La carrera hacia la Casa Blanca

Obama espolea la campaña con su apoyo a los matrimonios gais

Tres dirigentes de asociaciones de defensa de los matrimonios del mismo sexo celebran la declaración de Obama, ayer en San Francisco.

Tres dirigentes de asociaciones de defensa de los matrimonios del mismo sexo celebran la declaración de Obama, ayer en San Francisco.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Dos años antes de convertirse en presidente, Barack Obama dejó entrever en La audacia de la esperanza su conflicto interno respecto al matrimonio entre gais. «Es mi obligación, como funcionario electo en una sociedad pluralista y como cristiano, permanecer abierto a la posibilidad de que mi oposición al matrimonio homosexual esté equivocada», escribió. «Y puede que en los próximos años se me vea como alguien que quedó en el lado equivocado de la historia». Esas dudas nunca se fueron hasta el miércoles, que hizo aparentemente las paces con su conciencia, convirtiéndose en el primer presidente de EEUU en abrazar el matrimonio gay.

Sus palabras no tienen efectos prácticos, pero sí un enorme valor simbólico, al sentar las bases para normalizar la igualdad de derechos de los gais, lesbianas y transexuales ante la ley, un paso que algunos han comparado con aquel otro momento histórico en que Lyndon Johnson apadrinó al movimiento de los derechos civiles para acabar con la segregación racial de los negros.

La apuesta de Obama a solo siete meses de las elecciones no está exenta de riesgos políticos. Si bien debería ayudarle a levantar los ánimos de las alicaídas bases progresistas -recaudó un millón de dólares en 90 minutos tras su declaración-, el tema está llamado a inflamar a la derecha conservadora y a convertir, muy posiblemente, los derechos de los homosexuales en una de las variables de una campaña llamada en teoría a girar sobre la economía.

DIVISIÓN / El país está profundamente dividido al respecto, aunque la tendencia de los últimos años es inequívoca. Crece el apoyo a los matrimonios del mismo sexo, especialmente entre los jóvenes. Según la última encuesta de Gallup, un 50% de los estadounidenses los apoyan frente a un 48% que se oponen. Los números son más favorables entre los independientes, la clave electoral en un país fracturado en trincheras ideológicas. Un 58% los bendice, frente al 38% que se opone.

Ni siquiera los republicanos parecen tener claro que puedan sacar réditos políticos de un tema tan explosivo. Su candidato a la presidencia, Mitt Romney, reiteró ayer su oposición a las uniones civiles y los matrimonios gais, pero lo hizo con indisimulada cautela, admitiendo que es un tema «candente y muy sensible».

El giro de Obama, influenciado por las conversaciones con su familia y amigos y partidario únicamente hasta ahora de las uniones civiles, se ha precipitado por las voces de su Administración. Especialmente la del vicepresidente, Joe Biden, quien dijo el domingo estar «absolutamente cómodo» con el matrimonio homosexual. Pero no viene más que a refrendar las políticas de su Gobierno, el más progay de la historia.

DERECHOS HUMANOS / Obama acabó con el «no pregunte, no digas» que impedía a los homosexuales declarados servir en el Ejército. Expandió los beneficios sociales para las parejas del mismo sexo que trabajan para la diplomacia de EEUU o el Ejecutivo. Y ha logrado que el Departamento de Justicia deje de respaldar en los tribunales la Ley de Defensa del Matrimonio. Esta ley solo reconoce los enlaces entre un hombre y una mujer, que fue aprobada durante la presidencia de Bill Clinton, quien años después se arrepintió de haberla firmado.

Pero quizás el paso más radical ha sido el compromiso para defender activamente a los homosexuales y los transexuales alrededor del mundo, ofreciendo asilo político a aquellos que son perseguidos por su orientación sexual y convirtiendo esta cruzada en uno de los pilares de la política exterior estadounidense.

La frase de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a finales del 2011 en Ginebra (Suiza), quedará enmarcada en la historia de este apéndice del movimiento por los derechos civiles. «Los derechos de los gais son derechos humanos y los derechos humanos son derechos de los gais», sentenció.

A estas alturas nadie se atreve a predecir el impacto político que tendrá la decisión de Obama, anunciada un día después de que Carolina del Norte votara una moción para sumarse a la treintena de estados que han prohibido los matrimonios homosexuales. Solo seis estados, además del Distrito de Columbia, los han legalizado. Otros dos lo harán antes del 2013, mientras cinco estados más reconocen las uniones civiles.

Es conocida la oposición de los afroamericanos y latinos al matrimonio gay, dos comunidades muy conservadoras socialmente y mayoritariamente demócratas. Pero cuesta pensar que los negros, por ejemplo, puedan castigarle seriamente, teniendo en cuenta que el 96% de sus votantes apoyaron a Obama en el 2008.