contra el pronóstico de la mayoría de analistas, Biden ha sobrevivido toda la legislatura y anoche se disponía aceptar la nominación para seguir en el cargo otros cuatro años más. Y eso que no es exactamente el más venerado de los compañeros de viaje de Obama. Por cada ciudadano que lo describe como«bueno»y«honesto»,hay uno y medio que lo califica de«idiota o bufón».Y la fría relación que mantuvo inicialmente con su jefe se ha ido diluyendo. Su consejo y su mediación han sido decisivos en asuntos como el programa de estímulo económico o las retiradas de Irak y Afganistán, esta última a expensas de completarse en el 2014.«Nos hemos convertido en verdaderos amigos. Como él dice, soy su hermano mayor»,dijo Biden recientemente.Si algo aprecia de él Obama es su lealtad infatigable. El viejo Biden, que cumplirá 70 años en noviembre, ha vuelto a demostrar que se equivocan aquellos que tantas veces le han dado por muerto. Como cuando perdió a su mujer y su hija de un año en un accidente en los 70.

El solo, primero, y más tarde con su segunda mujer, ha sacado adelante una familia de cinco hijos y sigue siendo la llave de Obama para acercarse al proletariado blanco, que según las encuestas, prefiere a Romney por 12 puntos de ventaja. Su discurso de anoche debía apelar a ellos, además de cumplir con lo que se espera de un vicepresidente, martillear sin piedad al rival republicano.«Simplemente contaré la historia de mi colega y cómo ha gobernado»,explicó hace unos días.«Colega», «tío», «tipo»son viniendo de Joe Biden una deferencia. Y Obama lo sabe.